Eproctofilia: síntomas, causas y tratamiento
En el repertorio de sensaciones que nos provocan las ventosidades están asco, vergüenza y, reconozcámoslo también, un poco de humor.
Pero hay personas que las flatulencias les provoca una gran excitación, tanto que es algo indispensable en su vida sexual. Necesitan que su pareja se los eche en la cara o, por el contrario, ser ellas quienes se lo tiran a otra persona.
Puede que sea el olor, el sonido o la sensación de que algo que ha estado dentro de alguien lo que les excita, todas ellos gustos pertenecientes a la parafilia por los pedos, la eproctofilia, y a continuación vamos a profundizar en ella.
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¿Qué es la eproctofilia?
La eproctofilia es un tipo de parafilia en la que la excitación sexual se da en presencia de gases. En otras palabras, la persona con esta particular parafilia solo siente placer sexual cuando alguien, ya sea él o su pareja sexual, se tira pedos.
Normalmente se da en varones heterosexuales, atraídos por las flatulencias de las mujeres con las que se acuestan, aunque existen todo tipo de testimonios de eproctofílicos homosexuales interesados en los pedos de otros hombres. Incluso hay casos curiosos de hombres que dicen ser heterosexuales pero que sienten verdadera excitación cuando otro hombre produzca una ventosidad.
Existe cierto debate sobre cómo clasificar esta parafilia. En algunos círculos se considera como una forma suave de coprofilia, la atracción sexual por los excrementos humanos. No obstante, muchas personas con excitación por los pedos aseguran que no sienten ningún interés por las heces humanas e, incluso, les pueden quitar por completo la excitación sexual. Sea como sea, al igual que con todas las parafilias, la eproctofilia solo se debería considerar patológica cuando hace que los pedos sean la única forma que tiene la persona de disfrutar de las relaciones sexuales.
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Síntomas
El principal rasgo de las parafilias es la asociación que hace la persona del placer sexual con el objeto o situación de su obsesión. En este caso, la persona eproctofílica muestra como síntoma principal excitarse cuando se encuentra en una situación en la que hay flatulencias por en medio, ya sea que alguien le eche pedos encima, que él o ella sea quien se los tira a su pareja sexual o ambas.
No debemos confundir a una persona que muestra un simple interés por las flatulencias humanas, aunque sea un gusto extravagante, por quien sí presentaría eproctofilia. Si bien no hay unos criterios sobre cómo diagnosticar esta condición, lo que sí se puede decir es que se podría considerar a una persona eproctofílica como aquella cuya asociación entre el placer y los gases es tan grande que interfiere en su vida sexual. Esta situación puede llegar a ser extrema, tanto que el afectado es incapaz de disfrutar en absoluto del sexo a no ser que esté expuesto a los gases de su pareja.
De hecho, es ese el indicador más importante de cualquier tipo de filia, es decir, que solo se sienta excitación sexual por una sola práctica o situación. Como consecuencia de ello se pueden dar todo tipo de problemas personales y relacionales, debido a que se es incapaz de disfrutar de una relación sexual convencional y, por regla general, son pocas las potenciales parejas sexuales que puedan manifestar el mismo interés por las flatulencias.
Prácticas específicas de la eproctofilia
La forma en que se da esta parafilia puede ser muy variable de persona en persona, aunque siempre con la presencia de flatulencias como trasfondo. Por ejemplo, hay eproctofílicos que dicen que sienten excitación cuando ven a una mujer atractiva soltarse flatulencias, debido a que se trata de una ruptura de las normas sociales.
Hay casos también que dicen que oler la flatulencia de otra persona lo ven sexualmente excitante porque consideran que es una especie de muestra de afecto y confianza. Quienes argumentan esto dicen que, de normal, no se conoce cómo huelen los pedos de otras personas y, cuando los liberan a posta, lo interpretan como si se estuvieran abriendo hacia ellos. También lo ven como un gesto de relajación social, una forma de romper el hielo cuando se conoce a alguien cuya presencia es intimidante.
Hay casos extremos en los que la persona con eproctofilia es incapaz de excitarse si su pareja sexual no se tira un pedo, o también si esa misma pareja no se muestra partidaria de recibirlo. Como en el caso de muchas otras parafilias, la obsesión del afectado tiende a centrarse en situaciones cada vez más específicas, hasta el punto de que es verdaderamente difícil y complicado que llegue a la excitación. En el caso de la eproctofilia, puede llegar el momento en que no solo el paciente necesite que su pareja se tire un pedo, sino que además solo sentirá excitación si ese pedo hace un sonido y olor particulares.
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Causas de esta parafilia
La eproctofilia es una parafilia poco estudiada. Esto no es debido a que haya pocos eproctofílicos, sino más bien a que son pocos quienes se atreven a reconocer que sienten excitación por oler gases ajenos o lanzárselos a otra persona. No es un comportamiento que se pueda considerar socialmente bien aceptado y, por ese motivo, la investigación científica para averiguar cuáles son las causas detrás de esta particular atracción sexual es más bien escasa. No obstante, se han planteado varias posibles causas que expliquen el por qué de la aparición de la eproctofilia.
Veamos algunas de las teorías que tratan de explicar por qué se da la eproctofilia.
1. Conductismo: condicionamiento clásico y operante
Algunos conceptos provenientes del conductismo se han usado para tratar de explicar el origen de ciertas parafilias, entre ellas la eproctofilia. Esta rama de la psicología sostiene que todos nuestros hábitos se forman mediante un aprendizaje, asociando el dolor y el placer con unas prácticas concretas. Esta asociación puede darse de dos formas:
- Condicionamiento clásico: cuando la situación asociada se da al mismo tiempo que algún tipo de placer.
- Condicionamiento operante: cuando tras llevar a cabo una conducta concreta recibimos algún tipo de recompensa o refuerzo.
Relacionándolo con la eproctofilia, la explicación sería que la persona asocia el placer sexual a los gases de su pareja sexual tras haber pasado que él o ella se le ha escapado pedos en varias ocasiones cuando han tenido sexo. De haberse dado tantas veces, llegaría el punto en que la persona no podría sentir excitación sexual sin que hubieran pedos durante el coito.
2. Psicoanálisis: traumas infantiles
El psicoanálisis tiene su propia explicación para el origen de las parafilias. En este caso, se cree que las parafilias surgen como consecuencia de traumas ocurridos durante la infancia que permanecen grabados en el subconsciente. Estos traumas infantiles serían el resultado casi siempre de abusos sexuales o muertes de seres queridos importantes, sobre todo padres y cuidadores, que fueron muy mal llevadas o no se gestionaron de la forma apropiada.
De acuerdo a los psicoanalistas, serían estas situaciones altamente perturbadoras las que alterarían profundamente la forma en la que el niño y, posteriormente, adolescente, descubre su placer sexual. Como resultado de ello al ir creciendo empezaría a mostrar todo tipo de conductas y actitudes anómalas con el sexo que se podrían diagnosticar como parafilias. Cabe decir, no obstante, que pese a que posee cierto sentido esta explicación y tiene bastantes seguidores, no hay demasiada evidencia que le dé respaldo.
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3. Neurobiología: neurotransmisores
Cada vez más son los científicos que se han interesado por estudiar el papel del cerebro y los neurotransmisores en la excitación sexual. Hay sustancias, como la testosterona y la dopamina, que desempeñan un papel muy importante a la hora de determinar aquello que nos excita.
Algunos teóricos han hipotetizado que, cuando una persona presenta adicción a la pornografía o al sexo, puede acabar desarrollando toleracia a la dopamina, un neurotransmisor muy importante a la hora de regular la excitación sexual. Cuanta mayor sea la tolerancia, más dificultades presentará la persona para sentir excitación y requerirá estar expuesta a situaciones cada vez más extremas u objetos y personas hipersexualizadas.
Extrapolado a las personas con eproctofilia, lo que sucedería es que en un principio su cerebro se inundaría con dopamina y testosterona al oír u oler una flatulencia. Poco a poco, se irían volviendo más dependientes de los pedos, sintiendo el chute de dopamina únicamente cuando alguien libera gases o lo hacen ellos mismos. A medida que fuera pasando el tiempo, iría presentando tolerancia por esa misma condición, requiriendo que los pedos fueran lanzados de forma muy específica o que olieran de una determinada manera para poder sentir excitación sexual.
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Tratamiento
Las parafilias son patrones de comportamiento sexual, no necesariamente trastornos mentales, por lo que su tratamiento dependerá de cómo de graves sean o cómo interfieran en la vida del afectado. En general, el tratamiento de las parafilias más graves no es sencillo y requiere que se tome una visión multidisciplinar, pero entendiendo que pueden haber varios orígenes detrás de la aparición de la conducta sexual anómala.
Al tratarse de una problemática relacionada con el sexo, es indispensable que la persona con eproctofilia acuda a un sexólogo para poder aprender nuevas prácticas sexuales menos particulares y más sanas. Este profesional trabajará con el paciente su flexibilidad sexual, en el sentido de que podrá ser más abierto con respecto a las prácticas que le producen placer y así no depender tanto de que se dé una situación específica para sentir excitación sexual.
En caso de que la hubiere, sería necesario tratar la adicción al porno o al sexo y, así, ir reduciendo progresivamente la tolerancia a la dopamina. De esta forma el paciente, de forma totalmente natural, irá siendo más sensible a los estímulos sexuales más cotidianos, lo cual mejorará notoriamente su vida sexual en pareja o con encuentros casuales.