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Cómo ser buen cuidador cuidándose a uno mismo


Casi todos conocemos o hemos vivido las situaciones que día a día se les presentan a los cuidadores de personas dependientes.

Parece que estas personas viven para el bienestar de quienes cuidan y ellas mismas pasan a un segundo plano. Este hecho va dañando poco a poco a los cuidadores, en ocasiones hasta llegar a enfermar ellos mismos.

Siempre que tengo a papás o cuidadores delante les pongo el mismo ejemplo. Cuando subes al avión el azafato o la azafata que te instruye en las medidas de seguridad dice algo así como: si va con niños, por favor, póngase usted primero la mascarilla de oxígeno y luego coloque al niño al suya. Y es que esta es la idea fundamental, el mantra casi, que debe imperar en estas situaciones; si no nos cuidamos a nosotros mismos no podremos cuidar de los demás.

¿Qué hacer para cuidarse siendo cuidador?

Cuidar de una persona dependiente exige que se dedique tiempo, atención, esfuerzo, paciencia, amor, capacidad de gestión emocional, muchísima energía, etc. Por la intensidad de estas situaciones, una de las características que suele darse es que los cuidadores olvidan todos los demás roles que tienen y se centran única y exclusivamente en este papel. Su vida es cuidar y todo lo demás son añadidos a esta actividad.

Esta condición, a veces, está bien vista por la sociedad e incluso le acompañan comentarios del tipo "qué buena persona eres", "esto se te recompensará", "es lo que tiene que hacer un/una hijo/hija"… Pero la realidad es que el hecho de olvidar los otros papeles que cumplimos en la vida nos daña más que nos ayuda, ya que, nos guste o no, hay funciones que no podemos excluir y que también se deben cumplir para que todo funcione y podamos mantener un equilibrio en nuestra vida.

1. En el contexto familiar y de pareja...

El hecho de centrarse en otro y dedicarle atención en primer lugar siempre, tiene repercusiones en el contexto familiar, social, laboral y personal. Como se ha mencionado antes, suele ocurrir que se olviden otros roles que tenemos (hijo/a, pareja, madre o padre, etc). Lógicamente, cada situación de cuidado es diferente y cada sistema familiar también.

Es importante recordar desde qué papel nos estamos comunicando con los demás; si tenemos pareja tenemos que comunicarnos con ella desde esa posición (no desde la de cuidador) y se debe intentar dejar un espacio para la relación. Limitar el rol a aquellas situaciones que lo exijan y dejar salir y crecer otros roles que también tenemos nos va a ayudar a disfrutar de otras partes de nuestra vida acotando la carga emocional y aumentando la sensación de control.

2. En la relación con los amigos...

La red de contactos sociales suele verse perjudicada, ya que no se dispone prácticamente de tiempo para salir a tomar un café o hacer alguna actividad. Además, suele ocurrir también que la calidad de las relaciones disminuye porque la mayoría de información que estas personas pueden dar a nivel personal es escasa y relacionada, casi siempre, con el rol de cuidador.

Reservar tiempo para contactar con los amigos aunque sea vía online o telefónica, limitar la intensidad del discurso que se da acerca de la situación de cuidado, buscar espacios online en los que pueda relacionarme con otras personas o contratar a un cuidador externo uno o días a la semana en los que poder dedicar tiempo a la vida social, son algunas ideas para que esta red social no se desmorone.

3. En el contexto laboral...

El nivel laboral, suele verse también afectado, innumerables permisos, bajas, faltas de asistencia, horas por recuperar, etc. En ocasiones los cuidadores deben dejar su trabajo para cuidar de esta persona. El teletrabajo es una opción que abre muchas posibilidades a las personas que están en esta situación. No desconectar del trabajo, aunque se haya tenido que dejar, y seguir formándose y renovándose a nivel educativo va a ayudar a que se siga motivado y a abrir nuevas oportunidades laborales.

4. En la gestión de las emociones...

En el plano personal pueden aparecer sentimientos de frustración, ansiedad, culpa cuando se hace algo para uno mismo, tristeza por la situación, y en ocasiones, la rabia y el miedo también tienen cabida.

Dejar espacios en los que poder dedicar tiempo a prestarse atención a uno mismo, como meditar, leer, tomar una ducha tranquila, escuchar música... va a favorecer que esas sensaciones de agotamiento, ansiedad y frustración disminuyan.

Estas situaciones son complejas de manejar a nivel emocional y la mayoría de las veces es aconsejable proponer que acudan a terapia para que puedan sostener esta situación sin que les dañe en exceso.

5. En cuanto a las necesidades de salud física...

A nivel físico también suelen aparecer problemas relacionados con la higiene del sueño, la falta de actividad física, dolores musculares, de cabeza y el cansancio extremo.

Mantener hábitos de alimentación, sueño y ejercicio físico es la base para que estemos bien y mantengamos una actitud positiva y paciente.

Resumiendo

Así que recuerda que debes ponerte primero para poder cuidar bien, que esto no significa ser egoísta sino inteligente y empático con uno mismo y con la situación que se tiene.