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Pensamiento estratégico: qué es, características y cómo potenciarlo


En todos los ámbitos de la vida nos proponemos unas metas. Ya sea en el mundo de los negocios, en la escuela o en la vida misma deseamos alcanzar nuestros objetivos, pero no sabemos ni por dónde empezar ni cómo va a ser el camino.

Como todo en la vida se debe seguir una estrategia, una pauta que nos sirva para tener claro si estamos avanzando o no en la consecución de nuestros objetivos. Debemos tener un plan, pero ese plan no va a surgir por arte de magia, debe ser meditado.

El pensamiento estratégico es un enfoque, un estilo cognitivo si se prefiere llamarlo así, en el que se tiene en cuenta los recursos actuales para ver de qué forma nos sirven para acercarnos al objetivo que nos hemos propuesto. Veámoslo más a fondo.

¿Qué es el pensamiento estratégico?

El pensamiento estratégico es un enfoque, un estilo de ver y procesar las cosas cuando se trata de seguir adelante un proyecto o alcanzar una meta. Con él se plantea un fin, analizando los medios de los que se disponen para alcanzar una meta u objetivo propuesto para, después, disponerlos de tal forma que permitan en efecto alcanzar los fines planteados. Este tipo de pensamiento implica tratar de la mejor manera posible los recursos para conseguir el objetivo con el menor costo temporal, personal y material y, a su vez, obtener el máximo beneficio.

Este es un concepto que ha adquirido mucha importancia en el ámbito del marketing, aunque se puede aplicar en otros más allá del ámbito de los negocios y el laboral, como pueden ser el educativo, el militar o incluso la vida diaria y personal. Lo podemos usar en el aprendizaje de idiomas, para conseguir más amigos, conseguir un ascenso, entrar en una banda de música... es útil para prácticamente cualquier área que se nos pueda ocurrir porque es un enfoque que pone la mirada en el hoy, en la actualidad, pero con una perspectiva de futuro.

Como su nombre viene a indicar, este tipo de pensamiento involucra una estrategia con un plan de acción coordinado y enfocado hacia la consecución de una meta. Para pensar estratégicamente necesitamos dosis de realismo, una mínima capacidad de reflexión, de síntesis y por supuesto visión de conjunto para ver si aquello que estamos haciendo va bien o no, además de mantener una mentalidad flexible, capaz de reorganizar los medios cuando el objetivo cambia o surgen imprevistos. Estas capacidades no son adquiridas por arte de magia, sino que hay que desarrollarlas a través de la práctica.

Características de este tipo de pensamiento

Especificar exactamente qué es el pensamiento estratégico no es algo sencillo, puesto que no es algo que se pueda aprender de un manual o que haya unas pautas claras a seguir. No es algo teórico, sino algo que se tiene que aprender y que, con la práctica, se convierte en un hábito, un estilo de vida y forma de tratar las metas que uno se proponga. Lo que sí podemos comentar son sus características principales que se pueden definir en cuatro “saberes”:

1. Saber a dónde se quiere llegar

El pensamiento estratégico implica tener claro a dónde queremos llegar, esto es, tener un objetivo o propósito claramente definido. En caso de no tenerlo nuestra estrategia pierde por completo el sentido.

2. Saber en qué punto estamos

Es necesario saber en qué punto nos encontramos para saber si estamos progresando. Para ello debemos desarrollar la capacidad para definir cuál es la situación actual y cómo de lejos nos encontramos de la meta que nos hemos propuesto.

3. Saber definir el camino a seguir

Este se podría considerar el aspecto central del pensamiento estratégico que implica diseñar cómo llegar a eso que nos hemos propuesto.

4. Saber autoevaluar y corregir

Nadie sabe hacer las cosas perfectas a la primera, por esto es necesario ser un poco flexibles y saber qué cambios debemos incorporar en aquello que estamos haciendo para conseguir tener éxito. Si es necesario cambiar el rumbo que hemos tomado, es mejor hacerlo antes que obcecarse en seguir un camino que no nos lleva a ninguna parte.

Habilidades útiles para desarrollar pensamiento estratégico

El pensamiento estratégico, por su naturaleza y tal como lo hemos definido, puede implicar un amplio repertorio de habilidades tan extenso como se desee hacer. Puede requerir lógica, intuición, metacognición, alta motivación intrínseca, imaginación, capacidad analítica y sintética, argumentación, observación... en definitiva, un amplio abanico de acciones muy relacionadas con las funciones ejecutivas.

De hecho, y en relación con todas estas habilidades, podemos decir que el ajedrez es un buen juego para desarrollar pensamiento estratégico puesto que se ponen a prueba todas estas capacidades.

Pero sí que podemos decir que, agrupando estas habilidades en capacidades funcionales concretas, podemos destacar unas que permiten hacer del camino que nos lleva a la consecución de la meta un recorrido más corto y exitoso. Estas habilidades que permiten volverse habilidoso en la elaboración de estrategias podemos decir que son, principalmente, tres.

1. Renunciar a lo ineficaz

Como hemos mencionado antes, no se debe seguir haciendo algo que es bastante probable que no funcione. No se puede seguir con una estrategia que no está dando resultado teniendo la creencia de que en algún momento va a resultar útil.

Si no funciona, lo mejor es desecharlo, por mucho esfuerzo que hayamos puesto en ello. Hay que tener la mente abierta y estar dispuesto a cambiar de rumbo, aunque implique cierta incertidumbre, pero es mejor la incertidumbre que seguir con la certeza de que no va a funcionar.

2. Formulación de preguntas

En el pensamiento estratégico es fundamental saber formular las preguntas necesarias, siendo casi más importantes que las respuestas que se puedan obtener. Si se logra definir la pregunta, aquello que se quiere conseguir resolver con nuestro proyecto o intervención, se logra enfocar mucho el plan de acción y se incrementaN las posibilidades de éxito puesto que corremos menos el riesgo de desviarnos del camino.

3. Detección de los puntos clave

Es necesario aprender a identificar lo que es importante para nuestra estrategia y proyecto de aquello que puede ser aleatorio o una molestia o inconveniente. Se debe saber ver los factores decisivos, aquellos aspectos que puedan suponer una oportunidad para que nuestro proyecto prospere o avance como mínimo.

Competencias estratégicas según Liedtka

Jeanne Liedtka es una investigadora de la University of Virginia''s Darden Graduate School of Business quien ha estudiado el fenómeno del pensamiento estratégico. De acuerdo con ella, los atributos principales del pensamiento estratégico en la práctica se asemejan a competencias, de las cuales ella destaca cinco:

1. Perspectiva de sistemas

Se refiere a la capacidad de comprender las implicaciones de las acciones estratégicas. Un pensador estratégico tiene un modelo mental del sistema completo que quiere crear, desde el comienzo hasta el final, el papel que quiere desarrollar dentro de él y comprende las competencias que contiene.

2. Intento enfocado

Es el enfoque que permite a los individuos de dentro de una organización o un proyecto reunir y aprovechar su energía, enfocarse en lo importante, evitar las distracciones y concentrarse durante el tiempo necesario para conseguir el objetivo.

3. Pensar a tiempo

Implica ser capaz de tener en cuenta el pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo, aspectos que deberán influir en la toma de decisiones y acelerar procesos en caso de que se vuelvan urgentes. Se deben planificar los posibles escenarios futuros.

4. Pensamiento basado en hipótesis

En el pensamiento estratégico se combinan tanto el pensamiento creativo como el crítico, puesto que ambas formas de pensar y tomar decisiones influyen y modelan las estrategias que se vayan a tomar. Esta competencia es, básicamente, la incorporación del método científico en el diseño de estrategias.

5. Oportunismo inteligente

Con este término Liedtka se refiere a ser receptivo a las buenas oportunidades. A pesar de que la estrategia adquiere una forma ya desde el principio del proceso, no se deben ignorar los cambios que puedan haber o nuevos datos y recursos que hayan ido apareciendo, los cuales pueden mejorar mucho el proceso y que no sería inteligente descartarlos por el simple hecho de que no fueron tenidos en consideración al diseñarse la primera estrategia.

Referencias bibliográficas:

  • Liedtka, J. (1998). Linking Strategic Thinking with Strategic Planning. Strategy and Leadership, 26(4): pp. 30 - 35.
  • Schoemaker, P. (1995). Scenario Planning Archived 2011-12-15 at the Wayback Machine.: A Tool for Strategic Thinking. Sloan Management Review, 36(2): pp. 25 - 40.
  • Graetz, F. (2002). Strategic Thinking versus Strategic Planning: Towards Understanding the Complementarities. Management Decision, 40(5/6): pp. 456 - 462.