Delirios: qué son, tipos y diferencias con las alucinaciones
Es habitual que en alguna ocasión, y sobre todo bajo altos niveles de estrés, nos encontremos ante la firme creencia de que alguien nos está mirando, que alguién nos sigue o que alguien está hablando de nosotros aunque esto no sea verdad.
Sin embargo, cuando estas ideas inundan la mente de la persona y no se es capaz de ver la realidad podemos hablar de los conocidos delirios. A lo largo de este artículo profundizaremos acerca de la naturaleza de esta experiencia, así como en sus causas, tipos y diferencias con otras falsas creencias.
- Artículo relacionado: "Los 12 tipos de delirios más curiosos e impactantes"
¿Qué son los delirios?
Dentro del ámbito de la psicopatología se entiende por delirio una falsa creencia o idea que el paciente acepta con total convicción, a pesar de que las pruebas o evidencias exteriores demuestren todo lo contrario. Aunque todavía no se ha podido generar una descripción totalmente aceptada y satisfactoria de este concepto, la anterior descripción sería una de las más aproximadas.
A pesar de sus características patológicas, el delirio no es considerado una enfermedad o trastorno mental por sí mismo, sino que más bien sería un síntoma propio de una gran variedad de afecciones psicológicas tales como el trastorno bipolar, la esquizofrenia, la manía o la depresión psicótica.
Durante el transcurso del delirio el estado mental de la persona experimenta una gran cantidad de cambios. Estos hacen que el paciente viva sensaciones de confusión y alteraciones de la conducta.
Otras manifestaciones o problemas propios de los estados delirantes son:
- Cambios bruscos entre estados de lucidez e inconsciencia.
- Pérdida del contacto con la realidad.
- Alteración de la atención y la memoria.
- Vaivenes emocionales.
- Problemas en el control de la musculatura.
- Alteraciones del sueño.
Criterios diagnósticos
Aunque, tal y como se concreta en el punto anterior, los delirios no constituyen un trastorno clínico, sino que forman parte de un cuadro patológico más grande. Eso sí, deben cumplir con una serie de requisitos especiales y concretos con el fin de que puedan ser considerados como tal.
Algunos autores e investigadores han desarrollado una serie de constructos definitorios del delirio. Estas dimensiones o constructos se dan en forma de continuos que parten de lo que es considerado una creencia normal, hasta una patológica, y son clave para poder diferenciar el delirio de otro tipo de creencias o ideas erróneas. Estas características son las que veremos a continuación.
1. Creencias o idea fijas e inmodificables
El delirio debe mantenerse a lo largo del tiempo; siendo poco o nada posible que este pueda ser modificado o corregido independientemente de las evidencias que tenga en su contra.
2. Convicción intensa
Un delirio es una idea firmemente sostenida. Es decir, la persona cree ciegamente en una idea o suceso concreto.
3. Falta de apoyos culturales
Es necesario concretar que la idea que mantiene el paciente no puede ser compartida por otras personas o grupo cultural. Esto significa que para que la creencia se considere irracional no puede ser compartida o aceptada por el resto de sociedad de referencia.
4. Exceso de preocupación
A diferencia de otro tipo creencias falsas o irracionales, en los delirios la persona presenta una gran preocupación o rumiación de la idea delirante, la cual implica un importante desgaste psicológico puesto que el paciente piensa en ella de manera obsesiva.
5. Grado de verosimilitud
Este último criterio hace referencia al grado de probabilidad que existe de que la idea pueda ser real. Este grado de plausibilidad puede variar de un delirio a otro. Esto significa que aunque en algunos casos es fácil detectar la imposibilidad de la idea delirante, en otros pueden ser totalmente plausibles pero falsos.
¿Qué causas tienen?
Los delirios e ideas delirantes tienen como origen una serie de trastornos mentales y psicológicos que lo acompañan y le dan forma. Estas afecciones psicológicas son:
- Trastornos paranoides.
- Trastornos de personalidad paranoide, esquizoide y esquizotípica.
- Esquizofrenias.
- Trastornos afectivos como depresión psicótica y manía.
No obstante, también pueden formar parte de otras alteraciones de origen orgánico derivadas del consumo de drogas y alcohol en abuso, así como de procesos de desintoxicación y como reacción secundaria a ciertos fármacos.
- Artículo relacionado: "Delirium tremens: un grave síndrome de abstinencia al alcohol"
¿Qué tipos de delirios existen?
A pesar de la gran cantidad de delirios existentes, estos se pueden categorizar y clasificar según su contenido. A continuación veremos algunos de los más frecuentes y conocidos.
1. Delirio paranoide
En el caso de las ideas paranoides, la persona está convencida de que una persona o grupo quiere ocasionarle algún tipo de daño, bien sea físico, psicológico o social. Este delirio se puede concretar en idea de que otros quieren matarle o de que alguien está intentando volverle loco.
2. Delirio de persecución
Las personas que padecen delirio de persecución afirman firmemente que alguien les persigue, o incluso que existe una conspiración en contra de ellos. Esta persecución puede ser bien por la calle, directamente, o de manera más velada: los pacientes pueden pensar que están entrando en su casa, que abren su correo o que registran sus dispositivos móviles u ordenadores.
3. Delirio de grandeza
El contenido de este delirio se manifiesta mediante una excesiva auto-valoración de las habilidades y poderes del paciente; el cual se atribuye capacidades especiales así como una gran consideración de su propia identidad.
- Quizás te interese: "Megalomanía y delirios de grandeza: jugando a ser Dios"
4. Delirio de referencia
Tal y como su propio nombre indica, en el delirio de referencia el paciente cree que ciertos acontecimientos, frases o declaraciones de otras personas tienen que ver con su persona o tienen una significación especial que tiene que ver con él.
Es habitual que estos pacientes piensen que tanto medios de comunicación como otras personas les están mandando todo tipo de mensajes.
5. Delirio somático
En este último caso, el paciente muestra la convicción de que está enfermo o su cuerpo está enfermando. De la misma manera puede llegar a percibir una serie de falsos cambios o anormalidades en este. Estos son solamente una pequeña muestra de lo que en realidad es un largo listado de delirios e ideas delirantes.
6. Otros
Otros delirios también bastante conocidos son:
- Delirio de control.
- Delirio metacognitivo.
- Delirio de culpa o pecado.
- Delirio celotípico.
- Delirio de falsa identificación.
- Delirio erotomaníaco.
¿Qué diferencia hay entre un delirio y una alucinación?
El hecho de en en muchas ocasiones se presenten de manera conjunta y comparten ciertas características hace que los delirios y las alucinaciones sean frecuentemente confundidos. No obstante, una vez que sabemos en qué consisten los delirios es mucho más fácil poder diferenciarlos.
A diferencia de los delirios, las alucinaciones son un producto original de la mente de la persona. Es decir, realmente no existen ni en la realidad ni en el mundo externo de este. Además, así como el delirio consiste en una idea, las alucinaciones pueden ser experiencias auditivas, visuales, táctiles o incluso gustativas. Por lo tanto, la principal diferencia entre ambos conceptos es que la alucinación es un producto totalmente original e inventado por la mente de la persona, mientras que el delirio se trataría de una distorsión de un estímulo externo.
Por ejemplo, en un delirio la persona puede percibir un estímulo real como pueda ser la radio; sin embargo la mente de esta distorsiona el mensaje o lo interpreta como una especie de comunicado para él. Mientras que en la alucinación es estímulo auditivo sería completamente inventado por la mente, no pudiendo ser percibido por nadie más.
El delirio consistiría en una creencia o interpretación errónea de la realidad en base a un hecho, situación o estímulo real. No obstante, ambos conceptos tienen un punto en común. En este caso consiste en que los pacientes están plenamente convencidos de la realidad y veracidad de sus ideas o creencias.