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Margaret Mead: biografía de esta antropóloga e investigadora


Margaret Mead fue una de las pioneras de la antropología cultural y el feminismo norteamericano de la segunda mitad del siglo XX. Entre otras cosas estudió cómo las normas sociales sobre la sexualidad, la infancia y la adolescencia difieren entre distintas culturas; lo cual sirvió para cuestionar las perspectivas biologicistas que dominaban la comprensión sobre el desarrollo humano.

En este artículo veremos la biografía de Margaret Mead, algunas de sus contribuciones al pensamiento antropológico norteamericano, así como las obras con las que fue reconocida como una de las exponentes más representativas de las ciencias sociales contemporáneas.

Margaret Mead: biografía de una pionera en la antropología y el género

Margaret Mead (1901-1978) fue una antropóloga cultural que mantuvo una perspectiva de género importante en sus estudios, por lo que se considera también como una de las precursoras del movimiento feminista norteamericano.

Nació en Philadelphia, Pennsylvania y era la mayor de 4 hermanos. Aunque sus padres eran también científicos sociales, que habían inspirado mucho su carrera profesional, Mead definió como su influencia más decisiva a su abuela paterna, a quien reconocía como una mujer muy empoderada.

En el año de 1923, Margaret Mead se graduó del Colegio Barnard, que era una escuela para mujeres afiliada a la Universidad de Columbia. Había cursado la mayoría de sus materias en Psicología, carrera que le interesaba mucho y que le motivó a estudiar el desarrollo infantil.

Posteriormente se formó con Franz Boas, profesor de antropología de Columbia, y finalmente se convenció por estudiar y ejercer esta disciplina. Obtuvo el grado de doctorado en antropología en el año de 1929, por la Universidad de Columbia.

El mundo académico y la vida privada de Margaret Mead

Una de las convicciones de Margaret Mead era que las condiciones culturales son más determinantes que las características genéticas en el comportamiento humano; lo que rápidamente trasladó al análisis de los roles de género y al desarrollo humano.

A partir de esto comparó varias culturas que eran consideradas como “primitivas”, con la cultura norteamericana. Dadas las condiciones culturales del momento en el oeste estadounidense, su pensamiento resultó muy innovador, aunque al mismo tiempo obtuvo respuestas negativas.

En términos generales, Mead tenía una perspectiva muy liberal sobre la sexualidad, que fue visible no sólo en sus trabajos académicos, sino en sus experiencias relacionales. Es decir que, su perspectiva tanto académica como privada estaba muy cercana al relativismo cultural y al relativismo moral sobre la sexualidad, lo que la colocó también en el centro de muchas críticas moralistas y controversias en el mundo académico.

A pesar de esto, su rigurosidad académica la volvió muy pronto una mujer prestigiada. Se unió como curadora al Museo Americano de Historia Natural en New York, además de haber impartido clases en la Universidad de Columbia, la Universidad de New York, la Universidad Emory, la Universidad de Yale, y la Universidad de Cincinnati. Finalmente fundó el departamento de antropología en la Universidad Fordham.

Así mismo se convirtió en presidenta de la Asociación Americana de Antropología, entre otros institutos de antropología aplicada muy conocidos. Entre otras cosas, impulsó la creación de un archivo nacional de films etnográficos que sirvieran para preservar el importante trabajo y legado antropológico.

Desarrollo humano y roles de género en Nueva Guinea

Durante sus trabajos, Mead refutó la idea de las sociedades “primitivas”, donde los habitantes eran considerados como niños, o como si estuvieran genéticamente determinados para desarrollar estados psicológicos “menos avanzados”. Ella defendía que el desarrollo humano depende del entorno social.

Partiendo de ahí, Mead observó que los roles de género eran muy diferentes entre las distintas sociedades, con lo cual llegó a la conclusión de que estos roles dependen mucho más de la cultura que de la biología.

Hizo visible, por ejemplo, que las mujeres eran las dominantes en algunas tribus de Papúa Nueva Guinea, sin causar ningún problema social. Había tribus donde mujeres y hombres eran más pacifistas y vivían en sociedades más cooperativas que la estadounidense, por ejemplo en Arapesh.

En otras tribus, como en Tchambuli, hombres y mujeres tenían roles diferenciados, pero sumamente distintos a los occidentales. Los hombres eran más cercanos al plano de lo sensible, y las mujeres dirigían las actividades públicas.

Lo contrario encontró en sociedades como en Mundugumor, donde veía que los hombres y las mujeres habían desarrollado temperamentos más explosivos y conflictivos, con lo cual los niños eran educados también de manera más dura.

Al comprar los estudios entre estas sociedades, Mead llegó a la conclusión de que la cultura moldea el comportamiento humano. De ahí una de sus frases más famosas: “la naturaleza humana es maleable”.

Perspectiva de género

Para Mead la masculinidad y la feminidad reflejan las condiciones culturales, y las diferencias de género no están enteramente determinadas por la biología. Su perspectiva de los roles de género fue muy radical para su tiempo y ayudó a derribar muchos tabúes en torno a la sexualidad de la mitad del siglo XX en la sociedad estadounidense.

Aunque ella no se llamaba a sí misma “feminista”, sus desarrollos teóricos no solo impactaron la academia, sino que fue rápidamente reconocida como una activista y pionera de movimiento feminista.

Defendió la libertad de las prácticas sexuales, criticó las estructuras familiares tradicionales, la crianza basadas en modelos de género disimétricos, y finalmente, impulsó la transformación de los valores morales relacionado con la sexualidad.

Principales obras

Algunas de sus principales obras son Coming of Age in Samoa (Adolescencia en Samoa), libro de 1928 que resultó de su tesis de doctorado en donde estudió principalmente a chicas adolescentes de las islas polinesias en relación con las normas sobre la sexualidad que circulaban ahí. Además, estableció algunas comparaciones sobre la transición a la adultez con la cultura norteamericana y los efectos emocionales en los jóvenes.

Con esta obra, Mead se posicionó como una de las grandes influencias de la antropología de su tiempo. Posteriormente continuó estudiando la relación entre la infancia, la adolescencia y las familias Americanas, enfatizando el valor de los trabajos comparativos e interdisciplinarios.

Otras de sus obras importantes son Growing Up in New Guinea: A Comparative Study of Primitive Education (Creciendo en Nueva Guinea: Un Estudio Comparativo sobre la Educación Primitiva); y el film Trance and Dance in Bali, Learning to Dance in Bali, and Karba’s First Years. Así mismo, Margaret Mead partició en otras producciones cinematográficas que abordaban el tema de las diferentes prácticas sobre cuidado y crianza en distintas culturas.