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Síndrome de Hubris: qué es, síntomas, y causas


Hay algunos síndromes o patologías mentales que no se encuentran clasificados dentro de los manuales diagnósticos clasificatorios de los trastornos mentales (CIE y DSM); sin embargo, muchos de ellos sí que son conocidos por los profesionales de la salud mental y en algunos casos se tienen en cuenta en la práctica clínica con el fin de buscar el mejor tratamiento.

El síndrome de Hubris, que sería uno de esos síndromes que no están recogidos ni en el DSM ni tampoco en el CIE, está caracterizado por un exceso de arrogancia que presentan algunas personas y que sobrepasa los límites de lo que se podría considerar normal, siendo más frecuente en personas con un elevado poder.

En este artículo hablaremos con más detalle acerca del síndrome de Hubris, y para ello explicaremos cuáles son sus síntomas y qué cargos laborales suelen tener en la mayoría de los casos las personas que suelen desarrollar esta alteración psicológica tan poco conocida.

¿Qué es el síndrome de Hubris?

El síndrome de Hubris, también conocido como “síndrome de Hybris” (en griego (ὕβρις, hýbris), que significa desmesura de la arrogancia o del orgullo, fue descrito por primera vez por el expolítico David Owen y también por el psiquiatra Jonathan Davidson para utilizarlo como un cuadro diagnóstico para clasificar el desmedido poder de algunos personajes políticos.

En su investigación acerca del síndrome de Hubris, Owen y Davidson, analizaron los perfiles psicológicos de los presidentes de los Estados Unidos y de los primeros ministros del Reino Unido que había ejercido su cargo en los últimos 100 años y lo que encontraron fue que 7 de los presidentes de los Estados Unidos habían mostrado rasgos de la personalidad relacionados con la arrogancia (Woodrow Wilson, Theodore Roosevelt, Franklin D. Roosevelt, Lyndon Johnson, Richard Nixon, John Kennedy y George W. Bush. No obstante, solamente uno de los presidentes mencionados podría encajar en el diagnóstico del síndrome de Hubris, y ese era George W. Bush.

En cambio, entre los primeros ministros británicos había 4 que encajaban con el diagnóstico de un síndrome de Hubris: David Lloyd George, Neville Chamberlain, Margaret Thatcher y Tony Blair. Además, a parte de los que encajaban con este síndrome, todos los demás primeros ministros analizados habían mostrado señas de poseer un orgullo excesivo (Winston Churchill, Herbert Asquith y Anthony Eden).

El síndrome de Hubris surge en aquellas personas que desarrollan un cambio de personalidad cuando se encuentran en un puesto laboral de poder, como puede ser un alto cargo político; aunque también puede darse en cualquier otro campo como el de los negocios (p. ej., los CEO de las grandes empresas).

En cualquiera de los casos el síndrome de Hubris consiste en el desarrollo por parte de unas personas que se encuentran en un alto cargo de un orgullo extremo, poseyendo una confianza excesiva en sí mismos, junto con unas formas despectivas de comportamiento hacia las demás personas, sobre todo hacia aquellas que se poseen un puesto de trabajo más humilde; lo que hace que todos esos rasgos de carácter conduzcan a esa persona que desarrolla el síndrome de Hubris a comportarse de manera impulsiva, pudiendo llegar a ser incluso destructivo.

Aunque no sea un síndrome que se encuentre especificado en los principales manuales diagnósticos (DSM y CIE), sí que está reconocido dentro de los ámbitos de la psicología y de la psiquiatría, siendo considerado como un subtipo del trastorno narcisista de la personalidad (clúster B).

Síntomas del síndrome de Hubris

Owen y Davidson describieron un cuadro diagnóstico del síndrome de Hubris con los síntomas característicos, siendo estos los que vamos a enumerar a continuación:

  • Tiende a ver el mundo como si fuera el escenario donde llevar a cabo su poder y alcanzar la gloria.
  • Lleva a cabo ciertas acciones con el fin de ensalzar su propia imagen y autoglorificación.
  • Se identifica con la organización, el estado y la nación.
  • El sujeto se encuentra obsesionado con su autoimagen.
  • Utiliza con frecuencia su poder para la auto-glorificación.
  • Posee una confianza excesiva en sí mismo y además muestra desprecio hacia los demás y hace duras críticas.
  • Ha sufrido una pérdida de contacto con la realidad, pudiendo haber un aislamiento progresivo.
  • Puede llegar a considerarse como un mesías, hablando de un modo mesiánico para hablar sobre cualquier acción suya.
  • Tiene una tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona y para hablar de nosotros utiliza una forma regia.
  • Realiza comportamientos impulsivos e imprudentes.
  • Tiene un convencimiento de la rectitud moral sobre sus propuestas sin preocuparse de los costes.
  • Realiza sus funciones laborales de manera incompetente, causadas por un exceso de confianza.
  • Tiene la creencia de que no debe rendir cuentas a nadie.
  • Cree firmemente que las cortes más elevadas (la historia o Dios si es religioso), le absolverán de sus malas acciones.

Síntomas del síndrome de Hubris

Relación entre el trastorno narcisista de la personalidad y el síndrome de Hubris

Una vez que hemos visto en qué consiste el síndrome de Hubris y cuáles son los posibles síntomas que habría que identificar para realizar el diagnóstico de un cuadro clínico, conviene explicar cuál es su relación con el trastorno narcisista de la personalidad, ya que podría decirse que el síndrome de Hubris es un subtipo de este trastorno que podemos encontrar clasificado dentro de manuales diagnósticos sobre trastornos mentales como el DSM-5.

En el DSM-5 el trastorno narcisista de la personalidad (TNP) sería aquel patrón de necesidad de admiración, de sentimiento de grandiosidad y de una falta de empatía hacia los demás que suele empezar al comienzo de la edad adulta. Para el diagnóstico de este trastorno de la personalidad, donde quería clasificado el síndrome de Hubris como un subtipo, en el DSM-5 quedan establecidos 9 criterios, de los cuales deben estar presentes al menos 5 o más de ellos, siendo dichos criterios los que veremos a continuación:

  • El sujeto carece de empatía.
  • Tener un sentimiento grandioso de importancia sobre sí mismo.
  • El sujeto considera que es único y especial.
  • El sujeto se preocupa por una serie de fantasías sobre poder, amor ideal y éxito ilimitado.
  • Considera que tiene un sentido de derecho único y especial.
  • Reclama una excesiva admiración.
  • Actúa de manera explotadora con los demás.
  • A menudo cree que otras personas le envidian y/o es envidioso.
  • Se comporta de manera soberbia o arrogante.

Como hemos podido comprobar al ver los criterios diagnósticos del síndrome de Hubris y del trastorno narcisista de la personalidad, hay un alto grado de paralelismo entre ambos trastornos, cabiendo destacar que alrededor de 7 de los 14 síntomas diagnósticos que propuso Owen para el síndrome de Hubris también son característicos del trastorno narcisista de la personalidad. Por otro lado, al menos 6 de los 9 criterios del trastorno narcisista de la personalidad del DSM-5 concierta con el síndrome de Hubris; no obstante, también podemos observar que existen ligeras diferencias entre ambos.

Causas

El síndrome de Hubris no suele desarrollarse de manera brusca, apareciendo sus síntomas de la noche a la mañana, sino que normalmente se suelen ir desarrollando de forma progresiva, pudiendo ser un ejemplo el que vamos a exponer a continuación.

Como habíamos mencionado con anterioridad, el síndrome de Hubris suelen desarrollarlo personas con altos cargos, sea en el ámbito que sea, de manera que al alcanzar dicho cargo, lo más normal es que durante los primeros días o incluso semanas tengan bastantes dudas acerca de sus funciones y también de cada decisión que deberán ir tomando. Pero con el tiempo, si las cosas van saliendo según lo esperado, comenzarán a sentir una mayor confianza en sí mismas y ahí es cuando consideran que son merecedoras del cargo.

Cuando las cosas marchan bien, llegan los halagos, actuando estos como un reforzador que logrará que su ego se expanda y comience a aumentar su autoestima y su autoconfianza, pudiendo alcanzar unos niveles desmedidos. Y, cuando esto se produce, esa persona puede empezar a ser arrogante, de manera que se sentirá indispensable, creyendo que el éxito le va a durar permanentemente y aquí es cuando empieza la soberbia, sintiéndose superior a los demás, provocando que tenga un trato con otras personas distante o puede que incluso despreciativo.

Cuando la persona ha alcanzado un grado de soberbia en su manera de ser y actuar, es cuando puede desarrollar cierta paranoia, de manera que pensará que las demás personas le tienen envidia y también puede llegar a considerar que otras personas le quieren derrocar de su cargo. Esto puede llevar a la infelicidad a esa persona y a los que le rodean, y dificulta que cumpla correctamente con las funciones de su cargo y ello causaría que lo perdiera.

Cuando una persona con síndrome de Hubris pierde su cargo, normalmente se muestra incrédula porque considera que era la persona idónea para ejercerlo, y ello podría causar que cayera en un fuerte cuadro depresivo.