Dar espacio a las emociones
Las emociones, al igual que los pensamientos, pueden llegar a nosotros de forma repentina e inesperada. No tenemos control sobre ellas, aunque en muchas ocasiones nos gustaría, y nos pueden llegar a sorprender o a confundir.
¿Cómo es posible que sienta celos de esto? ¿Por qué me afectan tanto las cosas? No me gusta estar triste. Son frases que se suelen escuchar y que causan desconcierto en las personas, sobre todo si no se permiten tener determinada emoción, en especial las emociones negativas.
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Formas de gestionar las emociones
Ante esta situación, las personas podemos reaccionar de distintas maneras para sobrellevar esa emoción, las más frecuentes son:
- Podemos verla, notar que la estamos sintiendo y actuar con ella.
- Podemos no dejarnos llevar por el impulso de esa emoción, evitando sentir como si la emoción fuera una ola que nos arrastra a la orilla.
- “Tapar” la emoción en el momento para luego explotar, o taparla a través de la búsqueda de otras emociones que consigan mitigar la emoción que no deseamos tener.
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La validación emocional
La validación emocional consiste en aceptar la emoción cuando se produce, sin intentar cambiarla o eliminarla.
Al validar la emoción que sentimos, se le da la importancia que tiene y se ve como algo legítimo y con sentido. Al fin y al cabo, las emociones las produce nuestro propio cuerpo, es algo “nuestro” que nos pertenece e identifica en una situación determinada.
En este sentido, cuando queremos apoyar emocionalmente a alguien, solemos y debemos validar la emoción que esté experimentando. En especial si es tristeza, rabia o frustración donde tendemos a empatizar en mayor medida e intentar que no estén mal, por regla general no queremos ver mal a las personas. Esta interacción debe ser empática y solidaria, sin juzgar y poniendo toda nuestra atención en cómo se está sintiendo la persona.
Entonces, ¿por qué entendemos las emociones negativas de los demás y nos cuesta permitirnos sentirlas? Hay muchas respuestas a esta pregunta, y depende de cada persona. Sin embargo, es habitual el no permitirnos estar mal, el no sentirnos vulnerables o incapaces de controlar algo, etc.
Por otra parte, algunas pautas para conseguir darle su lugar a cómo se está sintiendo la otra persona que nos trasmite una emoción son:
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Escuchar, validar y poner atención en lo que quiere expresarnos. No todo consiste en buscar una solución al problema.
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Acoger, aceptar, no juzgar y empatizar con aquello que nos cuenta.
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Comprender la relación entre las experiencias vitales y cómo se siente en ese momento.
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Actuar con compasión y afecto.
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Beneficios de la validación emocional en terapia y en la vida diaria
Si la emoción no es válida ni respetada, se puede ver como desmesurada, fuera de lugar, o negativa. Esto puede fomentar que la persona sienta que no debe sentirse así o que hay emociones malas que no se deben tener, sintiéndose diferente a otras personas.
Cuando nuestras emociones son aceptadas, podemos gestionarlas mejor, lo que se traduce en mayor bienestar psicológico. Por otro lado, el hecho de expresar nuestras emociones a otra persona y que éstas sean acogidas y aceptadas, mejora el vínculo y la intimidad de esa relación.
En definitiva, toda expresión emocional es válida y tiene sentido dentro del contexto en el que se produce. Realmente no hay emociones positivas ni negativas, todas cumplen una función concreta cuando aparecen y nuestra mejor opción es validarla, normalizarla y sentirla. Además, podemos aprender de ellas y nos ayudan a regularnos una vez nos permitimos experimentarla.
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¿Qué podemos aprender de la validación emocional y cómo podemos sacar provecho?
Con la validación emocional hacia otras personas o con la autovalidación emocional en nosotros mismos, emprendemos un proceso de aprendizaje y entendimiento de estas expresiones que nos ayudará a mejorar cómo nos tratamos a nosotros mismos y en nuestras relaciones interpersonales, ya que se sentirán comprendidos y aceptados.
De esta manera, es importante tener una mente abierta cuando observamos las emociones de otra persona. Para conseguir la aceptación de la emoción que vemos en otra persona debemos ser conscientes de que lo que siente, su emoción, hay que respetarlo, ya que tiene sentido siempre bajo el contexto en el que sucede.
Conseguiremos finalmente mejorar la relación con las personas de nuestro entorno, y eso beneficiará también en cómo valoran nuestras expresiones emocionales al empatizar ellos también en mayor medida por el vínculo creado. Nos gusta ayudar por naturaleza, somos seres sociales, y estamos más motivados a ayudar si esa persona nos ha ayudado previamente y nos sentimos de alguna manera en “deuda” con ella.
Recuerda que el centro PsicoAlmería, tanto de manera presencial como online, los psicólogos del centro te ayudarán a entender tus emociones. Aprenderás a validarlas para entender posteriormente para qué se producen, que te trasmiten y que puedes hacer con ellas para conseguir tu bienestar psicológico.
Autora: Sandra García López, Psicóloga en PsicoAlmería.