El trabajo de los psicólogos en la atención a refugiados
Cada día un gran número de personas deciden abandonar su país. Diversas razones como guerras, persecuciones políticas, terrorismo, violación de los derechos humanos, etc. no les facilitan una mejor elección, de modo que terminan convertidos en refugiados. Muchos de ellos viajan hacia Europa en busca de seguridad y protección.
Muchas de las personas en situación de asilo han vivido experiencias traumáticas y desgraciadamente también problemas físicos. Urgentemente necesitan de ayuda profesional, y por eso en varios centros de acogida y orientación para refugiados, la figura del Psicólogo juega un papel muy importante.
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La importancia de los psicólogos en la atención a refugiados
El psicólogo trabaja conjuntamente con trabajadores y educadores sociales, médicos, profesores y especialmente intérpretes. Se realizan esfuerzos para aportar a los refugiados necesidades básicas y ayudar a controlar los niveles elevados de distrés psicológico.
Los recién llegados luchan cada día por superar el recuerdo de su traumático viaje e intentar ajustarse a una nueva vida lejos de su tierra natal.
Muchos refugiados han tenido experiencias traumáticas
Muchas de las personas que llegan cada día en busca de asilo, han vivido experiencias traumáticas en sus países de origen y durante el viaje a su destino en Europa.
Se han encontrado con situaciones de violencia en primera persona o la han experimentado de una forma muy cercana: visualización de cuerpos sin vida, torturaciones, detenciones, sobrevivir a explosiones o a impactos de balas, destrucción de sus hogares y posesiones, desaparición de sus seres queridos... todo esto les fuerza a vivir en un estado constante de miedo.
Pesadillas, flaschbacks, trastornos del sueño y de concentración...
Las experiencias traumáticas vividas pueden desarrollar un Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) con el que experimentan recuerdos recurrentes, especialmente durante la noche o imágenes repentinas durante el día (Flashbacks). Los recuerdos traumáticos son revividos con mucha intensidad.
Por ejemplo, un hombre que vio como sobrevolaba una avioneta, experimentó un ataque de pánico al recordar como bombardeaban su ciudad; o una mujer al escuchar fuegos artificiales en unas fiestas locales.
Trastornos del sueño y de la concentración, entumecimiento emocional, ansiedad y depresión, los acompañan frecuentemente. Tampoco hay que olvidar la presencia de pensamientos suicidas, que pueden desencadenar en actos de autolesión o, directamente, el propio suicidio.
Otros posibles trastornos mentales
El TEPT no es el único trastorno que puede darse en estos casos. Otras complicaciones psicológicas que pueden aparecer o acentuarse debido al proceso traumático son el Trastorno de adaptación, persistencia de cambios en la personalidad tras la experiencia traumática, trastornos disociativos, trastorno límite de personalidad...
También pueden aparecer problemas de adicciones, de depresión, dolor crónico y ansiedad, entre otros.
Hay que tener en cuenta que la experiencia traumática no es solo un resultado de las experiencias vividas en su país de origen, sino también del viaje realizado para llegar a un destino final donde puedan estar a salvo. Muchas veces las condiciones de transporte, la alimentación, ropa, etc. no son las adecuadas.
Incertidumbre
El nuevo entorno en el que están situados los refugiados les exige una adaptación rápida en diferentes ámbitos. El entorno social, cultural y estilo de vida cambia radicalmente y este hecho exige una nueva adaptación, lo que suscita en la mayoría de ocasiones, incertidumbre e inseguridad (como reaccionar ante las diferencias de costumbres y hábitos o tradiciones; aprendizaje de un nuevo idioma y/o escritura), preocupación y diferentes pérdidas o duelos (personas, lugares y formas de vida).
A todo esto hay que sumar la forzada separación o pérdida de familiares. Hay muchos de ellos que han dejado sus familiares atrás, o durante el camino de llegada, sin saber dónde están y si aún siguen con vida. Esa constante incertidumbre hace que se atormenten con recurrentes pensamientos como: “¿Fue mi culpa? O ¿Dónde está mi hijo/a? ¿Aún seguirá con vida?” . Infinitas cuestiones que buscan encontrar un sentido a todo lo que está pasando a su alrededor, para poder asimilar todo lo ocurrido y poder seguir con una vida más tranquila.
La clave está en la integración
Muchas veces el retorno al país de origen no es una alternativa viable, en cuyo caso se les puede permitir permanecer indefinidamente en el país donde han encontrado condiciones de seguridad.
Un punto clave es promover la integración social, cultural, política y económica a través de la promoción del diálogo intercultural e interconfesional, la tolerancia y el respeto hacia otras culturas. Dando la oportunidad de descubrir, entender y aprender los valores y las culturas de los refugiados y a la vez redescubrir y enriquecer los propios.