Tópicos Familia Terapia Profesión

Terapia familiar intergeneracional: qué es y cómo funciona


La terapia familiar intergeneracional es una modalidad que se encuentra dentro de las terapias familiares sistémicas y su objetivo principal es el tratamiento de los conflictos interpersonales entre los miembros de una familia cuando dichos conflictos se han visto que se han dado entre diversas generaciones familiares.

En este artículo veremos en qué consiste esta modalidad de terapia familiar y las ideas y propuestas teóricas desde las que parte.

¿Qué es la terapia familiar intergeneracional?

La terapia familiar intergeneracional es un tratamiento psicológico, enmarcado dentro de las terapias familiares sistémicas, que fue desarrollado con el fin de abordar diversos conflictos interpersonales entre los miembros de una familia que hubieran sido heredados por los generaciones predecesoras de familiares, por lo que dicho conflicto se ha mantenido dentro de la familia durante muchos años. Los autores más representativos de esta modalidad de intervención familiar fueron los psiquiatras Ivan Boszormenyi-Nagy y Murray Bowen.

Por otro lado, la terapia familiar intergeneracional, al ser un modelo sistémico, se utiliza también para analizar la configuración habida entre los sistemas familiares y el papel de cada miembro de la familia dentro del sistema. Asimismo, al haber sido desarrollado inicialmente por psiquiatras de orientación psicoanalítica, está fundamentado teóricamente en el psicoanálisis, sobre todo en lo que respecta a los mecanismo de proyección en la familia, en el proceso de la diferenciación del yo o en la necesidad individual de cambio, entre otros.

Visión de la persona que tiene la terapia familiar intergeneracional

Este enfoque familiar sistémico está fundamentado en dos ideas: que hay una transmisión de los patrones emocionales y conductuales de generación en generación de los miembros de la familia, y la consideración de la familia como el factor que determina la autonomía individual de cada uno de los miembros que la conforman.

La primera idea, acerca de la transmisión entre generaciones de la familia de los patrones conductuales y emocionales, proviene de la terapia contextual, siendo el principal precursor Ivan Boszormenyi-Nagy, y parte de la consideración de la familia como una unidad emocional, siendo a su vez una red de interrelaciones entre sus miembros que se ha ido desarrollando de generación en generación.

Por ello, es importante comprender la influencia de los miembros de generaciones anteriores de la familia para poder entender mejor a la familia actual. Y es que es a través de esos miembros de generaciones anteriores de donde se han aprendido patrones de reacción emocionales, cognitivos y conductuales.

Características de la terapia familiar intergeneracional

La segunda idea, sobre la consideración de la familia como el factor determinante de la autonomía de cada uno de los miembros, cuyo precursor principal es Murray Bowen, parte de la idea de que cada persona tiene un debate interno entre dos fuerzas. Una es la “fuerza de individuación”, que se enfoca en el desarrollo de una identidad propia y de desarrollar una vida independiente. La otra es la “fuerza de unión”, que está enfocada en el mantenimiento de una conexión con los demás miembros de la familia (por ejemplo, los padres, los hermanos, etc.).

Dentro de esta segunda idea, la clave estaría en conseguir un equilibro entre ambas fuerzas, la de individuación y la de unión, con el fin de que las personas tengan la capacidad para tomar decisiones reflexivas y coherentes, en lugar de reacciones solamente de forma emocional ante determinadas situaciones, sin haber reflexionado previamente antes de actuar.

Visión de la familia desde la terapia familiar intergeneracional

Cabe destacar que para Bowen la familia es al principio una “masa que está indiferenciada del ego familiar”, por lo que se compone de un conjunto de individuos que habita dentro del mismo contexto emocional en el que se va dando un intercambio de punto vista, formas de conducta, reacciones emocionales, etc. Por ello, sus miembros han desarrollado en conjunto un entramado de expectativas y necesidades que deben ser satisfechas (por ejemplo, cariño, lealtad, ayuda, etc.).

Una de las cuestiones al respecto que plantea la terapia familiar intergeneracional es que esa masa indiferenciada que hay en un principio en la familia debe ir poco a poco separándose, de manera que cada uno de sus miembros consiga una distancia psicológica y emocional que le permita tomar sus propias decisiones de manera autónoma y es lo que ha sido denominada como “diferenciación del self”.

De lo contrario, se continuará con una “fusión” en la que los miembros de la familia no logran una autonomía y se encuentran atrapados dentro de la masa indiferenciada familiar, por lo que les resulta complicado establecer los límites que debería haber con respecto a los demás miembros y la identidad de los miembros queda disuelta dentro de la familia.

Por tanto, desde esta perspectiva a lo largo de todo el ciclo vital las personas se encuentran dentro de una lucha continua por lograr un equilibrio entre el apego hacia los miembros de su familia y una diferenciación y autonomía personal.

Los grandes hitos y los más comunes que suelen darse dentro de una familia a lo largo del proceso de “diferenciación del self” de los hijos son los siguientes:

  • La pubertad o adolescencia de una persona supone el comienzo de diferenciación de su propio self.
  • Formar pareja e irse a vivir con ella, lo que supone la separación de su familia de origen.
  • En el momento en que nacen sus hijos se desarrolla una nueva “masa indiferenciada del self”.
  • A medida que los hijos van creciendo se va dando forma a esa masa indiferenciada del self.
  • La siguiente etapa es cuando sus hijos se independizan.

En la nueva masa indiferenciada es común que se utilicen los patrones de relación con sus hijos que previamente se habían aprendido de los propios padres. El ejemplo anterior sería un proceso de individuación normal a lo largo del ciclo vital; sin embargo, esto no siempre es así, ya que pueden darse crisis inesperadas (por ejemplo el divorcio de los padres, fallecimiento de algún miembro del núcleo familiar, frecuentes cambios de domicilio, etc.).

Objetivos de este tipo de terapia

De acuerdo con la terapia familiar intergeneracional, la idea que se propone de una familia sana debería tener las siguientes características.

1. La familia nuclear

En la familia nuclear, siendo esta la que se compone únicamente de los padres y los hijos sin contar a los demás familiares, deben estar establecidos unos límites claros entre generaciones. Por ello, los padres deberían tener unas expectativas que sean equilibradas con respecto a cada uno de los hijos que tengan y, en base a ello, debe servir de ayuda en el correcto desarrollo de la autonomía e identidad de cada hijo.

Asimismo, cada miembro de la familia debe tener la capacidad para expresar cariño de forma no posesiva hacia los demás miembros de la familia, así como también deben estar abiertos a relacionarse con otras personas (p. ej., abuelos, primos, tíos, amigos, etc.) sin que ello afecte a la unión de la familia nuclear.

2. Los padres

Tanto la madre como el padre debería haber desarrollado un correcto y sano proceso de diferenciación de su familia de origen, por lo que es normal que hayan desarrollado una mayor cohesión con la familia que han creado juntos que con su familia de origen, sin que por ello hayan perdido el cariño hacia sus padres, hermanos y demás miembros de su familia.

Al mismo tiempo, es importante que los dos progenitores, como pareja, tengan una comprensión mutua a través de la empatía y con una expectativas claras sobre las necesidades de su pareja y también con respecto a la relación entre ambos, por lo que así puedan comunicarse y resolver los problemas que pudieran presentarse de manera eficaz.

3. Los hijos

Cada uno de los hijos debería haber desarrollado la capacidad para expresar su cariño de forma abierta y de comunicar con sus padres sin que ello supusiera una competición con sus hermanos y que tampoco se diera entre los padres por mostrar más cercanía con uno de ellos.

Por otro lado, la unión y el cariño que hay entre los miembros del núcleo familiar no debería suponer un impedimento para que los hijos vayan adquiriendo una mayor grado de autonomía a medida que se hacen mayores con el fin de que sean independientes algún día y así puedan formar su propia familia.

El genograma familiar y cronograma

El genograma familiar es una de las principales herramientas de la terapia familiar intergeneracional; se utiliza para recoger datos gráficos sobre la familia con la que se está realizando el tratamiento, recogiendo información de, como mínimo, tres generaciones.

Este genograma familiar brinda al psicoterapeuta información acerca de la estructura familiar, así como una serie de información sociodemográfica sobre los miembros de la misma (p. ej., los nombres, las edades y su localidad, entre otros), así como también sirve de utilidad para tener información acerca de las relaciones que hay entre los miembros de la familia (hermanos, padres, primos, abuelos, etc.). Por otro lado, posibilita la aclaración de las conexiones entre el pasado, el presente y el sistema familiar en conjunto.

Esta técnica permite reunir de manera resumida una gran cantidad de datos sobre la familia que al mismo tiempo ayuda a desarrollar la hipótesis sobre la relación que pudiera haber entre el contexto familiar y el motivo de consulta por el que haya acudido a terapia.

Para desarrollar un genograma familiar, dentro de la terapia familiar intergeneracional, deben seguirse los siguientes pasos:

  • Se comienza trazando la estructura del sistema familiar completo.
  • Se registra la información fundamental sobre esa familia.
  • Se realiza un delineado de las distintas relaciones que hay dentro del sistema familiar.

Es frecuente acompañar el genograma familiar de un cronograma que permita resumir de forma cronológica los acontecimientos más relevantes en relación a la familia que podría ser útiles para desarrollar la hipótesis acerca de posibles relaciones entre los hechos (por ejemplo, que pudiera coincidir el fallecimiento de un miembro de la familia con momentos de crisis en la relación del matrimonio entre dos miembros de la familia).