Stealthing: los riesgos de esta práctica en el sexo
La sexualidad humana es variada y diversa, y en la actualidad la mayor parte de la población puede disfrutar de ella en mayor o menor medida, existiendo gran cantidad de posibles maneras de ejercerla. Sin embargo en los últimos tiempos han aparecido y se han popularizado diferentes prácticas sexuales que suponen un riesgo para la salud de los sujetos implicados, e incluso algunas que son directamente una agresión sexual.
En este último grupo se encuentra el stealthing, una preocupante práctica de reciente aparición.
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¿Qué es el stealthing?
El stealthing es una práctica sexual en la cual una de las personas implicadas en la relación (generalmente un varón) retira de forma voluntaria el preservativo que estaba utilizando en el coito sin que su pareja sexual se entere ni haya dado su consentimiento para una relación sin protección. Ambos miembros han consentido en mantener relaciones sexuales con preservativo, pero de forma unilateral una de ellas decide retirar el condón durante el coito. De este modo, se está vulnerando la libertad sexual del sujeto y se le pone en riesgo.
Hay que tener en cuenta que el stealthing es una acción voluntaria por parte del sujeto: no se considera como tal la existencia de accidentes como que el preservativo se rompa o se salga por accidente durante la penetración. Tampoco es tal si la retirada del mecanismo de protección es algo consensuado por ambas partes.
Esta práctica resulta más común en parejas heterosexuales, pero también en parejas del mismo sexo. Los sujetos que lo llevan a cabo suelen utilizar cambios de postura o paradas en la relación para retirarse el preservativo. En algunos casos, se ha notificado que el sujeto se ha extraído el condón y posteriormente se lo ha vuelto a poner, no siendo evidente para la víctima el suceso.
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Una práctica de alto riesgo
El stealthing supone un elevado riesgo para la persona que lo sufre, e incluso para la propia persona que lo practica voluntariamente. Y es que se aumenta el riesgo de embarazo, así como de contagio de diversas enfermedades de transmisión sexual como el VIH, la sífilis y la gonorrea.
Esta peligrosa práctica se está popularizando especialmente entre los más jóvenes a pesar de su extrema peligrosidad, debido a la transmisión de información respecto a ella en las redes sociales.
¿Por qué se realiza?
Los expertos consideran que esta práctica tiene su origen en grupos que consideraban tenían derecho a expandir sus genes, aún desconociendo sus parejas sexuales el hecho de que corrían el riesgo de quedar embarazadas o contagiadas por alguna enfermedad.
Algunos de los sujetos buscan activamente provocar un embarazo. Otros sujetos llevan a cabo esta práctica para incrementar el placer sexual. Otro motivo común es que la persona se toma como un reto que la pareja no note la retirada del condón, motivado por el riesgo de ser descubierto.
Consideración legal: stealthing como agresión sexual
A pesar de que la relación sexual en sí sea aceptada por ambas partes, la práctica del stealthing supone una forma de abuso sexual: la persona ha aceptado mantener relaciones en determinadas condiciones que la persona que lleva a cabo el stealthing incumple. La víctima del abuso en cuestión cree estar manteniendo relaciones con protección, la cual es retirada sin su consentimiento.
En definitiva, se trata de una práctica sexual no consentida, que es penada por ley. Según se recoge en el Código Penal español, la persona que sin consentimiento realice actos que atenten contra la libertad o indemnidad sexual será considerado responsable de abuso sexual, cosa que el stealthing cumple. Las penas pueden ir entre uno y tres años de prisión o multas de entre dieciocho y veinticuatro meses. Y ello no ocurre únicamente en nuestro país. Por ejemplo, en estados como California ha sido incorporado a la definición de violación.
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La necesidad de prevención y concienciación
En una gran cantidad de casos tanto quienes lo practican como quienes lo sufren no llegan a considerar que se esté llevando a cabo un delito o que su acción sea peligrosa.
Muchos de los casos no son denunciados debido a que algunas de las víctimas ignoran que se trata de un delito o incluso a que consideren que al haber consentido acostarse con el agresor esa práctica en cuestión también está implícitamente consentida. En lo que respecta al agresor, muchos no consideran estar violando la ley ni llevando a cabo un abuso, o bien quitan importancia a su acto.
Este tema debe trabajarse a nivel multidisciplinar. Además de trabajarse a nivel legal, es necesario establecer estrategias de prevención que puedan evitar este tipo de prácticas no consentidas, informar de sus riesgos y de su gravedad y concienciar a la población al respecto.