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Trazodona: usos y efectos secundarios de este fármaco


Siendo la depresión uno de los trastornos mentales más prevalentes a nivel mundial y una de las mayores causas de discapacidad, su tratamiento es un asunto que la comunidad científica ha tenido en cuenta desde hace muchos años.

El sufrimiento que genera exige una atención a veces inmediata, ya que se trata de uno de los trastornos con mayor riesgo de suicidio y que más dolor genera tanto a la persona como a su entorno. El tratamiento de la depresión se lleva a cabo desde diferentes ámbitos, siendo uno de ellos psicofarmacología. Uno de los fármacos utilizados en el tratamiento de la depresión es la trazodona, de la cual vamos a hablar en este artículo.

Trazodona: ¿qué tipo de sustancia es?

La trazodona es un psicofármaco clasificado dentro de los antidepresivos, sustancias que generan un cambio neuroquímico a nivel cerebral provocando la alteración de los niveles de determinados neurotransmisores, concretamente de la serotonina. Dentro de los antidepresivos, forma parte y de hecho es el principal representante del grupo de los antagonistas de la serotonina-2A y inhibidores de la recaptación o SARI, un tipo de antidepresivo atípico. Este fármaco fue diseñado en Italia en 1966 bajo el supuesto de que la depresión podría basarse en la existencia de umbrales bajos en lo referente a la percepción del dolor y el sufrimiento, siendo producto de la falta de integración de experiencias aversivas.

La trazodona se ha manifestado como un fármaco eficaz y efectivo en el tratamiento de la depresión, reduciendo la pasividad y falta de actividad así como el malestar y sufrimiento asociados a dicha dolencia y facilitando un incremento del estado del ánimo. Sin embargo, además de ello también tiene una acción ansiolítica y tranquilizante.

Esta sustancia es considerada como un antidepresivo de segunda generación, junto a los inhibidores específicos de la recaptación de serotonina (ISRS), con los cuales comparte parte de su mecanismo de acción, y diferentes antidepresivos duales. De hecho, en ocasiones la trazodona es considera como dual al tener dos efectos diferenciados, si bien se centran un mismo sistema de neurotransmisión, en comparación al resto y que además de un efecto antidepresivo tiene también efectos tranquilizantes.

¿Cómo funciona? Mecanismo de acción del medicamento

Como hemos indicado anteriormente la trazodona es clasificada como SARI, teniendo un mecanismo de acción un tanto especial entre el resto de antidepresivos. La trazodona actúa a nivel de sistema serotoninérgico (al igual que la mayoría de antidepresivos) de dos maneras concretas.

En primer lugar, esta sustancia produce un bloqueo de la recaptación de serotonina cerebral, de tal manera que dicho neurotransmisor permanece en el espacio sináptico durante más tiempo. Ello supone que tiene un efecto agonista sobre la síntesis y mantenimiento de serotonina a nivel cerebral, aumenta sus niveles (los cuales se encuentran disminuidos durante la depresión y siendo esto algo que correlaciona con la disminución del estado de ánimo). El citado mecanismo de acción es el que emplean los ISRS, motivo por el que estos y la trazodona se encuentran relacionados y en ocasiones se incluye a la segunda entre los primeros.

Sin embargo la trazodona tiene un segundo efecto que la diferencia de otros fármacos, y que de hecho parece contraria al anterior mecanismo de acción. Y es que además actúa como antagonista de los receptores de serotonina 5-HT2A, impidiendo o dificultando que dichos receptores se activen. Este segundo aspecto es lo que hace que la trazodona tenga un perfil y unos efectos ligeramente distintos a los de otros antidepresivos.

En lo que respecta a su interacción con otros sistemas de neurotransmisores, no presenta grandes efectos anticolinérgicos, algo que ha hecho de este fármaco una opción mejor que los tricíclicos (si bien igualmente se tienen que regular las dosis) en pacientes con patología cerebrovascular, cardíaca y demencias. Sin embargo hay que tener en cuenta que puede llegar a generar arritmias. También tiene un efecto menor sobre el sistema adrenérgico (bloqueando algunos receptores) y histaminérgico, algo que puede confluir en la generación de efectos secundarios.

Indicaciones principales

La principal indicación de la trazodona es evidentemente, como antidepresivo que es, la depresión mayor. Su eficacia es elevada también en aquellas depresiones que aparecen junto con sintomatología ansiosa. También se ha observado su utilidad clínica en otros trastornos en los que existen componentes de ansiedad o que se basan en ella, tales como el trastorno de ansiedad generalizada, el Trastorno Obsesivo-Compulsivo o bulimia.

Además de ello, se también se ha observado de utilidad para el tratamiento de las adicciones a sustancias, siendo una buena alternativa para pacientes con síndrome de abstinencia a las benzodiacepinas, y en el tratamiento del alcoholismo (incluyendo la presencia de delirium tremens). Otra de sus indicaciones es el insomnio, que reduce efectivamente aumentando el tiempo de sueño sin afectar en gran medida a la fase de sueño profundo.

Si bien por lo general la mayoría de antidepresivos puede tener como efecto secundario la presencia de disfunción eréctil o problemas de eyaculación, este efecto no suele darse en la trazodona, que de hecho parece generar un aumento de la libido y que incluso es utilizado como tratamiento indicado en disfunción eréctil.

Por último, se ha aplicado la trazodona (en gran medida por sus propiedades relajantes) en algunos casos de esquizofrenia, problemas motores como el síndrome de Gilles de la Tourette, la presencia de episodios maníacos en el trastorno bipolar y las alteraciones conductuales del Alzheimer, si bien se requiere una mayor cantidad de estudio respecto este último.

A nivel médico, también se ha usado como sedante en pacientes infectados de VIH y neuropatías diabéticas, así como en otros trastornos que cursan con dolor como la fibromialgia. Tiene un muy ligero efecto a nivel de relajante muscular.

Efectos secundarios y contraindicaciones

La trazodona es un fármaco de gran utilidad y que se ha utilizado en múltiples patologías y trastornos tanto mentales como médicos. Sin embargo, puede tener consecuencias indeseables en forma de efectos secundarios e incluso está contraindicado ante algunas situaciones y patologías.

En lo que respecta a síntomas secundarios, son habituales la sedación y el cansancio, la presencia de cefaleas, náuseas y vómitos, alteraciones gástricas (diarrea o estreñimiento), alteraciones del apetito, sudoración, temblores (pudiendo llegar a convulsiones en algunos casos), zumbidos, entumecimiento y problemas en la visión. En algunos casos también puede generar dolores en pecho y músculos, alteraciones de conciencia, problemas de respiración y arritmias. Al igual que otros antidepresivos, la trazodona también puede contribuir a la génesis de ideación suicida en los primeros momentos de consumo.

A pesar de que al contrario que otros antidepresivos no parece generar sino que de hecho contribuye a mejorar los casos de disfunción eréctil o problemas eyaculatorios, sí que se ha observado y asociado el uso de trazodona al surgimiento de priapismo, erecciones que no desaparecen por sí solas y que generan dolor a quien las padece (pudiendo llegar a requerir tratamiento urgente e incluso quirúrgico).

Aunque a veces es utilizado en demencias y tiene menor riesgo que los tricíclicos de generar problemas cardíacos, se requiere una elevada precaución en su utilización y una dosificación pautada con cuidado por el médico, ya que puede generar arritmias. Está contraindicado en pacientes que acaben de sufrir un infarto, así como en aquellos que padezcan una enfermedad hepática o renal.

Debe tenerse precaución en sujetos con bipolaridad, pues de no regular la medicación el consumo de trazodona puede provocar un viraje de fase depresiva a maníaca. También está contraindicado en personas que hayan padecido priapismo o tengan la enfermedad de Peyronie. Por último, hay que tener en cuenta que la trazodona puede excretarse en la leche materna y transmitirse a través de la placenta, con lo que mujeres embarazadas y en período de lactancia tienen contraindicado su uso.