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7 técnicas para pronunciar mejor


El habla es una de las capacidades fundamentales del ser humano, y una aptitud que durante miles de años ha dado forma a nuestra manera de vivir y de relacionarnos. Se trata del modo más habitual y universal de uso del lenguaje, y por ello, nos ha permitido desarrollar formas de pensamiento abstracto y la habilidad de establecer, en cuestión de segundos, interacciones sociales complejas casi en cualquier situación en la que haya varias personas.

Pero tal y como pasa incluso con los rasgos físicos y psicológicos más característicos de nuestra especie, existen diferencias individuales a tener en cuenta. Hay quienes destacan por su extraordinaria fluidez al hablar, y también hay quienes experimentan dificultades significativas en este aspecto. Pero por suerte, existen varias maneras de potenciar el uso del habla, y en este artículo nos centraremos en las que tienen que ver con mejorar la pronunciación.

Técnicas útiles para mejorar la pronunciación

Hay muchos posibles motivos por los que una persona puede presentar dificultades a la hora de intentar pronunciar bien al hablar (y de hacerlo con la fluidez y el ritmo adecuado). En algunos casos se trata de pequeños defectos que no llegan a representar síntomas de un trastorno, y en otros este fenómeno sí puede hablarse de alteraciones clínicamente relevantes; trastornos del neurodesarrollo, lesiones cerebrales y accidentes cerebrovasculares, etc.

En cualquier caso, más allá de las causas, en la mayoría de los casos es posible lograr importantes progresos incluso entre quienes sufren severos problemas al hablar, siempre que se cuente con apoyo profesional. De hecho, tanto desde la logopedia como desde la psicoterapia se aprovecha la extraordinaria flexibilidad del cerebro humano (y del resto del sistema nervioso) a la hora de aprender, para, mediante ejercicios, in entrenando tanto el cuerpo como la mente en la correcta pronunciación de los fonemas, la dicción de las palabras, el modo de hilar estas últimas en frases, etc. Estas técnicas pensadas para mejorar la pronunciación son una muestra de ello.

1. La triangulación sensorial

Aprender a pronunciar mejor es, ante todo, un proceso de práctica, un entrenamiento. Es decir, que tiene más que ver con perfeccionar nuestra técnica en un deporte, que con estudiar un libro. Hay que sumergirnos en experiencias de práctica y fluidez, y no tanto de introspección y comprensión del lenguaje desde un plano puramente teórico e intelectual.

Una de las mejores maneras para lograrlo consiste en repetir la pronunciación de fonemas y palabras atendiendo no únicamente a una vía de información, sino a dos. Esta doble vía, que normalmente debería ser la visual (leer los labios en una serie o película, o en una persona situada frente a nosotros) y auditiva, nos permitirá reforzar y enriquecer nuestra manera de asociar el concepto de cada uno de los fonemas con los músculos de nuestro cuerpo que debemos activar y coordinar para pronunciarlos. Partiendo de dos puntos de referencia, es más sencillo ver hacia qué lugar convergen, tal y como pasa en geometría.

2. Empezar por la pronunciación lenta

Tener presente nuestro nivel de capacidad y amoldarnos a él es fundamental para aprender cualquier cosa, y esto incluye el uso de técnicas para pronunciar mejor. Por ello, es importante no exigirnos imposibles (esto nos desanimará y nos llevará a tirar la toalla) ni tampoco repetir una y otra vez ejercicios que siempre ejecutamos sin ninguna dificultad (no nos aportan demasiado).

En esta línea, resulta útil imaginar una curva de dificultad ascendente que siempre va un poco por delante de lo que sabemos que podemos hacer en cada momento, para estar exponiéndonos siempre a tareas que suponen un reto para notros. Y tener como referencia la velocidad de pronunciación suele ser una buena manera de no perder el hilo de nuestros progresos.

Empezando lentamente, será más fácil ir familiarizándonos con las cadenas de movimientos necesarios para pronunciar, así como con su sonoridad, e ir interiorizando cada uno de los fonemas por separado. A partir de ahí, será más sencillo ir progresando intentando ganar fluidez en el habla.

3. Grabaciones para detectar errores frecuentes

Cada persona presenta errores únicos a la hora de pronunciar. Para adaptarnos a nuestro caso, lo más útil es hacer grabaciones que nos permitan reconocer errores y patrones en nuestra manera de hablar. Por ejemplo, de este modo será más sencillo ver hasta qué punto la fatiga es un factor que influye en la mala pronunciación, si no respiramos bien, si nuestra mandíbula está demasiado tensa, etc.

4. Tener en cuenta la posición de la lengua

Una de las medidas más útiles para mejorar la pronunciación, sobre todo al principio, es tener en cuenta la posición de la lengua en aquellos fonemas que nos cuestan, y usar un apoyo visual de esa posición mientras lo intentamos pronunciar (en palabras y frases, no solo de manera aislada). Eso nos servirá para distinguirlo de otros fonemas parecidos y para no terminar recurriendo a estos últimos.

5. Práctica la respiración controlada

Aunque parezca que no tenga mucho que ver, aprender a respirar bien es fundamental para corregir posibles problemas al pronunciar. Y es que muchas veces hacemos un mal uso de nuestros pulmones sin darnos cuenta. Aprovechar adecuadamente la capacidad de estos órganos contribuirá a que no terminemos forzando el habla para compensar la falta de aire.

6. Práctica de canto

Cantar es una buena manera de ganar fluidez y dominio del rango de movimiento en todos los órganos implicados en el habla, ya que las propiedades de la música (el ritmo, la melodía, los matices y la armonía) actúan como “apoyos”. Así, muchos de los progresos alcanzados mediante el canto pueden extenderse al habla normal.

7. Acompañamiento del habla mediante el lenguaje no verbal

La gestualidad y la expresión de ideas y sentimientos a través de la postura también son elementos que actúan como un apoyo al hablar. Tenerlos en cuenta contribuye al estado mental necesario para expresarse de manera espontánea mediante el habla.

Referencias bibliográficas:

  • González Lajas, J.J. (2019). Trastornos del lenguaje y la comunicación. En: AEPap (ed.). Congreso de Actualización Pediatría 2019. Madrid: Lúa Ediciones 3.0.
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  • Richards, E. (2012). Communication and swallowing problems after stroke". Nursing and Residential Care. 14(6): pp. 282 - 286.