Síndrome del corazón roto: causas, síntomas y tratamiento
Las relaciones amorosas pueden llegar a ser una montaña rusa de emociones. Los momentos de euforia pueden ir seguidos al poco tiempo de malas temporadas en marcadas por las crisis de pareja.
Es por eso que, en ocasiones, aparece algo que podríamos llamar "síndrome del corazón roto". Por supuesto, no es una enfermedad, sino un conjunto de síntomas que van de la mano de un marcado dolor emocional que, por otro lado, no es tan poco común a lo largo de la vida y que es experimentado por muchísimas personas en un momento u otro.
Ahora bien, que el síndrome del corazón roto no sea una enfermedad no significa que debamos renunciar a intentar paliar sus efectos; es perfectamente legítimo desear estar bien y ahorrarnos una buena cantidad de sufrimiento. Para ello, deberíamos empezar por una definición.
¿Qué es el síndrome del corazón roto?
El síndrome del corazón roto es el conjunto de estados y procesos psicológicos por los que se expresa el malestar generado por un desengaño amoroso o una ruptura de pareja.
Puede aparecer, por ejemplo, en casos de amor no correspondido, después de ser conscientes de una infidelidad, o al descubrir que la persona por la que sentíamos algo no es lo que creíamos en un principio.
En definitiva, el síndrome del corazón roto está compuesto por elementos emocionales y fisiológicos (como la angustia y el estrés), cognitivos (como los pensamientos recurrentes) y comportamentales (como las ganas de reencontrarse físicamente con esa persona o algunos tics nerviosos producidos por la ansiedad).
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Cómo volver a sentirse bien tras un desengaño
Como siempre, a la hora de intervenir sobre el problema psicológico hay aspectos más específicos que hay que estudiar caso por caso y otros que son más generales. Los primeros, en caso de que el malestar sea muy intenso y persistente, sería útil abordarlos con la ayuda de la psicoterapia, pero en muchos otros casos es posible centrarse en ciertas reglas básicas para que el dolor emocional disminuya de manera más eficaz mediante estrategias que se encarga de implementar uno mismo.
Veamos algunas de las posibles situaciones en las que puede aparecer el síndrome del corazón roto
1. La ruptura unilateral
En los casos en los que nuestra pareja ha terminado con la relación de forma unilateral, hay dos cosas que producen malestar: el hecho de no volver a gozar de la compañía de la pareja del modo habitual y, a la vez, la indecisión acerca de lo que hay que hacer.
Respecto a esto último, a medio y largo plazo lo mejor para todo el mundo es asumir como un hecho que la relación ha terminado y que no depende de nosotros que se reestablezcan los vínculos de antes. Creer que uno puede hacer que la otra persona vuelva y todo siga tal y como lo era en los mejores tiempos no solo es poco razonable; es tener una visión posesiva sobre la otra persona.
Por consiguiente, en este escenario nuestros esfuerzos deben concentrarse en volver a sentirnos bien con nosotros mismos más allá de si se tiene una relación o no. Este artículo puede serte útil para ello:
2. La infidelidad y la disonancia cognitiva
Tanto en los casos en lo que la otra persona ha cometido una infidelidad (entendida como una transgresión de los pactos fundamentales sobre los que se ha construido la relación) y en los que se descubre una faceta del otro que no conocíamos y que rechazamos, la idea es similar: hay una información nueva que no encaja con nuestras creencias acerca de lo que creíamos que era a relación.
Este fenómeno de "falta de encaje" entre ideas se llama disonancia cognitiva, y puede llegar a generar mucha ansiedad.
En estos casos, es necesario reflexionar acerca del sistema de creencias en los que se basa nuestra idea de la relación y ver si lo que sabemos ahora es irreconciliable con nuestros sentimientos. Para ello, por ejemplo, podemos explorar explicaciones alternativas sobre lo que ocurre, unas que sirvan para llegar a una conclusión opuesta a la que sostenemos en un principio.
Luego, juzgamos cuál de las explicaciones es más razonable y describe mejor la realidad, de un modo más simple y sin dejar tantos cabos sueltos. Ese sistema de creencias, que puede ser nuevo o no, será el más adecuado para integrar esta nueva información y para actuar en consecuencia.
3. Amor no correspondido
El síndrome del corazón roto también puede aparecer cuando ni siquiera ha existido una relación de pareja real.
En estos casos es importante centrarse en evitar que creencias irracionales y sin fundamento minen nuestra autoestima, algo que puede ocurrir porque, al perder de vista un posible futuro escenario que nos había ilusionado, podemos percibir esto como una pérdida personal, algo que habla al de nosotros mismos por "haber fracasado".
Hay que examinar lo que pasó y el modo en el que nuestras expectativas fueron haciendo qe poco a poco empezásemos a vivir en un mundo imaginario en el que la relación de pareja ya ha empezado a existir (mucho antes de que lo hiciese en el mundo real).
Del mismo modo, hay que preguntarse por qué debería afectar a nuestra autoestima que no se llegase a construir una relación estable con esa persona en concreto; al fin y al cabo, mucha gente vive perfectamente sin siquiera conocerla o conociéndola de vista; nadie está predestinado a conocer a una persona específica y no a las otras.