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Trastorno afectivo estacional: 5 señales de alerta para identificarlo


El trastorno afectivo estacional es un fenómeno psicopatológico que muestra la unión entre los procesos mentales y aspectos que solemos atribuir únicamente a la meteorología y la astronomía.

Se trata de un trastorno psicológico en el que la persona desarrolla una alteración emocional de manera repetida más o menos en la misma época del año, y que genera síntomas depresivos.

En este artículo veremos cómo afecta a la salud mental de las personas, así como arias laves para saber si nos está afectando.

¿Qué es el trastorno afectivo estacional?

El trastorno afectivo emocional es un patrón de aparición de síntomas depresivos (es decir, vinculados a un muy bajo estado de ánimo) que se produce repetidamente a través de los años con la llegada de una estación determinada, normalmente el invierno.

En algunos manuales diagnósticos aparece definido como un trastorno psicológico independiente, mientras que en el DSM-5 es considerado una variante de la depresión en la que los síntomas desaparecen con el fin de la estación que afecta anímicamente a la persona.

¿Por qué se da esta alteración del estado de ánimo?

Tal y como ocurre con la gran mayoría de los trastornos psicológicos en general, las causas del trastorno afectivo estacional son complejas y no pueden ser reducidas a tan solo uno o dos desencadenantes; hay varios factores que interactúan entre sí y llevan a las personas a desarrollar los síntomas. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, parece ser que las causas más importantes (es decir, las que más peso tienen en la aparición o no aparición de un problema psicológico) están vinculadas al cambio de una estación a otra, lo cual implica diferencias de temperatura y de exposición a la luz solar.

En un primer vistazo, podría parecer que estas causas son un tanto arbitrarias y “fuera de lugar”. ¿Qué tiene que ver el cambio de estaciones con los procesos psicológicos? Sin embargo, si nos fijamos en cómo funcionan el resto de formas de vida, esta relación no parece tan extraña. El planeta Tierra está lleno de ejemplos de animales que, de manera innata, muestran una fuerte predisposición a comportarse de un modo u otro dependiendo de la estación. Elementos como la falta de disponibilidad de alimentos durante los meses fríos, la reducción de la masa de vegetación que complica el camuflaje, la falta de luz solar que complica la movilidad… son aspectos que se han plasmado en la manera en la que muchas especies han evolucionado para ajustarse a esas fases y transiciones por las que pasan los ecosistemas que habitan.

Por supuesto, algunos casos son más claros que otros: no es lo mismo el estilo de vida del glotón, un mustélido que vive en la taiga y que debe pasar el invierno sobreviviendo a base de carroña, que el del Homo sapiens, un homínido que evolucionó cerca del ecuador, donde hay poca diferencia entre los meses de Enero y de Junio. Sin embargo, los desajustes hormonales vinculados al cambio de estaciones puede afectarnos en cierta medida, y en el caso de una pequeña parte de la población, estos pueden llegar a ser tan significativos que llegan a producir problemas emocionales (o a favorecer su aparición).

Efectos del trastorno afectivo emocional

Las señales de alerta del trastorno afectivo estacional

Como hemos visto, no existe un claro consenso sobre si el trastorno afectivo estacional es una entidad clínica independiente o si es una versión de la depresión.

Así pues, los síntomas que caracterizan al trastorno afectivo emocional son los propios de la depresión. Conocerlos nos ayudará a detectar si nos está afectando, aunque el diagnóstico definitivo solo puede ser realizado por profesionales de la salud mental. Veamos las claves para identificarlo.

1. Notas una bajada de tu estado de ánimo coincidiendo con el inicio de la estación

Los síntomas del trastorno afectivo estacional suelen aparecer en el primer tercio de la entrada en una estación, siempre la misma, que en la mayoría de los casos es el invierno. Es decir, que año tras año, suele aparecer este desajuste emocional más o menos en las mismas fechas, sin que sea posible atribuirlo a cambios claros producidos en el contexto laboral, familiar o geográficos en estas fechas (por ejemplo, irse a trabajar a otro país en ciertas semanas del año).

2. Sientes que tu día a día se ha desestructurado por los cambios en exposición a luz solar

Muchas personas que sufren trastorno afectivo estacional notan que la falta de luz asociada al invierno hace que su día a día les ofrezca muchos menos incentivos y ven más problemas a la hora de disfrutar de su tiempo libre por ello.

3. El sentimiento de desesperanza se proyecta hacia el futuro

Aunque el trastorno afectivo estacional se ve limitado por la estación que lo desencadena, la manera en la que las personas que lo sufren ven el futuro va más allá. Aparece el sentimiento de que la vida no tiene sentido en general, de que no podremos ser felices nunca, etc.

4. Aparece la fatiga emocional siempre en la misma época

La persona que sufre esta alteración nota que le faltan energías para llevar cabo sus responsabilidades en el día a día, y pasa su tiempo libre adoptando una actitud pasiva.

5. Falta de interés por las aficiones

Durante esta época del año, la persona abandona sus aficiones, porque no se siente motivado por ellas y, por otro lado, nota que le faltan fuerzas para implicarse activamente en cualquier cosa que no vea como una obligación.

¿Qué hacer ante esta alteración?

El trastorno afectivo estacional puede ser tratado en psicoterapia, donde se llevarán a cabo estrategias de gestión emocional y de reactivación de los hábitos capaces de activar conductual y emocionalmente a la persona. También pueden utilizarse formas de intervención médica como los psicofármacos o la terapia de luz, siempre bajo supervisión sanitaria.

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Mi nombre es Javier Ares y me especializo en las alteraciones psicológicas relacionadas con la ansiedad y la depresión, así como en problemas de pareja; atiendo a adolescentes y a la población adulta. Puedes contar con mis servicios en mi consulta situada en Madrid o a través de la modalidad de terapia online por videollamada.