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10 verdades incómodas sobre el Día de San Valentín


Muchos de nosotros creemos que el 14 de febrero está marcado felizmente en el calendario mental de la mayoría de las personas que cuentan con un amor correspondido. 

A pesar de ello, el Día de San Valentín también tiene inconvenientes. son muchas las críticas que se les hacen a las festividades basadas la compra de regalos. Si bien la mayoría de ellas se basan en la moralidad, también desde el ámbito de estudio de la psicología es fácil encontrar motivos para relativizar las virtudes y sensaciones que se despiertan en nosotros durante el día de los enamorados. 

10 aspectos del Día de San Valentín que te causarán incomodidad

Veamos diez motivos por los que este día es en realidad una hoja de doble filo:

1. San Valentín es una marca en el calendario que te hace dirigir la atención hacia una pregunta fundamental: ¿tengo la pareja que yo espero? Si no la tengo… ¿qué he hecho mal para no poder celebrar este día? Y es que el día de los enamorados es único haciendo que elevemos el listón y, de hecho, también lo es haciendo aparecer de la nada el propio listón para medir.

2. ¿Realmente es obligatorio comprar esto? No sólo por el elevado coste medioambiental de la comercialización masiva de las rosas, sino por la dependencia emocional que puede crear el consumismo. Y es que, reconozcámoslo, el Día de San Valentín hunde sus raíces en la tradición de regalar cosas. Sin este tipo de obsequios, se convierte en otro día más. La cuestión es: ¿cuánto estamos dispuestos a gastarnos en esos regalos, y a qué necesidades responden?

3. El Día de San Valentín puede precipitar una ruptura amorosa en las parejas en crisis, según un estudio realizado en 2004. Parece que este día puede actuar como catalizador de las relaciones románticas, volviéndolas más inestables y acentuando los problemas que se llevan arrastrando.

4. El regalo hace también la función de tarjeta de visita personal, un fenómeno psicológico que podría resumirse en: “así de fantástico soy yo y así de genial es el regalo que te ofrezco”. ¿Has visto American Psycho? Pues eso.

5. El Día de San Valentín tiene otro componente de vanidad. El hecho de regalar cosas a un ser amado puede parecer un acto nacido del corazón y el puro altruismo, pero realmente no es así del todo. Un estudio sugiere que, para los hombres, el principal motivo que les lleva a realizar un regalo es… la obligación. Y además, con diferencia.

6 .El mismo estudio mencionado anteriormente señala que el 25% de los hombres espera algo a cambio del regalo. El 89% de los que compran prendas de lencería, de hecho, piensan en ellos mismos. Vaya vaya.

7. El Día de San Valentín, en conjunción con el Día del Padre y el de la Madre son maneras de compartimentar las formas de amor. Una relación amorosa que no encaje con esas definiciones queda menos reconocido, como si por la fuerza tuviera que ser de menos importancia.

8. ¿No lo hemos dicho ya? El día de los enamorados tiene un efecto “sábado por la noche”: la presión social hace que quedarse en casa sin hacer nada resulte deprimente (y ya sabemos que estar en casa con los ánimos bajos supone una ruta directa hacia la nevera).

9. Si te gustó la película Amélie, atención, porque San Valentín es un atentado contra la filosofía de los pequeños detalles de la vida. Atravesar las 24 horas del día de los enamorados supone cruzar una especie de pequeño Las Vegas en el que un montón de carteles enormes y luminosos te animan a paladear el amor a tu ritmo, libremente y tal y como quieres.

10. Como último, y no por ellos menos importante, esta es una fecha que te recuerda los cuestionables gustos de tu pareja a la hora de pedir u ofrecer regalos. La industria de las tarjetas de San Valentín es una mina de despropósitos.

En suma, puede decirse que el de San Valentín es, como el resto de días del año, un momento en nuestras vidas que hemos de aprender a no tomarnos demasiado en serio. Tanto por sus sombras (la incapacidad para vivir plenamente este día de acuerdo a nuestras expectativas) como por sus luces (el hecho de creer que, a diferencia del resto de días del año, en San Valentín se cristaliza la esencia de un amor puro). Acostumbrémonos a no dejar que presiones sociales narren la manera en la que tenemos que vivir la vida al lado de alguien especial.