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Personas testarudas: 5 características típicas, y cómo lidiar con ellas


No hay una sola manera de interpretar lo que es la vida, lo que esta implica para nosotros. Una de las consecuencias de esto es que cada persona desarrolla una manera más positiva o más negativa de ver las cosas, y una mentalidad más flexible o más rígida.

Y es que gran parte de nuestra identidad viene dada por la manera en la que aprendemos a adaptarnos a lo que nos va sucediendo, a nuestro entorno. Hay quien tiende a cambiar constantemente de estrategia dependiendo de los resultados que dan sus planes cuando son aplicados a la realidad, y hay quien pase lo que pase sigue manteniendo las mismas creencias, opiniones y actitudes.

En este artículo veremos justamente en qué consiste ser una persona testaruda, y cuáles son las características de esta manera de ser.

5 características de las personas testarudas

La testarudez puede ser más o menos positiva dependiendo del contexto, pero por lo general, supone una limitación que nos lleva a no querer separarnos de una idea o estrategia pase lo que pase. Veamos cómo se traduce esto a la práctica.

1. Son orgullosas

Las personas testarudas no lo son simplemente porque crean honestamente que lo correcto es seguir comportándose tal y como lo hacen. Lo son, en parte, porque el hecho de dar un giro brusco en sus actitudes, opiniones, estrategias o estilo de comportamiento puede desgastar su imagen, revelando que se ha cometido un error o que, simplemente, son personas imperfectas que no saben de antemano lo que va a pasar.

Así pues, para ellas no importa tanto el contenido de lo que hacen, piensan o dicen, como la idea de mostrarse consistentes en lo que hacen.

2. La improvisación es su enemiga

Tal y como nos ocurre a todos, las personas testarudas se ven obligadas a improvisar de vez en cuando. Lo que ocurre es que en su caso existe un riesgo añadido de que las cosas salgan mal, porque si la decisión inicial que toman resulta ser la incorrecta, es más difícil que se corrijan a sí mismas.

Esto es algo que ellas mismas saben, y como consecuencia, a partir de lo que van aprendiendo a partir de sus experiencias, prefieren evitar exponerse a situaciones en las que tengan que tomar decisiones importantes de manera improvisada.

3. La teoría les importa más que la realidad

Para este tipo de personas, en muchas ocasiones, si la teoría no se corresponde con la realidad, es la realidad la que está mal. Esto no significa que tengan un fuerte deseo por mejorar el mundo, dado que para hacer esto último sería necesario realizar un diagnóstico fidedigno del problema sobre el que se va a intervenir. Significa que prefieren escudarse en esa rigidez mental con tal de no afrontar que sus ideas pueden estar equivocadas.

4. Les interesa ser vistas como personas autónomas

Tal y como hemos visto, las personas testarudas quieren ofrecer una imagen de coherencia y de tener un criterio propio muy fiable. Por eso, si bien no todas quieren liderar equipos, tienden a disfrutar de la posibilidad de ser vistas como referentes intelectuales, personas con una filosofía de vida a tener en cuenta.

5. Tienen planteamientos dicotómicos

A la hora de aferrarse a una creencia, las personas testarudas necesitan tener una justificación para no tener en cuenta todas las opiniones en contra de lo que ellas hacen. Por eso, suelen crear “listas negras” que les llevan a desestimar las ideas de otros. Todo lo que no les dé la razón en ese sentido, está fuera de cualquier consideración o reflexión autocrítica. De esa manera desaparecen las dudas.

¿Qué hacer al tratar con ellas?

A la hora de tratar con personas testarudas, sigue estos consejos.

1. No te rías de sus errores

Esto es importante, porque supone una confrontación clara. A veces, la testarudez puede llevarnos a desarrollar actitudes o comportamientos que parecen una caricatura, pero eso no es motivo para reírse de quien los mantiene. Hacerlo solo creará malestar y no les hará salir de su error, debido a la disonancia cognitiva generada: prefieren creer que el otro no sabe lo que dice a asumir sus equivocaciones.

2. Introduce la duda

También hemos visto que las personas testarudas son muy radicales en su manera de pensar, y tienden a ver como algo negativo todo lo que vaya contra la creencia o estrategia que mantienen pase lo que pase. Eso significa que atacar directamente esa creencia o idea no resultará eficaz.

Sin embargo, lo que sí es útil es hacer que la persona testaruda empiece a dudar de ellas, extrayendo conclusiones acerca de lo que pasa al llevar esas ideas hasta sus últimas consecuencias.

3. Ofrece una salida digna

No es necesario que quede patente que aquello que se defendía con testarudez era absurdo. Quien se ha aferrado a una creencia o actitud de manera radical, difícilmente hará eso a corto plazo. Es suficiente con pasar por alto lo ocurrido y darle a la otra persona la oportunidad de dejar de defenderla de manera ciega sin levantar risas ni comentarios críticos.