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Mulas: el eslabón más débil del narcotráfico


Conocidos con el nombre de mulas, transportan estupefacientes de un país a otro con métodos cada vez más ingeniosos y variados: en compartimientos ocultos en las valijas, en el calzado o vestimenta, y hasta dentro del propio cuerpo.

Se trata de personas que ingieren cápsulas con drogas, generalmente cocaína o heroína, dentro de guantes de látex, preservativos, para evitar que los procesos digestivos normales arruinen la mercancía. La misión consiste en ingerir las cápsulas, transportarlas de un país a otro, expulsarlas, limpiarlas y entregarlas a otro miembro de la organización narco que esté a cargo de recibirlas.

En este modo de tráfico nos detendremos en este artículo.

Mulas: ¿quiénes son los elegidos?

Por lo general, a la hora de realizar la reclutación de mulas, desde el narcotráfico se busca a personas de muy bajos recursos y pobreza, en situaciones de gran vulnerabilidad, marginalidad, desesperación y falta de percepción de oportunidades para salir adelante, entre otros factores.

Al aceptar transportar drogas se convierten en delincuentes a la vez que son víctimas de organizaciones criminales que se abusan de las condiciones en que viven las personas que acceden a este tipo de actividad. Les dan la seguridad de que no es una actividad peligrosa y que está todo arreglado. Los engañan y prometen condiciones de seguridad que luego no se cumplen.

Y no siempre acceden voluntariamente. Muchas veces son engañados, extorsionados para que concreten la tarea, obligándolos a llevar las drogas por la fuerza y bajo amenaza sobre sí mismo o su familia. En otros casos son víctimas de redes de trata de personas.

Un dato no menor es que la seguridad de los aeropuertos cuenta con un Escáner corporal, que detecta las cápsulas dentro del organismo, por lo cual no es casual que muchas de las mulas sean mujeres embarazadas, a quienes no las pueden someter a los rayos X, por lo cual es más difícil que sean detenidas. Son como un “envase” perfecto, aunque el más débil y físicamente comprometido.

Falta de conciencia de los riesgos

La decisión de ser mula por lo general se gesta en la combinación de una situación vulnerable de desesperación y desesperanza y una falsa concepción de que ésta es una actividad que generará dinero fácilmente. Es percibido como una posible oportunidad y modo de subsistencia.

Pero este “trabajo” realmente de fácil no tiene nada: implica en primer lugar riesgos en la salud de la persona (intoxicación, obstrucción intestinal, peritonitis y si una cápsula se rompe, es muy probable que su transportador muera) y la expone a cometer un delito penado con prisión por tenencia y tráfico de estupefacientes. Esto va a depender del país en donde las mulas sean descubiertas.

Hay países en los que las penas llegan hasta los 12 años de prisión, según cantidades traficadas y si hay o no colaboración en la detención y en la investigación posterior. En otros países como en China e Indonesia las penas a las que se enfrentan las mulas del narcotráfico pueden alcanzar la prisión perpetua y hasta incluso la pena de muerte.

En el caso de Argentina, y según el informe "Encarcelamientos por delitos relacionados con estupefacientes en Argentina", 7 de cada 10 mujeres extranjeras presas son detenidas a partir de haber actuado como mulas. La gran mayoría de las mujeres presas son madres y tienen hijos pequeños, en situaciones de vulnerabilidad, desamparo y carencias tanto afectivas como económicas.

Envases descartables

Hace dos meses, una joven de 19 años apareció muerta en una calle céntrica de la ciudad de Buenos Aires después de que estallasen dentro de su estómago dos cápsulas de cocaína (de un total de 80).

Según los testigos del caso, la joven fue arrojada de un vehículo, por lo que se cree que otras personas involucradas en esa red, frente a su fallecimiento, simplemente la descartaron. Un envase que ya no sirve hay que tirarlo. Las mulas dejan de ser seres humanos para los narcos, son un objeto necesario en la cadena de operaciones pero reemplazables.

Muchos eslabones en la cadena narco

Cuando esto funciona y se consigue llevar la droga al punto deseado, se da gracias a toda una gran red de cómplices, que va desde quien consigue y almacena el producto, quien recluta, quien transporta, quien entrega la sustancia, quien facilita los trámites para realizar el viaje, quien recibe la mercancía, y algún arreglo corrupto y necesario con personal de seguridad del aeropuerto o frontera.

Tanto mulas como vendedores cometen delitos por los cuales son juzgados y encarcelados, sin embargo ellos son medios reemplazables por otros pares. Por eso, su detención apenas roza a los poderosos narcos que, libres y preservados, continuarán negociando con la salud y las vidas de las personas.

Para el narco cada mula es un objeto que almacena su valiosa mercancía, su vida nada importa, solo es relevante que lleguen las cápsulas a su destino y sin la menor pérdida económica. Es un negocio multimillonario que juega con la vida y la muerte.