Tópicos Biografía Terapia Historia de la psicología

Aaron Beck: biografía del creador de la terapia cognitivo-conductual


El lunes 1 de noviembre falleció una de las figuras más importantes para la psicología clínica: Aaron Temkin Beck. A este psiquiatra norteamericano se le atribuye ser el inventor de la terapia cognitiva y la terapia cognitivo-conductual, siendo sus hallazgos científicos fundamentales para el abordaje terapéutico de la depresión.

La figura de Beck es ampliamente conocida en todas las facultades de psicología, en especial su terapia cognitiva y sus inventarios para la depresión y la ansiedad, pruebas psicométricas muy usadas en la evaluación objetiva de estos trastornos.

A modo de homenaje y para honrar su figura, vamos a hablar de la vida de este investigador a través de una biografía de Aaron T. Beck en formato resumido.

Breve biografía de Aaron T. Beck

Aaron Temkin Beck ha sido y sigue siendo uno de los psiquiatras más influyentes de la historia de la psicología y la psiquiatría. Su apellido da nombre a una de las terapias más conocidas en el mundo de la Psicología Clínica, la terapia cognitiva de Beck, tratamiento que incorpora enfoques propios del procesamiento de la información a la vez que tiene muy en cuenta el comportamiento del paciente.

Primeros años

Aaron Temkin Beck nació en Providence, Rhode Island (Estados Unidos) el 18 de julio de 1921, en el seno de una familia de inmigrantes judíos rusos, siendo él el menor de los tres hijos supervivientes.

La infancia de Beck estuvo marcada por una madre sobreprotectora, quien perdió a una de sus hijas, evento que la sumergió en una profunda depresión y que, obsesionada con el miedo de perder a otro hijo, hizo que estuviera encima del joven Aaron prácticamente siempre. El propio Beck confesaría años más tarde que se sintió como una especie de reemplazo para su hermana, y que sentía que su madre estaba decepcionada de que él no fuera una niña.

A la edad de siete años Beck se rompió un brazo cuando estaba jugando en el recreo. El hueso roto se acabó infectando y evolucionó a una septicemia generalizada (infección de la sangre) lo cual le obligó a permanecer largo tiempo en el hospital. A causa de esto, el pequeño Aaron perdió la posibilidad de pasar a segundo grado. Beck reconocería tiempo más tarde que en esta época se sentía “estúpido”, creyendo que no era lo suficientemente inteligente.

Beck echaba de menos a sus amigos y no le gustaba nada estar en un curso por detrás de ellos. Para solucionarlo, pidió a sus hermanos mayores que le hicieran tutorías y, junto con su afán y determinación, el pequeño Aaron no solo pudo volver a estudiar con sus amigos sino que además acabó pasando a un curso por encima de lo esperado para su edad.

Formación universitaria

El joven Aaron descubrió que era más inteligente de lo que creía, marcando un punto de inflexión psicológica en su vida y que se demostraría unos cuantos años más tarde cuando llegó el momento de ingresar a la universidad.

Beck consiguió graduarse a la cabeza de su clase de Hope High School y en otoño de 1938 logró entrar en la prestigiosa Universidad de Brown. Se graduaría cum laude en 1942 y, más tarde, lo haría en la Escuela de Medicina de Yale en 1946

Aaron T. Beck desarrolló varias fobias a lo largo de su infancia. Una de ellas era la sangre y heridas, la cual él mismo atribuyó a su desagradable experiencia con la cirugía tras romperse el brazo de pequeño. Su experiencia del evento fue muy traumática pues, según él, el cirujano comenzó a hacer la incisión antes de que la anestesia surtiera efecto.

Su fobia a la sangre era un impedimento en su formación como médico. Durante su entrenamiento para ejercer esta profesión, Beck tuvo que luchar contra la ansiedad y los mareos que sentía mientras ayudaba con las operaciones. Sorprendentemente, consiguió superar su fobia a la sangre exponiéndose gradualmente a los instrumentos y sonidos de la sala de operaciones, y manteniéndose ocupado mientras ayudaba con la cirugía.

Beck también sufría fobia del miedo a la asfixia, aparentemente causada por un caso grave de tos ferina, asma crónica infantil y un hermano mayor que le solía hacer la “broma” de ponerle una almohada sobre la cara.

Además, presentaba fobia a los túneles, sintiendo opresión en el pecho y dificultades para respirar mientras conducía por uno de ellos. Se sabe que desarrolló cierto miedo a las alturas y a hablar en público.

Vida de Aaron Beck

A pesar de sus muchas fobias, Beck consiguió superarlas mediante el mismo enfoque del que se formaría su archiconocida terapia: la terapia cognitiva de Beck. Él mismo sostuvo que fue capaz de superar estos miedos al trabajarlos cognitivamente.

Aaron T. Beck también se basó en sus propias experiencias al escribir su primer libro sobre trastornos depresivos, publicado en 1967 y llamado “The diagnosis and management of depression”. Por aquella época, Beck estaba ligeramente deprimido, pero él mismo consideraba la redacción del libro como una especie de autotratamiento.

Con el paso del tiempo Aaron T. Beck decidió especializarse en neurología ya que se sentía atraído por el grado de precisión que se les exigía a los practicantes de esta especialidad. Mientras estaba completando la rotación requerida en psiquiatría se interesó en algunos de los descubrimientos recientes en el tratamiento de los trastornos mentales motivo por el cual decidió convertirse en psicoterapeuta.

Vida personal

En el año 1950 Aaron T. Beck se casó con Phyllis W. Beck con quien llegaría a tener cuatro hijos: Roy, Judith (Judy), Dan y Alice, los cuales le darían ocho nietos.

De entre su descendencia la más notoria es su hija Judith S. Beck, influyente terapeuta cognitivo-conductual y actual presidenta del Instituto Beck, institución promotora de los tratamientos cognitivo-conductuales. Padre e hija fundaron el instituto juntos en 1994, institución de la que Aaron T. Beck ha sido su presidente emérito.

Últimos años y muerte

Al momento de fallecer, Aaron T. Beck era profesor emérito de psiquiatría en la Universidad de Pennsylvania. Murió el 1 de noviembre del 2021 en su casa de Filadelfia, Pennsylvania, a los 100 años de edad.

Beck y el enfoque cognitivo en el tratamiento de la depresión

Desde un principio, la intención de Aaron T. Beck era estudiar psiquiatría. Sin embargo, durante su formación psiquiátrica se interesó por el enfoque psicoanalítico y su forma particular de entender los trastornos psicológicos. Por ello, pasó la primera parte de su carrera estudiando e investigando el psicoanálisis, en concreto la forma en cómo trataba la depresión.

Sin embargo, tras varios años adquiriendo conocimientos y práctica sobre terapia psicoanalítica, Aaron T. Beck se dio cuenta de que este enfoque no tenía rigor científico, ni tampoco la estructura ni la evidencia empírica que él deseaba. A raíz de esto cambió su interés hacia el enfoque cognitivo y su investigación en depresión se intensificó tras llevar a cabo un trabajo en el departamento de psiquiatría de la Universidad de Pennsylvania, lugar en el que establecería una clínica especializada en este trastorno.

Aaron T. Beck se percató de que sus pacientes con depresión manifestaban con frecuencia pensamientos negativos espontáneos sobre sí mismos y lo que les rodeaba. Cuando estos pensamientos aparecían en su mente los pacientes los veían como válidos y realistas, y era difícil que los pusieran en duda por su propia cuenta. Por este motivo, Beck se centró en ayudar a los pacientes a identificar estos pensamientos negativos automáticos y ayudarles a sustituirlos por pensamientos más objetivos.

Aaron T. Beck encontró que, para lograr un tratamiento exitoso para cualquier problemática psicológica, era necesario conseguir que los pacientes fueran conscientes de sus patrones de pensamiento negativos. Este enfoque de tratamiento fue lo que se llamaría con el paso del tiempo terapia cognitivo-conductual.

En su primer modelo cognitivo para la depresión, Beck incorporó tres conceptos específicos:

  • La tríada cognitiva
  • Esquemas o patrones estables de pensamiento
  • Errores cognitivos o procesamiento de información defectuoso

De acuerdo con el autor, la tríada cognitiva abarca la visión de una persona con depresión sobre sí misma, sus experiencias continuas y su futuro, lo que hace que considere las experiencias o interacciones con los demás como derrotas o fracasos, o que incluso piense así de sí misma. El paciente ve el futuro como uno lleno de dificultades, frustración y privación. Así pues, en esta tríada podemos identificar los siguientes aspectos:

  • Visión negativa sobre sí mismo
  • Visión negativa sobre el mundo
  • Visión negativa sobre el futuro

De acuerdo con la visión de Beck, esta tríada de patrones cognitivos negativos provoca alteraciones emocionales y la pérdida de energía y motivación características de la depresión clínica. En base a esto, este psiquiatra diseñó un tipo de terapia destinada a identificar estas distorsiones de pensamiento de los pacientes.

Aaron T. Beck también diseñó pruebas para medir si su nueva terapia funcionaba o no. Por este motivo podemos encontrar algunas pruebas psicológicas que llevan su apellido, siendo los más usados el Inventario de Depresión de Beck (Beck Depression Inventory o BDI) y el Inventario de Ansiedad de Beck (Beck Anxiety Inventory). Estos tests constituyen formas fiables, estandarizadas y objetivas para medir la depresión y ansiedad, pruebas las cuales ayudaron a Beck a demostrar que su terapia funcionaba.

Gracias a su teoría cognitiva de la depresión y las herramientas que conformó para evaluarla, Beck ha sido clave para cambiar el mundo de la psicoterapia para siempre.

La importancia de este investigador para la Psicología

La terapia cognitiva de Beck es uno de los métodos terapéuticos más potentes de los que se dispone, siendo extensamente probado en más de 400 ensayos clínicos. Este tratamiento ha mostrado ser eficaz para una amplia variedad de trastornos como la depresión, la ansiedad, el trastorno de pánico, el abuso de sustancias y los trastornos de personalidad.

Beck tiene el honor de ser el único psiquiatra que ha publicado artículos en las dos APA, tanto en el journal de la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association) como en la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association). Sus aportes a la ciencia del comportamiento y al tratamiento de los trastornos mentales tienen tan grande calibre que el American Psychologist Journal lo nombró uno de sus cinco psicólogos más influyentes de todos los tiempos. Más de 600 artículos y 25 libros tienen como autor a Aaron T. Beck.

Este psicólogo fue nombrado una de las personas más influyentes en la salud mental, y una de las diez personas más influyentes de la psiquiatría norteamericana. Su terapia cognitivo-conductual es tan importante a nivel mundial que se enseña como técnica terapéutica en prácticamente todas las facultades de psicología del mundo. Beck ha recibido numerosas distinciones por su trabajo, incluyendo cinco títulos honorarios, el premio Lienhard del Instituto Nacional de Medicina estadounidense por su desarrollo de la terapia cognitiva, además de obtener el Premio Kennedy en salud comunitaria.

Su trabajo en la Universidad de Pensilvania fue inspirador para el psicólogo y escritor estadounidense Martin Seligman, quien gracias al trabajo de Beck refinó sus propias técnicas cognitivas que le servirían para trabajar sobre la indefensión aprendida.