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Sharenting: una práctica habitual en la paternidad y maternidad 2.0


¿Qué entendemos por sharenting? Usar las redes sociales para compartir información de nuestros hijos e hijas. Es una combinación de dos palabras Sharing (compartir) y Parenting (Crianza).

El sharenting se ha convertido en una práctica muy habitual entre los padres y madres en redes sociales. La práctica se refiere a compartir de manera constante información e imágenes de nuestros hijos. Compartir de manera ocasional alguna imagen o hacer algún comentario no es sharenting.

¿Cuáles son los riesgos del sharenting?

En primer lugar, debemos ser conscientes de que esta práctica hace que les estemos creando a nuestros hijos e hijas una huella digital sin su consentimiento. Cuando son pequeños no pueden decidir sobre ciertos aspectos de su vida, entre ellos si desean o no salir en redes sociales.

Algunos padres y madres justifican esta práctica con la idea de que a los niños y niñas les gusta hacerse fotos o vídeos. Ese no es el problema, realmente estos menores no saben la repercusión que puede tener esa imagen o ese vídeo, y no conocen el alcance, ni la cantidad de personas que los ven, puesto que no entienden lo que es una red social.

Esa huella digital y esa exposición en redes genera la falta de privacidad. Nosotros no compartimos (o no deberíamos compartir) todo aquello que nos ocurre en redes sociales… ¿Por qué con los niños es diferente? Hay que respetar su derecho a la privacidad y a la intimidad.

Otro riesgo asociado al sharenting es el ciberbullying. Nuestros hijos e hijas pueden sufrir acoso a través de redes sociales con información proporcionada por sus propios padres y madres. Podemos subir imágenes o información que les resulte vergonzosa y que puede ser utilizada como arma por parte de sus iguales.

Del mismo modo, el acoso puede producirse por un adulto que inicialmente intenta ganarse la confianza de nuestros hijos e hijas haciéndose pasar por alguien de su edad, mostrando empatía, cariño y apoyo. Esta práctica es conocida como grooming y el fin es obtener imágenes o videos con contenido sexual del menor.

Subimos información a las redes, pero no sabemos quién hace uso de esa información ni cuáles son sus verdaderas intenciones. Es muy sencillo mentir en Internet; pensemos en la cantidad de menores que tienen perfiles en redes sociales cuando la edad permitida para abrirse un perfil es de 13 años en la mayoría de las plataformas.

Riesgos del sharenting

En Internet y sobre todo en redes sociales existen grupos de pedófilos que se nutren de este tipo de contenido que los padres y las madres proporcionan. El contenido en muchas ocasiones es utilizado con propósitos sexuales.

Del mismo modo, hay que reflexionar y ver que en muchas ocasiones no solo estamos subiendo una imagen, estamos proporcionando información sobre el cumpleaños de nuestro hijo, sus aficiones, en qué equipo juega, dónde entrena, quienes son sus amigos y amigas… Esto, unido a que las imágenes contienen datos de geolocalización y estamos indicando en tiempo real dónde se encuentra nuestro hijo. Toda esta información coloca a nuestros menores en una situación de gran vulnerabilidad.

Otro riesgo que nuestros hijos e hijas asumen al compartir su información es el fraude. Al tener sus datos y mucha información nuestros hijos e hijas pueden convertirse en víctimas de fraude. E incluso que sus imágenes puedan ser empleadas con fines publicitarios sin consentimiento.

Una tendencia al alza

Esta práctica ha aumentado considerablemente en los últimos años; según un estudio realizado por las universidades de San Francisco y Michigan indican que el 81% de los bebés han sido expuestos en redes sociales antes de los 6 meses.

Cuando esa exposición la realizas teniendo miles de seguidores la cosa se agrava muchísimo más; en muchos casos a cambio de esa exposición se obtiene un rendimiento económico.

El impacto psicológico del trauma de traición

Esos menores, cuando alcancen la adolescencia, pueden plantearse por qué su vida ha sido expuesta en redes, así como pedir explicaciones a sus padres y madres. El psicólogo Miguel Hernández, especializado en traumas, denomina a esto trauma de traición.

¿En qué consiste el trauma de traición? Consiste en que las personas en las que hemos confiado hasta ahora nos traicionan. Cuando los niños y niñas alcanzan una madurez, y se dan cuenta de que han sido utilizados, pueden comenzar una lucha con sus padres y madres, pero sobre todo con ellos mismos.

Este fenómeno no es nuevo, lleva ocurriendo años en la industria del cine y la televisión con los llamados “niños prodigio”.

¿Qué hacer?

Actualmente, no hay una regulación legal tan definida en redes sociales como puede haberla en televisión y cine respecto a la imagen de los menores.

No consideramos que nadie, ningún padre o madre, lleve a cabo esta práctica para hacer daño de manera deliberada a sus hijos; sin embargo, los efectos del sharenting existen y pasan factura a nuestros menores. Por ello, debemos tomar conciencia al respecto, ya que somos responsables de la seguridad física y psicológica de nuestros hijos e hijas.