Gerontofilia: tipos, síntomas y tratamientos
Habitualmente, la mayoría de personas tienden a interesarse sexualmente por personas con edades cercanas o similares a las propias (hasta aproximadamente alrededor de una década por encima o por debajo suele ser lo más habitual). Pero también existen parejas de edades muy discordantes. Aunque no es muy habitual en la actualidad, ello no tiene nada de patológico en sí si dicha unión es entre personas mayores de edad que consienten y en que no existe ningún tipo de abuso o aprovechamiento de circunstancias que limiten la capacidad de consentir.
Sin embargo, existen casos de personas que presentan intensas fantasías sexuales y se ven atraídas exclusivamente o casi exclusivamente por estímulos que la mayoría de la sociedad considera anómalos y que generalmente incluyen personas o animales no consintientes, objetos inanimados o relaciones de dolor/sumisión entre compañeros de cama. Cuando esta atracción genera un malestar a la propia persona o a otros, es prácticamente el único tipo de estímulo que genera atracción sexual y/o genera limitaciones en la vida del sujeto o de su compañero sexual estaremos hablando de una parafilia.
Dentro de las parafilias podemos encontrar un tipo que, si bien es poco frecuente, está sujeto a cierta controversia dado que su inclusión dentro de las parafilias sólo podría darse de generar malestar o limitaciones al propio sujeto o al compañero: la gerontofilia o atracción por las personas de edad muy avanzada. Es sobre ella sobre la que se va a hablar en este artículo.
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La gerontofilia: definición básica
Recibe el nombre de gerontofilia la atracción sexual hacia personas ancianas o de la tercera edad siendo el sujeto que siente dicha atracción considerablemente más joven. La diferencia de edad que se suele considerar es de al menos 35 años de edad de diferencial La persona en cuestión tiene fantasías sexuales recurrentes con ancianos, siendo esta característica la que de manera exclusiva o casi exclusiva le genera excitación sexual.
Es importante tener en cuenta y remarcar que cuando hablamos de gerontofilia no hablamos de un enamoramiento espontáneo por alguien de edad avanzada. Una persona con gerontofilia siente una atracción que no es tanto derivado de conocer a una persona sino del hecho de que esta sea anciana. Dicho de otro modo, lo que despierta el impulso sexual es que se de una persona de edad avanzada o anciano, independientemente de cómo sea la persona en sí.
Como parafilia, el interés mantenido es en principio meramente sexual, si bien en algunos casos el gerontófilo y el objeto de su deseo pueden llegar a mantener una vinculación romántica.
La clasificación de la gerontofilia como una parafilia puede ser controvertida, debido a que suele confundirse la parafilia con el hecho de tener una relación con alguien mucho mayor. Pero lo cierto es que una cosa no implica la otra: se puede tener una relación con un anciano y la persona que lo haga no tiene porqué entrar dentro de la categoría de gerontófilo. De hecho, la gerontofilia es una parafilia sólo si genera un malestar clínicamente significativo, si supone una limitación funcional en el día a día del o si el único estímulo que despierta deseo sexual es la ancianidad como tal.
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Tipos básicos
Existen dos tipos básicos de gerentofilia, o mejor dicho podríamos encontrar principalmente con dos tipos de atracción hacia personas de la tercera edad.
1. Alfamegamia
La primera de ellas es la alfamegamia, en la que existiría una atracción sexual por parte de una persona (sea hombre o mujer) joven hacia varones mucho mayores y dentro de la tercera edad.
2. Matronolagnia
El otro tipo se corresponde con la atracción sexual hacia mujeres ancianas por parte de hombres o mujeres mucho más jóvenes, recibiendo este caso el nombre de matronolagnia.
Causas de la gerontofilia a nivel de parafilia
Si bien las relaciones entre personas de distinta edad no tienen porqué implicar la presencia de gerontofilia, en los casos en que se está hablando de una parafilia puede surgir la pregunta de qué es lo que hace que aparezca esta fijación con las personas de la tercera edad. En este sentido son múltiples las explicaciones que pueden hallarse. Cabe remarcar que hablamos de la parafilia, no del hecho de enamorarse de alguien que casualmente tenga dicha edad..
Una de ellas nos habla de la presencia de una personalidad insegura, dependiente o necesitada de protección, que vería en el hecho de ser anciano un estímulo que tradicionalmente se ha asociado con la sabiduría, la experiencia, la protección y la calidez. Esta visión de la ancianidad puede hacer que en algunas personas nazca cierto deseo sexual hacia estas características, que las hacen sentirse seguras.
También es posible que surja en el contexto de personas que se sienten incapaces de relacionarse exitosamente con personas de su edad (algo que también ocurre en algunos casos de pedofilia).
Otra posibilidad nace del condicionamiento: es posible que en una situación de excitación sexual haya aparecido casualmente la imagen o algún tipo de estímulo relacionado con la ancianidad, que posteriormente puede haber sido reforzada positivamente (por ejemplo mediante la masturbación).
Relacionado con esto también se han observado casos en que la existencia de este tipo de atracción se deriva de experiencias traumáticas, como abusos sexuales en la infancia, en que de algún modo se ha normalizado el acto sexual con personas mucho mayores que el propio sujeto. Se ha asociado la excitación sexual con la diferencia de edad o con la ancianidad, adquiriendo por lo general la atracción hacia ancianos cierto tinte compulsivo.
Asimismo, otro posible motivo lo podemos hallar en la fragilidad propia de la tercera edad o bien el hecho de tener alguien a quien cuidar: los ancianos son por lo general personas con una salud débil, que pueden requerir de ayudas y pueden tener cierta dependencia. Algunas personas pueden encontrar sexualmente estimulante el hecho de ser necesario y ayudar a las personas mayores.
El polo opuesto se encontraría en la búsqueda de relaciones de dominación-sumisión: un anciano puede ser más frágil que su pareja, algo que pone al gerontófilo en una posición de cierta superioridad a nivel de poderío físico. En este caso hay que tener especial precaución a la posibilidad de que exista un intento de abuso hacia el anciano en cuestión, pudiendo existir componentes vejatorios que buscaran someter al anciano.
Tratamiento
El tratamiento de cualquier parafilia es un asunto complejo, que requiere tener en cuenta una gran cantidad de factores y variables.
En el caso de la gerontofilia lo primero que hay que tener en cuenta es de si existe realmente una parafilia como tal, algo que puede ser más complejo de lo que parece a simple vista. En primer lugar y como ya hemos repetido a lo largo del artículo tener una pareja de edad muy diferente a la propia no convierte al sujeto en gerontófilo, siendo esto únicamente una parafilia cuando supone un malestar clínicamente significativo, limita la vida de la persona o genera daños a la pareja. De este modo hay que excluir parejas de edades discordantes con diferencia de edad, así como también relaciones basadas en el interés.
Pero incluso si existe malestar cabe valorar el porqué, dado que la vivencia de malestar puede estar generada únicamente por la desaprobación social o la interiorización de esta.
En el caso de estar trabajando con la parafilia en sí será necesario valorar qué es lo que hace que para el sujeto la ancianidad sea el prácticamente exclusivo objeto de deseo, qué aspectos considera relevantes y las repercusiones que esta situación tiene sobre él.
También se trabajarán aspectos como la seguridad y la autoestima, así como las habilidades sociales y de resolución de problemas, en los casos en que la atracción se deba únicamente a considerarse incapaz de tratar con personas de edad similar a la cronológica o en caso de que lo que atraiga sea la necesidad de sentirse necesario.
Otro tipo de intervención será necesario si surge de la vivencia de experiencias traumáticas, que deberán ser trabajadas. También en el caso de que se deba a aspectos vinculados con el poder y la sumisión, siendo especialmente vigilantes de la existencia de algún posible abuso hacia ancianos con quienes tengan relación de pareja.
Pero todo ello sólo podría ser necesario si se trata de algo que no ha sido elegido y es vivido con malestar por parte de las partes implicadas. En otro caso, hay que tener en cuenta que al fin y al cabo y cuando es tal, el amor no tiene edad