El arte como instrumento transformador en los procesos de sanación
El concepto holístico es planteado por la Psicología Humanista, nombra el síntoma y el malestar del individuo como resultado de las emociones, el cuerpo, el espíritu y la mente, planteando así un concepto evolutivo e integral de la persona.
El arte da cuenta de toda manifestación humana, puesta en forma de expresión desde la perspectiva de quien lo vive y de quien lo expresa. Es un concepto tan amplio y versátil que solo el hombre podría apropiarse de él. Está en todo lo que nos comprende; el cosmos, la naturaleza, la biología, la culinaria, la vida misma.
El arte está en ti, en mí, en todo y en todos, de ahí la profundidad que implica traer un concepto tan abstracto al espacio de consulta, y como no, si todo en tanto me relaciono se refiere al Crear, y esta es en últimas la base epistemológica de la palabra arte.
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El arte en procesos de terapia
El arte en los procesos terapéuticos cumple un rol excepcional, lleva al individuo a vivenciar emociones fluidas y a identificar información contenida en el inconsciente de mucho valor para la exploración y evolución de su proceso.
Para comprender el impacto del arte, volvamos a darle una mirada al concepto del inconsciente. Lo Inconsciente ocupa una alta proporción del contenido Psíquico Humano, una proporción 90 (inconsciente) 10 (Consciente). Estamos vivos gracias a nuestro sistema inconsciente; respiramos, tragamos, digerimos, y todos nuestros sentidos biológicos operan gracias a este proceso.
En el inconsciente se encuentra lo olvidado, reprimido o rechazado, los complejos y lo creativo o vocacional. Esta esfera del inconsciente pone de manifiesto la manera en la que me relaciono conmigo mismo y con el entorno. Y cómo no darle una invitación especial al Arte si su carta de presentación representa flujo, conexión e introspección. Una ruta de navegación segura, inspiradora y con mucho contenido de valor en el proceso terapéutico.
Con este panorama nos damos cuenta de que, atravesando el umbral de la consciencia, y bajo la ruta creativa podemos llegar a un puerto seguro, donde sí o sí encontramos respuestas que configuran el lienzo de mi verdad.
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Entonces… ¿Para qué el arte?
Lo que se busca en un proceso terapéutico es justamente acceder a esos canales de difícil acceso por medio de diferentes técnicas y el arte es uno de esos canales de vía directa al contenido inconsciente, creativo, adormecido, fatigado, e incluso en agonía. Como quien pesca en río, es el arte la caña y es el pez el inconsciente. En este orden se encuentran estas dos verdades tan profundas y determinantes para el proceso de anclaje emocional que nada más bello que despertar puede suceder.
¿Cómo se manifiesta el arte? De muchas maneras. Un simple lienzo en blanco puede ser la boleta de entrada o de salida que pone de manifiesto la causa del síntoma, del sufrimiento o simplemente de la perpetuación del daño que muchas veces insistimos en sostener.
Sostenemos el síntoma porque no hay lectura del mismo, porque pensamos que así debería de ser y por qué hay mecanismos tan robustos psíquicos que buscan mantenernos lo más distraído posible para no ocuparnos de lo verdaderamente importante: la búsqueda de la verdad, que es el boleto a la felicidad y a la libertad. De esta distracción sutil se encarga el Ego, pero hoy no será el protagonista de estos renglones.
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¿Qué creamos? Lo que necesitamos ver
Todos los días veo en consulta como la persona pone de manifiesto el síntoma o malestar que lo convoca a través de la proyección y como esta se convierte en Arte. El arte es todo lo que puedes transformar con las manos y el pensamiento, es una construcción que le da forma a tus sentidos y donde el color, la estética, la forma, la historia van dando línea a mi verdad.
El arte entra en las esferas de lo holístico, así como el reiki, la hipnosis, los estados meditativos, el juego, la danza terapia, el Mindfulness por nombrar algunos de los canales que conectan con la verdad.
La medicina tradicional y el método científico se han encargado por años en reducir el síntoma al modelo causa–efecto; buscando mitigar el dolor y el sufrimiento desde una postura reduccionista (lo biológico) como eje central. Pero omitieron una verdad innegable; somos el resultado de: lo biológico o genético, lo emocional, lo espiritual, lo cultural y nuestra historia.
Para concluir...
Como terapeuta y mujer holística recomiendo el arte como eje sanador e integrador; hacer uso de este en cualquiera de sus manifestaciones humanas en el contexto terapéutico es y será uno de las puertas de salida de aquello que nos habita y que no nombramos porque o bien no lo reconocemos o está tan escondido que la evasión, represión y negación no facilitan el acceso.
Simplemente, permitirnos la interacción con el color, el movimiento, el ritmo, el cuerpo y el lienzo que en últimas representa el (yo) pone en manifiesto lo que me habita, lo que me incomoda, lo que llama, o simplemente lo que es.