Karma: ¿qué es exactamente?
Hace miles de años, cuando las primeras preguntas filosóficas empezaron a quedar plasmadas en escrituras, estas inquietudes no eran tan concretas como las que nos solemos hacer hoy en día.
Los pensadores de la Antigüedad intentaban responder a cuestiones muy metafísicas y generales, como por ejemplo: ¿cuál es la energía que guía de manera coordinada todo lo que ocurre en la naturaleza?
El concepto de karma, nacido en Asia, se basa en la idea de que la realidad se articula mediante una ley de la retribución según la cual se obtiene lo que se da en un sentido moral.
¿Qué es el karma?
En varias religiones y filosofías orientales como el hinduismo o el budismo, el karma es una energía que lo envuelve todo y que hace que las acciones morales que se realizan tengan un retorno del mismo estilo hacia la persona que las ha hecho. Es decir, es una especie de mecanismo de compensación metafísico.
Por ejemplo, si alguien hace daño a alguien, no tiene por qué ser víctima de los malos tratos de otra persona pero el karma se encargará de hacer que las consecuencias de esta acción sean también de carácter negativo y su intensidad sea de una proporción similar al mal que se ha hecho.
De algún modo, la idea del karma introduce la idea de la justicia en el funcionamiento del mundo. Una justicia que se impone sin que tengamos que hacer nada para ello. Según algunas corrientes de creencia, el karma es puesto en práctica por divinidades, mientras que para otras religiones no teístas como el budismo no hay ningún dios que opere esta energía, sino que esta forma pararte de la realidad, igual que esos mecanismos que son descritos por las leyes naturales descubiertas científicamente.
Acciones y consecuencias
Toda la idea del karma se fundamenta en la creencia de que las consecuencias de nuestras acciones siempre se corresponden con el valor moral que estas tienen. Es decir, que todo lo malo y todo lo bueno que hagamos volverá a nosotros bajo la forma de consecuencias del mismo valor que las acciones emitidas.
Además, las acciones que producen un cierto karma no solo son movimientos. Para la mayoría de filosofías orientales y religiones que han adoptado este concepto, también los pensamientos cuestan.
El origen del concepto
Etimológicamente, "karma" significa "acción" o "hacer". Es por eso que no siempre se ha utilizado con el significado metafísico y religioso al que estamos acostumbrados en Occidente.
Se cree que la primera mención del karma como concepto relacionado con la retribución apareció en textos sagrados hinduistas en el siglo IIV a. C. Concretamente, aparece nombrado en el libro Chāndogya Upaniṣad, escrito en sánscrito.
Debido a su antigüedad y a la influencia que han tenido las culturas hindúes a lo largo de la historia, la idea del karma ha pasado a ser adoptada por varias sociedades asiáticas y se ha fundido con religiones nacidas por el sur del continente.
Los tipos de karma
Tradicionalmente, se ha considerado que existen tres tipos de karma. Son los siguientes.
1. Prarabdha karma
El karma que se hace notar en el momento en el que se está realizando la acción. Por ejemplo, cuando al mentirle a una persona, los nervios hacen que se hable de un modo poco fluido y aparezcan los nervios y la vergüenza.
2. Sanchita karma
Los recuerdos que han quedado en nuestra mente y tienen un efecto en nuestras acciones futuras. Por ejemplo, la tristeza que produce no haberse declrado a alguien y que hace que la próxima vez que nos enamoremos no renunciemos a expresar lo que se siente.
3. Agami karma
El efecto que una acción del presente tendrá en el futuro. Por ejemplo, los atracones dados durante varias semanas harán que se tenga peor salud durante los próximos meses.
El valor moral de la retribución
Estos tres tipos de karma son diferentes facetas de lo mismo visto desde distintas perspectivas temporales. El Sanchita karma del pasado produce el Prarabdha karma en el presente, el cual genera el Agami karma en los tiempos que están por venir.
Los tres, en su conjunto, forman una secuencia de causas y efectos cuyos efectos no podemos controlar. Sin embargo, según el modo de pensar que utiliza la idea de karma, sí podemos elegir si hacer el bien o el mal, es decir, dos tipos de cadenas de causa-efecto con un valor moral distinto tanto para nosotros como para los demás.
Las filosofías orientales y la psicología
Tanto el karma como otros conceptos provenientes de Asia, como por ejemplo el Yin y el Yang y la meditación basada en rituales religiosos, se han puesto de moda en ciertas formas de terapia alternativa. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas ideas solo tienen sentido en un marco de creencias sin fundamento empírico y que, por consiguiente, no se puede afirmar que tener en cuenta el karma nos vaya a permitir hacer que la vida nos trate mejor. El concepto de karma no es ni puede ser reforzado por descubrimientos científicos.
Sí es cierto que el hecho de creer en el karma hace que experimentemos la realidad de otro modo (al igual que pasa con cualquier creencia nueva que adoptemos), pero tampoco se puede saber si este cambio va a ser a peor o a mejor.