Carga mental de trabajo: qué es, cómo se estudia y cómo gestionarla
A medida que la ergonomía va adquiriendo más importancia en el ámbito laboral, aspectos como la exigencia y fatiga mental a la que puedan estar sometidos los trabajadores se convierten en cuestiones a tener muy en cuenta para garantizar no solo un buen rendimiento, sino también evitar que se cometan errores.
La idea de la carga mental de trabajo hace referencia a cómo de cognitivamente exigente es una tarea en función de lo difícil que sea esta y las capacidades que tenga el propio trabajador.
Esta idea es muy importante a la hora de gestionar el trabajo en una organización y a continuación vamos a entrar en más detalle sobre el por qué.
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¿Qué es la carga mental de trabajo?
En cualquier puesto de trabajo es necesario poner en funcionamiento mecanismos o procesos, tanto físicos como mentales, para llevar a cabo las tareas que en ellos se precisan. Estos mecanismos suponen lo que se ha denominado como “carga de trabajo”, que bien se puede definir como el conjunto de requerimientos psicofísicos a los que un empleado es sometido a lo largo de la jornada laboral, teniendo más o menos repercusión en su rendimiento y salud.
Son pocos los empleos puramente “intelectuales” o puramente “físicos”, puesto que independientemente del sector en el que se trabaje, siempre se tendrán que hacer tareas que requieren diferentes habilidades, pudiendo ser de ambos tipos.
No obstante, desde un punto de vista teórico sí que podemos diferenciar entre el trabajo físico y el mental en función de la actividad que predomine y, en base a esto, podemos hablar de dos tipos de cargas de trabajo: la física, cuando se requiere músculo para trabajar, y la mental, cuando se requiere pensar y reflexionar.
Teniendo en cuenta todo esto, podemos decir que la carga mental de trabajo es el conjunto de requerimientos mentales, cognitivos o intelectuales a los que es sometido un trabajador a lo largo de su jornada laboral. Esta está adquiriendo cada vez mayor importancia porque las nuevas formas de organización del trabajo, junto con los avances tecnológicos e informáticos, facilitan el trabajo manual mientras que requieren de mayor trabajo intelectual en comparación con los trabajos más tradicionales.
Tanto la carga mental como la física dependen de la interacción o relación que se establece entre dos factores.
- Las exigencias del trabajo
- Las características del individuo que lleva a cabo la tarea
Esto viene a significar que la capacidad de respuesta del individuo varía según las exigencias del trabajo que le corresponde llevar a cabo además de las propias características individuales. Cuando las exigencias del trabajo no se adecuan a las capacidades del trabajador, esto es, que el individuo tiene cierta incapacidad o dificultades para realizar el trabajo que se supone debe realizar, hablamos de carga de trabajo inadecuada.
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Consecuencias de la carga mental
La carga mental de trabajo representa la tensión mental a la que está sujeta un trabajador en un período de tiempo concreto y al tener que enfrentarse ante una determinada tarea.
Esta condición no es intrínsecamente buena ni mala, sino que depende de cómo se dé, su duración en el tiempo y grado de agotamiento y en qué medida la persona que la presente sienta que es capaz de hacer las tareas intelectuales que se le solicita. En función de esto, podemos comentar dos tipos de consecuencias de la carga mental.
1. Efectos facilitantes
De forma genérica, podemos definir a los efectos facilitantes como aquellas consecuencias positivas de tener una determinada carga mental del trabajo.
Entre los efectos facilitantes podemos encontrar el efecto de calentamiento, un fenómeno que implica que el trabajador requiera de una cantidad de esfuerzo menos alto. Es decir, es el fenómeno por el cual, gracias a cierta tensión mental, nos desempeñamos de forma más fluida en la tarea intelectualmente exigente.
2. Efectos perjudiciales
Estas sometido a tareas cognitivamente exigentes por mucho tiempo o que son más difíciles de lo que estamos acostumbrados puede traer consigo efectos perjudiciales, siendo el principal el de la fatiga mental.
A esta la podemos definir como una reducción transitoria de la eficiencia mental y física dependiente de la intensidad, la duración y la distribución temporal de la tensión mental a la que esté sujeto el trabajador. La fatiga provoca irritabilidad, mayor comisión de errores, accidentes y peor toma de decisiones.
En función de cuánto tiempo haya estado el trabajador fatigado, podemos hablar de dos tipos de fatiga: fisiológica o normal y crónica. La fisiológica sería el cansancio normal que sentimos cuando hemos hecho una actividad cognitivamente exigente, una pérdida de la homeostasis normal y que para recuperarla bastará con tomar un descanso. Sin embargo, en caso de que el individuo esté sometido a fatiga por mucho tiempo, sin poder descansar adecuadamente, este estado se volverá crónico, causándole daño a nivel psicológico.
Evaluación
La expresión “carga mental de trabajo” hace referencia a un concepto no unitario ni unidimensional, con lo cual su evaluación no es un procedimiento uniforme. No existe una única manera ideal y perfecta para evaluar a este tipo de fenómeno asociado al trabajo.
Por fortuna, sí que existen varias formas de evaluarla y medirla en función del propósito de lo que se quiera observar, evaluando diferentes aspectos del trabajo mental usando diferentes técnicas de medida y con diferentes grados de precisión.
Entre las técnicas e instrumentos para evaluar la carga mental de trabajo tenemos las siguientes.
1. Medidas fisiológicas
Las medidas fisiológicas registran los cambios fisiológicos producidos en el organismo del trabajador que se relacionan con las demandas de la tarea que tiene que ejecutar. Entre estas medidas podemos hablar de la actividad eléctrica cerebral, la tasa de parpadeo, el diámetro pular o el ritmo cardíaco, entre otras.
2. Técnicas subjetivas
Las técnicas subjetivas reflejan el nivel percibido por el propio trabajador de carga de trabajo mental. Entre estas medidas podemos encontrar la NASA-TLX, SWAT o la escala Cooper-Harper.
3. Evaluación del rendimiento
Consistiría en todas esas herramientas que evalúan el rendimiento mental y psicomotor del empleado en unas condiciones de trabajo determinadas, para por ejemplo determinar las variaciones del rendimiento del trabajador atribuibles a los efectos de la carga mental de trabajo.
4. Análisis del trabajo y la tarea
El análisis del trabajo implica evaluar las fuentes de carga mental de trabajo como los elementos de la tarea, las condiciones de trabajo físicas, las ambientales...
Prevención
Como hemos comentado, en sí misma la carga mental no es algo ni bueno ni malo, sino que depende de cuál sea su cantidad. Por ejemplo, en muchas ocasiones es necesaria cierto nivel de carga mental para motivar al trabajador y evitar que se aburra, puesto que un trabajo demasiado sencillo puede verlo como demasiado monótono y consecuentemente hartarse de él, o infravalorarlo y cometer errores.
Por el otro lado, si el trabajo es demasiado complicado puede que a la larga se canse y tenga un accidente por no haber prestado suficiente atención.
Es por todo esto que, para evitar las consecuencias perjudiciales de la carga mental de trabajo, ocasionadas por haber puesto o bien tareas demasiado complicadas a los trabajadores o porque no se ha prestado suficiente atención en lo fatigados que estaban, se debe seguir los siguientes puntos:
- Prestar atención a los detalles que pueda contribuir al agotamiento mental.
- Tener en consideración el ambiente de trabajo que pueda influir en el rendimiento laboral.
- Formar adecuadamente a los trabajadores para desempeñar sus tareas.
- Formar adecuadamente en evitación de riesgos laborales.
- Facilitar el control sobre los empleados y detectar casos de fatiga
- Organizar el trabajo de manera que se evite la aparición de la fatiga mental.