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Cómo ayudar a alguien a dejar los porros


El cannabis es la droga ilegal más consumida del mundo, y también la más manipulada mediáticamente. A medida que se va regularizando su consumo en cada vez más países, crecen las comunidades online y las empresas que manipulan la información sobre los efectos del cannabis, exagerando sus supuestos beneficios y minimizando sus riesgos.

En parte, gracias a la ignorancia y bulos que circulan alrededor del consumo de cannabis (por claros intereses económicos) cada vez más gente cae en las garras de esta droga adictiva (sí, es adictiva, y lo veo todos los días en consulta).

¿Cómo apoyar a un familiar para que deje los porros de marihuana?

Casi todos los días me contactan madres, padres, parejas y amigos de personas que han desarrollado adicción a la marihuana, son testigos de cómo sufren y se preguntan cómo ayudarles. En ete sentido, veamos varios consejos sobre cómo ayudar a alguien a dejar los porros.

1. Pon empatía

Nadie elige tener una adicción. Sufrir una adicción consiste precisamente en que la persona pierde su capacidad de elección. Lo primero que debemos entender es que al principio la persona va a tener muy poco o ningún control sobre su conducta de consumo.

Tu hijo o tu pareja va a fumar porros aún sabiendo que le hace mucho daño. En eso consiste la adicción a la marihuana, en que sabes que te hace infeliz y te destroza la mente y el cuerpo, pero no puedes parar de fumar.

Hay que entender que la persona fuma porros para aislarse y escapar de la realidad. Siempre utilizamos drogas como intento de afrontar los eventos angustiosos y las emociones desagradables. Entonces, para entender el problema de adicción a la marihuana de la persona y ayudarla a dejar los porros, tenemos que comprender qué dificultades está teniendo en la vida, qué inquietudes, qué desafíos.

Una parte importante de cualquier tratamiento para la adicción a la marihuana será ayudar a la persona a afrontar sus problemas cara a cara, con nuevas estrategias, para que no tenga que depender de la marihuana a largo plazo.

2. No confrontes sus delirios directamente

Si la persona a la que queremos ayudar a dejar los porros no quiere dejarlos porque piense que no tiene un problema, significa que está todavía en la fase de pre-contemplación. Es muy difícil ayudar a alguien que no es consciente de su problema, y podemos cometer el error de confrontarle de manera demasiado directa, ponerle a la defensiva, dañar la relación y darle razones para alejarse de nosotros y que ya nos sea imposible ayudarle.

Antes mencionaba la gran cantidad de bulos y mentiras que circulan por internet, como pensar que la marihuana es una droga inocua, que no causa adicción, o que incluso cura la depresión o la ansiedad, o que te conecta con la realidad oculta. Estos bulos los extienden organizaciones e individuos que se lucran con la venta de marihuana o de merchandising y parafernalia relacionada con el cannabis (materiales de auto-cultivo, por ejemplo).

En ese sentido, dejar los porros se parece mucho a dejar una secta. Implica darse cuenta de que estamos atrapados en una burbuja, poner en duda nuestras creencias anteriores y buscar evidencia real a favor o en contra.

Para poder dejar los porros definitivamente (o pedir ayuda), la persona tiene que poner en duda sus creencias anteriores sobre la marihuana, admitir la posibilidad de que podría haber estado equivocada y que ha sido engañada (por parte de amigos consumidores o por los que ganan dinero con la marihuana).

Por eso, por lo difícil que es este proceso de “salir de la burbuja de la marihuana”, muchos familiares cometen el error de confrontar de manera demasiado fuerte. Por ejemplo, entrando en la habitación como si de una redada policial se tratase, registrarlo todo buscando marihuana, tirarla a la basura y amenazar a la persona.

Como te imaginarás, ese tipo de intervención, en muchos casos, solo hará que la persona se esfuerce más en ocultar su consumo, y le servirá para justificarse en su deseo de seguir consumiendo.

En la mayoría de los casos, la mejor estrategia es tener una conversación tranquila y respetuosa con la persona, preguntarle qué es lo que más le gusta del consumo y lo que menos, ayudarle a ver la relación entre los porros y algunos de sus problemas. Poco a poco, con respeto, para que la persona empiece a hacerse nuevas preguntas. Desde esa posición será mucho más fácil ayudarle a ver el problema y tomar decisiones.

3. Aplaude los pequeños avances

Si intenta dejar los porros y tiene una recaída, felicítale por haberlo intentado. Si intenta reducir el consumo poco a poco, felicítale por haberlo intentado. Si empieza a cambiar sus hábitos, hacer más ejercicio, cambiar de amigos, felicítale por haberlo intentado. Dejar los porros no es fácil, si lo fuera no estarías leyendo este artículo.

Anímale por los pequeños pasos que dé, porque está yendo en la dirección correcta.

4. Marca límites claros

Y cuando hablamos de empatía, amor y paciencia, también es importante hablar de los límites. Por mucho que queramos a una persona, por muy buenas intenciones que tengamos, tenemos que marcar límites en algún sitio.

Es como cuando nos explican el protocolo de seguridad en un avión. Suelen explicar que, si se pierde presión en cabina y bajan las mascarillas de oxígeno, que siempre nos pongamos nuestra máscara primero, aunque vayamos con un bebé o un niño pequeño. La lógica nos dice que debemos ignorar la primera tentación de ponerle la mascarilla de oxígeno primero a las otras personas, porque si no nos ponemos la nuestra primero, tampoco podremos ayudar realmente a otras personas a salvarse. La moraleja es que nuestra salud mental va primero, siempre.

Lo que intento decir es que hay situaciones extremas en las que la persona no quiere dejar los porros, no quiere ir a terapia ni quiere comprometerse a hacer cambios, a pesar de que eso nos haga sufrir mucho o incluso nos ponga en peligro. Hay casos extremos en que, para ayudar a la persona a largo plazo, deberemos marcarle límites claros, como dejar de darle dinero, pedirle que se vaya de casa o ponerle un ultimátum y cortar la relación.

Son decisiones muy duras, pero que por desgracia hay que tomar en algunos casos, para proteger nuestra salud mental y ayudar a la persona a darse cuenta de lo que está perdiendo en la vida por no renunciar a la marihuana.

5. Consulta con un profesional

El último consejo y el más importante es que animes a la persona a consultar su caso con un profesional de las adicciones. La gente avanza mucho más deprisa y se atasca menos cuando cuenta con la ayuda de un profesional. Todo se hace menos difícil cuando un experto nos acompaña en el camino.

Soy psicólogo especialista en adicciones; si una persona a la que quieres sufre de adicción, ponte en contacto conmigo y evaluaremos la situación.