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Los 4 tipos de fallos de la memoria


Como el lector posiblemente recuerde respecto a lo visto en el artículo "¿Qué son los falsos recuerdos y por qué los sufrimos?" existe la posibilidad de recordar parcialmente un evento, conversación o situación, no recordarlo o recordarlo sin haberlo vivido.

Profundizando en ello, existen numerosos tipos de errores que pueden cometerse y, es importante compartir esta información puesto que estos errores han hecho romper amistades, ignorar argumentos, crear grandes conflictos y otros problemas que, sin lugar a dudas, cualquiera reconocerá echando la vista atrás.

Los fallos de la memoria

A continuación veremos varios fenómenos que hacen que nuestra memoria no sea tan fiabe como pueda parecer.

El estrés

Uno de los factores que condiciona nuestra memoria es el estrés, entendiendo a este, más allá de una sobrecarga de trabajo o una preocupación, como una activación en el nivel de alerta que puede venir dada por tan innumerables como distintas situaciones en las que nos vemos envueltos a diario.

El estrés genera una descarga de corticoides por la excitación del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HHs). (Gómez-González, 2002) que puede mejorar o empeorar el recuerdo, dependiendo de la fase de procesamiento influenciada por las hormonas del estrés, y la naturaleza o la valencia (positiva o negativa) de la información codificada.

Así, existen numerosas investigaciones que han puesto de manifiesto cuando los niveles de estrés son muy altos (ej: una acalorada discusión familiar o de pareja: un debate sobre un tema muy polémico en las redes sociales; etc.) la memoria emocional se conserva o incluso mejora, mientras que la memoria de la información no emocional se ve afectada.

¿Qué relevancia tiene esto? En una situación de estrés como las comentadas en el párrafo anterior, es muy probable que no solo se deje de lado la lógica, sino que por este aumento de la activación emocional, la atención (y por lo tanto el recuerdo) se centre en los aspectos de la discusión, el debate o el hecho presenciado que más haya despertado sentimientos negativos.

Esto no solo lleva a una resolución a menudo irracional (entiéndase como carente de una lógica bien estructurada) y prematura, sino que contribuye a formar estereotipos negativos sobre otras personas, olvidando aspectos como la coherencia de su argumento pese a sus faltas de respeto, la lógica de una idea pese a las faltas de ortografía, la intención del comunicador pese a su error al expresarlo, etc. Así, acceder a ese recuerdo posteriormente, estos detalles quedan prácticamente inaccesibles.

¿Más experiencias con ello, opinión más fiable?

A menudo creemos que el hecho de haber vivido más veces una situación o haber tenido más veces una discusión sobre un tema determinado o con una persona determinada, nos hace más “conocedores” de ello o da más fiabilidad a nuestra opinión. Sin embargo, ¿es eso cierto?

Estudios en ciencias del comportamiento han demostrado que personas que han vivido repetidas situaciones similares (ej: suceso, discusión) con carga emocional, acostumbran a ser menos fiables que los testimonios de sucesos que han ocurrido una sola vez, dando peores resultados en exactitud, integridad y consistencia del relato (Smeets, Candel y Merckelbach, 2004).

¿Entonces, por qué se tiene la sensación de estar mucho más seguro?

El fenómeno del sesgo de confirmación

En psicología existe un amplio estudio y experimentos sobre el Sesgo de Confirmación. Este sesgo también es conocido como una recopilación de información selectiva. Es considerado como un efecto del procesamiento de la información que hace que las personas busquen confirmar sus hipótesis, confirmar sus expectativas, reafirmar sus estereotipos o incluso justificar sus decisiones o estilos de vida. Entiéndase estereotipo como patrón de pensamiento, sin ser necesariamente negativo (ej: El mundo es un lugar precioso).

Esta búsqueda de confirmación es pre-consciente o no consciente (aunque puede intentar evitarse voluntariamente si se conoce este efecto) y sucede independientemente de la veracidad o falsedad de la información recopilada.

A su vez, este sesgo permite la “repetición” de información que ya era considerada cierta, haciéndola más estable en el propio esquema de conocimiento del mundo, de los demás o de uno mismo. Información que no busca ser falseada y que queda almacenada como más cierta que la anterior vez que fue procesada.

Se han ofrecido diversas explicaciones del surgimiento del sesgo de confirmación que comparte por defecto (aunque insisto, puede ser modulado o superado) todo ser humano. Estas explicaciones giran en torno a distintos factores, uno de ellos es la llamada “economía cognitiva” por la cual el cerebro tiende a buscar el equilibrio y patrones para usar el mínimo de energía al resolver un problema o situación, cuestión que también explica en parte, la formación de estereotipos y esquemas de conocimiento.

El papel de las emociones en los recuerdos

Otras explicaciones se han centrado más en factores emocionales. No resulta difícil pensar que es preferible (habitualmente) acertar a equivocarse, así, el sesgo de confirmación permitiría evitar el coste o el daño que supone el error y, en lugar de investigar el hecho, argumento o evento de forma neutral o científica se seleccionan las partes que cuadran con lo supuesto, a menudo se magnifican y se desprecia o disminuye el resto.

Un buen ejemplo de esto puede encontrarse en los libros de razonamiento deductivo o en manuales de psicología del pensamiento. Donde se exponen distintos tipos de Falacias que sirven a la vez que para desacreditar argumentos, para sesgar hacia los propios y para protegerse de un cambio no deseado o de un perjuicio en la autoestima.

El papel de las falacias

Falacia ad hominem: consiste en dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién la ha afirmado. Intentando desacreditar a la persona que defiende dicha idea señalando una característica o acción negativa de la persona, independiente de la idea. Cabe destacar que es una de las falacias más utilizadas hoy en día en los debates que se mantienen calurosamente por las redes sociales respecto a temas de actualidad

Falacia tu quoque: Consiste en rechazar un argumento o considerarlo falso, alegando la inconsistencia de quien lo propone. (ej: Como puede usted hablar de corrupción si cuando ustedes gobernaban, también habían casos?). Sabemos que una idea en realidad, puede ser buena o mala, independientemente de que la persona que la transmite este predicando o no con el ejemplo, sin embargo, si la idea no gusta, suele usarse esta falacia para evitarla.

Así, el sesgo de confirmación distorsiona y selecciona información que se instala en nuestros esquemas. Estos esquemas, a los que se ha hecho alusión a lo largo del artículo, en ciencia cognitiva se entienden como patrones de pensamiento, conjuntos estructurados de ideas, estructura de representación del mundo, estructura de conocimientos específicos, marcos mentales de conocimiento social, etc.

No es objeto de este artículo describirlos detalladamente, bastará con comentar que son los principales responsables de nuestras expectativas.

Los esquemas cognitivos

¿No estábamos hablando de memoria? Si, y seguimos en ello. A modo de recopilatorio, la situación emocional sesga la atención y el recuerdo, el sesgo de confirmación selecciona partes de la información que benefician a las propias ideas, y estas ideas se instalan en nuestra memoria de nuevo en forma de esquemas.

Estos esquemas, contienen partes estables y variables, cuanto más se repiten (confirman) las partes, más estables son y, además, son causantes de nuestras expectativas, al ser nuestro marco de conocimiento.

Así, con lo visto en este artículo donde se expuso que memoria e imaginación y proyección de uno mismo y los demás en el futuro (expectativas) comparten red neural, queda claro que si no se tienen en cuenta estos factores, se retroalimentan hasta crear un bucle que difícilmente responde ya a ninguna lógica que no sea la personal.