La psicología de Pokémon Go, claves para entender el fenómeno
Pokémon Go, el videojuego de Niantic y Nintendo para smartphones, ha ganado una popularidad sin precedentes durante los primeros días de su lanzamiento.
La fiebre que este videojuego ha generado ha servido, entre otras cosas, para que el valor de las acciones de Nintendo hayan aumentado en más de un 25% en pocos días. Incluso circulan ya algunas historias acerca de situaciones curiosas creadas a raíz de esta aplicación, como la de unos paseantes nocturnos que, tras explicarle a un policía de que estaban jugando al juego en vez de trapichear con drogas, terminan convenciéndole y haciendo que se descargue Pokémon Go allí mismo.
¿Por qué está gustando tanto Pokémon Go?
¿Cuáles pueden ser las claves del éxito comercial del videojuego? A fin de cuentas, Pokémon Go es una aplicación bastante simple: nos permite, básicamente, utilizar la realidad aumentada para explorar nuestro entorno en busca de Pokémon que sólo veremos a través de la cámara de nuestro smartphone. Es sencillo, pero a juzgar por la cantidad de descargas del juego, funciona con creces.
Aquí propongo algunos aspectos psicológicos de la experiencia jugable de Pokémon Go que podrían estar contribuyendo a su éxito.
1. Casi no existen reglas de juego
Buena parte del atractivo de Pokémon Go es que apenas es un videojuego. Puede ser entendido como un barniz de realidad aumentada sobre los entornos que recorremos físicamente, invitándonos a pasear y explorar zonas reales.
Más que un juego con unas reglas muy específicas y una línea argumental que ir descubriendo, es una experiencia sin demasiada profundidad que nos ofrece entretenimiento ligero. Por tanto, no hemos de dedicar un tiempo a echar una partida sin que nada más nos moleste. Pokémon Go se acopla sobre nuestras experiencias cotidianas, y jugarlo no exige más compromiso por nuestra parte que el que nosotros estemos dispuestos a dar. De hecho, se puede utilizar como si fuese una aplicación para obligarnos a estirar las piernas durante nuestro tiempo libre.
2. El bajo riesgo percibido
Pokémon Go se puede jugar sin pagar nada, y esto ya de por sí ayuda a que la gente empiece a jugarlo. Pero, además, la propuesta de Pokémon Go es tan simple que las posibilidades de que nos sintamos engañados una vez hemos empezado a jugar son muy bajas.
No habrá giros de guión que arruinen la experiencia, ni llegaremos al final del juego sin que se nos dé la opción de seguir experimentando, ni la calidad de los entornos y de los retos decaerá inesperadamente pocas horas después de estrenar la aplicación. Jugando el juego durante media hora podemos hacernos una idea de si nos gusta o no, y al ser gratis, la posibilidad de empezar a jugar a Pokémon Go está prácticamente libre de riesgos (más allá de los accidentes que podamos tener si no le prestamos atención a lo que hay más allá de la pantalla, mientras caminamos por ahí, claro).
3. El reclamo de lo familiar
Claramente , es imposible buscar explicaciones sobre el éxito de Pokémon Go sin remarcar el valor que tiene de por sí la franquicia Pokémon. Los videojuegos, periféricos y productos de merchandising de Pokémon se venden prácticamente solos, entre otras cosas porque su marca ya es conocida incluso por muchas personas que nunca se han interesado en este tipo de ocio.
Si a esto le sumamos el hecho de que los juegos de la franquicia tienden a ser valorados positivamente, es muy posible que las imágenes y vídeos (promocionales o no) de Pokémon Go llamen mucho más la atención que otros productos de la competencia. Primero, porque al resultarnos algo familiar atrae nuestras miradas, y segundo, porque es más probable que esos recuerdos sean más placenteros que negativos.
4. Adicción a los coleccionables
La invitación a coleccionar cosas (en este caso, Pokémon) es una manera fácil y efectiva de alargar la durabilidad de los videojuegos. Hacen que juguemos más a ellos porque nos sitúan de lleno en la lógica de la acumulación de elementos que se pueden anticipar: vemos a otros jugadores y personajes con mejor equipación que la nuestra, nos imaginamos cómo sería disponer de esos coleccionables que intuimos pero que no hemos llegado a alcanzar, etc. Como sabemos que si seguimos esforzándonos bajo las reglas jugables que ya conocemos llegaremos a conseguir todos esos elementos, es muy fácil que la idea de seguir invirtiendo tiempo en incrementar las posibilidades de ganar estos "premios" resulte muy tentadora.
Por otro lado, utilizar el recurso de los coleccionables infla la duración de los videojuegos de un modo algo artificial, porque es una manera muy simple y estereotipada de generar interés: es suficiente con diseñar nuevos objetos y atribuirles ciertas estadísticas y propiedades. No cuesta tanto como, por ejemplo, crear entornos originales con retos nuevos, o alterar el argumento del videojuego para hacer la historia más atractiva.
Así pues, el valor añadido de estos coleccionables se basa en crear pequeños picos temporales de placer cuando se consigue un ítem nuevo, lo cual nos hace asociar ese placer a este tipo de situaciones simples y predecibles, de manera similar a como lo hacía B. F. Skinner a la hora de enseñar a sus palomas a jugar al ping-pong. Este recurso fácil es ideal para juegos free to play como Pokémon Go, ya que puede ser implementado partiendo de un presupuesto inicial relativamente modesto.
5. Curiosidad por ver "la otra dimensión"
Pokémon Go resulta mecánico y previsible, sí, pero nos invita, literalmente, a ver una versión de nuestro propio barrio y de las zonas que frecuentamos en la que las cosas son diferentes.
Además, recorriendo las calles y parques que identificamos con nuestras vidas desde la realidad aumentada de Pokémon Go durante los primeros días de lanzamiento del juego, estamos explorando un territorio que posiblemente nadie más ha visto hasta el momento. Desde lo local, nos sentimos parte de una especie de fiesta mundial por inaugurar la versión del planeta que hay en Pokémon Go.
— Proscojoncio (@Proscojoncio) 12 de julio de 2016
6. La fiebre de lo social
Si hay unja manera de beneficiarse aún más del hecho de que el videojuego que se está vendiendo sea consumido masivamente, es creando las posibilidades para que ese consumo masivo convierta al juego en una experiencia social a escala planetaria. Pokémon Go hace esto posible no solo permitiendo que jugadores reales interactúen entre sí a través del juego, sino también dándoles la oportunidad de crear situaciones curiosas con la realidad aumentada, imágenes que pueden compartir a través de las redes sociales.
Las posibilidades son prácticamente infinitas y, tratándose de un juego de smartphone, la propensión a fotografiar y compartir todo lo que nos ocurre es muy alta. Todo esto, además, adopta la forma de una gran campaña de publicidad viral para este videojuego, haciendo que más gente empiece a probarlo. Lo cual nos lleva al siguiente punto.
7. Una experiencia en compañía
Pokémon Go no es solo una app social porque esté de moda en Internet y las redes sociales. También lo es porque empezar una partida en solitario puede hacer que terminemos paseando con personas que acabamos de conocer.
La gente sale en pandillas a cazar Pokémon, se reúne en parques, se conoce en los Gimnasios Pokémon, se ayudan entre sí a encontrar los ejemplares más raros... Es, para muchos adultos, una vuelta a la infancia, no porque los elementos a coleccionar sean Pokémon, sino porque jugar con esta aplicación es parecido a jugar tal y como lo hacen los niños que salen a los parques.
8. La moda
Parte del atractivo que Pokémon Go durante estos días es, simplemente, que cientos de miles de personas se han lanzado a jugarlo en todo el planeta. Desde millenials nostálgicos que han redescubierto el universo Pokémon al que jugaron a finales de los años 90 hasta niños y adolescentes que, simplemente, deciden consumir uno de los pocos videojuegos free to play que cuentan con una ambiciosa campaña de publicidad detrás, todos tienen motivos para interesarse por un juego que, por otro lado, es tan simple y poco profundo que no excluye a nadie.
Todos estos nativos digitales han entrado en tropel a Pokémon Go y han empezado a compartir imágenes a través de Internet. Imágenes que son reconocidas al instante como parte de la franquicia Pokémon y que son un reclamo publicitario en sí mismas. De este modo, las ganas de empezar a usar el juego para unirse a esta fiesta virtual se transforman en la gasolina de una nueva moda.
Extra: Posible aplicación terapéutica
En este artículo de Psycogaming se exploran las posibilidades de que Pokémon Go pudiera ser útil para combatir trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y la fobia social. Sin duda, una línea prometedora y que daría todavía más fuerza al ya de por sí revolucionario videojuego.