Tópicos Cultura Literatura

Los 18 mejores Poemas sobre el Mar (de los mejores autores)


El mar es una temática recurrente en poesía y literatura. Se trata de un fenómeno natural que muchos poetas han descrito, ya que despierta muchas sensaciones, a través de su oleaje, su sensación de calma o tormenta, sus colores, su sonido, su olor...

En este artículo conoceremos los 18 mejores Poemas sobre el Mar, de la mano de los mejores autores de todas las épocas.

Los mejores Poemas y versos sobre el Mar

Los 18 mejores Poemas sobre el Mar que vamos a leer pertenecen a los mejores poetas de diferentes épocas; encontraremos a autores como Mario Benedtti, Antonio Machado, Jorge Luis Borges, Federico García Lorca, Guillermo Prieto…

Veremos cómo muchos de ellos incorporan en sus poemas, además del mar, otros elementos naturales (playa, sol, viento…). Además, veremos también cómo frecuentemente personifican el mar, atribuyéndole características y acciones propias del ser humano.

1. El Mar, de Jorge Luis Borges

Antes que el sueño (o el terror) tejiera

mitologías y cosmogonías,

antes que el tiempo se acuñara en días,

el mar, el siempre mar, ya estaba y era.

¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento

y antiguo ser que roe los pilares

de la tierra y es uno y muchos mares

y abismo y resplandor y azar y viento?

Quien lo mira lo ve por vez primera,

siempre. Con el asombro que las cosas

elementales dejan, las hermosas

tardes, la luna, el fuego de una hoguera.

¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día

ulterior que sucede a la agonía.

  • Comentario: En este poema, Jorge Luis Borges habla del amor como algo impactante y bello; lo describe, y recalca cómo se siente uno al verlo: como si siempre fuera la primera vez. También se refiere a él como algo que estaba antes que nada, antes que el universo y que el cosmos.

2. El Mar, de Mario Benedetti (extracto)

¿Qué es en definitiva el mar?

¿por qué seduce? ¿por qué tienta?

suele invadirnos como un dogma

y nos obliga a ser orilla

nadar es una forma de abrazarlo

de pedirle otra vez revelaciones

pero los golpes de agua no son magia

hay olas tenebrosas que anegan la osadía

y neblinas que todo lo confunden

el mar es una alianza o un sarcófago

del infinito trae mensajes ilegibles

y estampas ignoradas del abismo

transmite a veces una turbadora

tensa y elemental melancolía

el mar no se avergüenza de sus náufragos

carece totalmente de conciencia

y sin embargo atrae tienta llama

lame los territorios del suicida

y cuenta historias de final oscuro

  • Comentario: Benedetti habla del mar como algo misterioso lleno de mensajes ocultos; describe sus olas, sus aguas y la orilla que lo precede. También describe las sensaciones que el mar transmite, sobre todo la melancolía, y realiza una metáfora; habla de nadar en él como una forma de abrazarlo (en cierta manera lo personifica).

3. Recuerdo el mar, de Pablo Neruda (extracto)

Chileno, has ido al mar en este tiempo?

Anda en mi nombre, moja tus manos y levántalas

y yo desde otras tierras adoraré esas gotas

que caen desde el agua infinita en tu rostro.

Yo conozco, he vivido toda la costa mía,

el grueso mar del Norte, de los páramos, hasta

el peso tempestuoso de la espuma en las islas.

Recuerdo el mar, las costas agrietadas y férreas

de Coquimbo, las aguas altaneras de Tralca,

las solitarias olas del Sur, que me crearon.

Recuerdo en Puerto Montt o en las islas, de noche,

al volver por la playa, la embarcación que espera,

y nuestros pies dejaban en sus huellas el fuego,

las llamas misteriosas de un dios fosforescente.

  • Comentario: En este poema Pablo Neruda habla de diferentes lugares cercanos al mar, y del mar mismo (Puerto Montt, Coquimbo, Tralca, mar del Norte....). Describe su pasión por el mar y las sensaciones que este le transmite. Habla de sus aguas, de la arena, de la espuma, etc.

4. Mar, de Federico García Lorca (extracto)

El mar es

el Lucifer del azul.

El cielo caído

por querer ser la luz.

¡Pobre mar condenado

a eterno movimiento,

habiendo antes estado

quieto en el firmamento!

Pero de tu amargura

te redimió el amor.

Pariste a Venus pura,

y quedose tu hondura

virgen y sin dolor.

Tus tristezas son bellas,

mar de espasmos gloriosos.

Mas hoy en vez de estrellas

tienes pulpos verdosos.

Aguanta tu sufrir,

formidable Satán.

Cristo anduvo por ti,

mas también lo hizo Pan.

  • Comentario: Federico García Lorca habla del movimiento del mar, de su color y de los animales que habitan en él (“pulpos verdosos”). Menciona a las tristezas como algo bello. También habla de Cristo y de Satán, haciendo referencia a leyendas de la biblia que transcurrieron en el mar.

5. Frente al mar, de Octavio Paz

¿La ola no tiene forma?

En un instante se esculpe

y en otro se desmorona

en la que emerge, redonda.

Su movimiento es su forma.

Las olas se retiran

¿ancas, espaldas, nucas?

pero vuelven las olas

¿pechos, bocas, espumas?

Muere de sed el mar.

Se retuerce, sin nadie,

en su lecho de rocas.

Muere de sed de aire.

  • Comentario: Octavio Paz describe primero las olas del mar; su forma, su movimiento. También lo personifica, como otros poetas: “Muere de sed el mar”, haciendo una especie de juego de palabras (morir de sed, agua, mar…). ¿Cómo puede morir de sed “algo” que está lleno de agua? Y luego, sigue: “Muere de sed de aire”.

6. Dicen: La mar es triste, de Marià Manent

Dicen: la mar es triste. ¡Qué señal

hace cada ola, cuando quiebra!

Y veo una mar triste, pero en medio

tú, como una perla.

Dicen: la tierra es triste.

¡Qué señal hace la hoja!

Apenas osa.

Vea la tierra triste, pero en medio

tú, como una rosa.

  • Comentario: El poeta Marià Manent habla de la tristeza que transmite (o que es/son) el mar y la tierra. E introduce -seguramente- a una persona, en medio del mar, como una perla marina, y en medio de la tierra, como una rosa que florece. Es decir, une el ser humano y los fenómenos naturales, los mezcla, incorporando el primero en los segundos.

7. Cómo será el mar, de Guillermo Prieto (extracto)

Tu nombre ¡o mar! en mi interior resuena;

despierta mi cansada fantasía:

conmueve, engrandece al alma mía,

de entusiasmo férvido la llena.

Nada de limitado me comprime,

cuando imagino contemplar tu seno;

aludo, melancólico y sereno,

o frente augusta; tu mugir sublime.

Serás ¡oh mar! magnífico y grandioso

cuando duermas risueño y sosegado;

cuando a tu seno quieto y dilatado

acaricie el ambiente delicioso?

  • Comentario: Guillermo Prieto habla de lo que le provoca oír la palabra “mar”; la conmoción, la sensación de “engrandecer el alma”, el entusiasmo… Personifica al mar, y habla de su “seno” y de sus sonidos. Para él el mar es algo magnífico y espléndido, que transmite muchas emociones.

8. El mar triste, de Antonio Machado

Palpita un mar de acero de olas grises

dentro los toscos murallones roídos

del puerto viejo. Sopla el viento norte

y riza el mar.

El triste mar arrulla

una ilusión amarga con sus olas grises.

El viento norte riza el mar, y el mar azota

el murallón del puerto.

Cierra la tarde el horizonte

anubarrado. Sobre el mar de acero

hay un cielo de plomo.

El rojo bergantín es un fantasma

sangriento, sobre el mar, que el mar sacude…

Lúgubre zumba el viento norte y silba triste

en la agria lira de las jarcias recias.

El rojo bergantín es un fantasma

que el viento agita y mece el mar rizado,

el tosco mar rizado de olas grises.

  • Comentario: Antonio Machado describe el mar y también lo personifica, como la mayoría de autores: habla de que palpita, habla de sus colores (nombra varios), del viento que lo acompaña, de las olas (que son “grises”)… También le atribuye otras acciones: “arrullar”. Habla de él como si sintiera, como si tuviera emociones como nosotros. Por otro lado, describe otros fenómenos, como el cielo (“cielo de plomo”).

9. Se alegra el mar, de José Gorostiza (extracto)

Iremos a buscar

hojas de plátano al platanar.

Se alegra el mar.

Iremos a buscarlas en el camino,

padre de las madejas de lino.

Se alegra el mar.

Porque la luna (cumple quince años a pena)

se pone blanca, azul, roja, morena.

Se alegra el mar.

Porque la luna aprende consejo del mar,

en perfume de nardo se quiere mudar.

Se alegra el mar.

Siete varas de nardo desprenderé

para mi novia de lindo pie.

  • Comentario: José Gorostiza también personifica al mar, atribuyéndole acciones o características humanas. A lo largo del poema repite varias veces que “el mar se alegra”. Menciona también un platanar, un camino, la luna… es decir, diferentes fenómenos también de la naturaleza.

10. Tus gritos y mis gritos en el alba, de Gabriel Celaya

Tus gritos y mis gritos en el alba.

Nuestros blancos caballos corriendo

con un polvo de luz sobre la playa.

Tus labios y mis labios de salitre.

Nuestras rubias cabezas desmayadas.

Tus ojos y mis ojos,

tus manos y mis manos.

Nuestros cuerpos

escurridizos de algas.

¡Oh amor, amor!

Playas del alba.

  • Comentario: Este poema es un poco diferente, no hace una alusión tan directa al mar, sino más bien a la playa. Así, Gabriel Celaya empieza hablando del alba y de la playa. Incorpora elementos marinos pero se centra en él y en otra persona (“tus ojos y mis ojos, tus manos y mis manos”...). Habla del amor y menciona las playas en el alba como algo romántico.

11. Calma, de Eliseo Diego

Este silencio,

blanco, ilimitado,

este silencio

del mar tranquilo, inmóvil,

que de pronto

rompen los leves caracoles

por un impulso de la brisa,

Se extiende acaso

de la tarde a la noche, se remansa

tal vez por la arenilla

de fuego,

la infinita

playa desierta,

de manera

que no acaba,

quizás,

este silencio,

Nunca?

  • Comentario: Eliseo Diego, más que definir el mar, habla del silencio del mismo, que se rompe por el sonido de la brisa. Habla de cómo este silencio se expande por la playa, la orilla, e incluso por la tarde y la noche.

12. Junto al mar, de José Hierro

Si muero, que me pongan desnudo,

desnudo junto al mar.

Serán las aguas grises mi escudo

y no habrá que luchar.

Si muero que me dejen a solas.

El mar es mi jardín.

No puede, quien amaba las olas,

desear otro fin.

Oiré la melodía del viento,

la misteriosa voz.

Será por fin vencido el momento

que siega como hoz.

Que siega pesadumbres. Y cuando

la noche empiece a arder,

Soñando, sollozando, cantando, yo volveré a nacer.

  • Comentario: José Hierro habla en este poema de lo único que quiere cuando muera: estar junto al mar. Todo lo demás le da igual. También menciona otros elementos: las olas (“amaba las olas”) y el viento (“la melodía del viento”).

13. Ocaso, de Manuel Machado

Era un suspiro lánguido y sonoro

la voz del mar aquella tarde… El día,

no queriendo morir, con garras de oro

de los acantilados se prendía.

Pero su seno el mar alzó potente,

y el sol, al fin, como en soberbio lecho,

hundió en las olas la dorada frente,

en una brasa cárdena deshecho.

Para mi pobre cuerpo dolorido,

para mi triste alma lacerada,

para mi yerto corazón herido,

para mi amarga vida fatigada…

¡el mar amado, el mar apetecido,

el mar, el mar, y no pensar nada…!

  • Comentario: Manuel Machado personifica también el mar en este poema (“la voz del mar”, “su seno el mar”, etc.). Como muchos otros poetas, incluye otros elementos de la naturaleza, como el sol, las olas… Al final habla de su tristeza y de su dolor, y de cómo el mar es lo único que necesita (“el mar, y no pensar en nada…!”).

14. Playa, de Manuel Altolaguirre

A Federico García Lorca.

Las barcas de dos en dos,

como sandalias del viento

puestas a secar al sol.

Yo y mi sombra, ángulo recto.

Yo y mi sombra, libro abierto.

Sobre la arena tendido

como despojo del mar

se encuentra un niño dormido.

Yo y mi sombra, ángulo recto.

Yo y mi sombra, libro abierto.

Y más allá, pescadores

tirando de las maromas

amarillas y salobres.

Yo y mi sombra, ángulo recto.

Yo y mi sombra, libro abierto.

  • Comentario: Este es un poema de Manuel Altolaguirre dedicado a Federico García Lorca. Menciona a pescadores, la playa, la arena… y repite varias veces los siguientes versos: “Yo y mi sombra, ángulo recto. Yo y mi sombra, libro abierto.” Te imaginas una escena de alguien en la playa, leyendo un libro tranquilamente y en paz.

15. El negro mar, de Nicolás Guillén

La noche morada sueña

sobre el mar;

la voz de los pescadores

mojada en el mar;

sale la luna chorreando

del mar.

El negro mar.

Por entre la noche un son,

desemboca en la bahía;

por entre la noche un son.

Los barcos lo ven pasar,

por entre la noche un son,

encendiendo el agua fría.

Por entre la noche un son,

por entre la noche un son,

por entre la noche un son. . . El negro mar.

-Ay, mi mulata de oro fino,

ay, mi mulata

de oro y plata,

con su amapola y su azahar,

al pie del mar hambriento y masculino,

al pie del mar.

  • Comentario: Nicolás Guillén se refiere al mar en este poema como “el negro mar”. Por lo que dice, nos podemos imaginar fácilmente una escena de noche. Al final introduce una figura femenina, un persona que parece la persona amada: “mi mulata de oro fino, mi mulata de oro y plata”.

16. La niña que se va al mar, de Rafael Alberti

¡Qué blanca lleva la falda

la niña que se va al mar!

¡Ay niña, no te la manche

la tinta del calamar!

¡Qué blancas tus manos, niña,

que te vas sin suspirar!

¡Ay niña, no te las manche

la tinta del calamar!

¡Qué blanco tu corazón

y qué blanco tu mirar!

¡Ay niña, no te los manche

la tinta del calamar!

  • Comentario: En este poema, el protagonista, más que el mar, es una niña. Con las palabras de Rafael Alberti nos podemos imaginar una niña pequeña, inocente (“¡Qué blancas tus manos, niña!”, “Qué blanco tu corazón”). Habla de la tinta del calamar como si fuera aquello que puede corromper su inocencia, su infancia (“¡no te los manche la tinta del calamar!”).

17. Hermosura, de Miguel de Unamuno (extracto)

¡Aguas dormidas,

Verdura densa.

Piedras de oro,

Cielo de plata!

Del agua surge la verdura densa;

De la verdura.

Como espigas gigantes, las torres

Que en el cielo burilan

En plata su oro.

Son cuatro fajas:

La del río, sobre ella la alameda.

La ciudadana torre

Y el cielo en que reposa.

Y todo descansando sobre el agua,

Fluido cimiento,

Agua de siglos,

Espejo de hermosura.

[...]

  • Comentario: Miguel de Unamuno hace alusión al oro, a la plata… (“piedras de oro”, “cielo de plata”), cuando describe el mar. Describe el mar como algo hermoso, de ahí el título del poema “hermosura”.

18. Muy serena está la mar, de Gil Vicente

Muy serena está la mar,

¡a los remos, remadores!

¡Esta es la nave de amores!

Al compás de las serenas

cantarán nuevos cantares,

remaréis con tristes penas

vuelos remos de pesares;

ternéis suspiros a pares

y a pares los dolores:

esta es la nave de amores.

Y remando atormentados,

hallaréis otras tormentas

con mares desesperados

y desastradas afrentas;

ternéis las vidas contentas

con los dolores mayores:

esta es la nave de amores.

  • Comentario: En este poema Gil Vicente habla de la serenor del mar, de su tranquilidad, que puede verse interrumpida. También menciona a los remadores o navegantes que circulan por el mar; habla de lo que se pueden encontrar: amores, tormentas, aguas turbulentas… Así, se refiere continuamente a la “nave de amores”.