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La importancia de las normas para adolescentes en el hogar


A partir de los 13 y los 14 años, la relación con los adolescentes cambia. El tiempo que pasaban con los adultos como figuras de referencia desaparece y empiezan a centrarse en establecer relaciones con sus compañeros. Aunque esto es completamente normal, afecta directamente sobre la forma en que interactúan en el entorno familiar.

Hoy te traemos algunas claves para mejorar la convivencia y promover un mejor entendimiento acerca de cómo establecemos reglas familiares para que los adolescentes creen un ambiente que fomente el buen desarrollo y las habilidades de aprendizaje.

Estar encima… ¿Resultados?

“Estar encima” podría ser la técnica estrella de la mayoría de los padres. Cuando eran más pequeños, era una guerra de desgaste y costaba que realizaran las tareas que les pedíamos, pero al final cedían.

Pero ¿da resultados esta estrategia? ¿Mejoran su comportamiento? Por lo general, encontramos que según se hacen mayores, la sensación de "chocar contra un muro" cuando utilizamos esta estrategia para abordar los problemas también crece de la misma manera. No solo eso, a medida que los hijos crecen, la cantidad de preocupaciones también aumenta con su autonomía, así como la cantidad de decisiones que quieren tomar.

¿Para qué les ponemos normas a los adolescentes?

Estos son los motivos por los que es importante fijar normas claras.

Mejorar la convivencia

No cabe duda de que este es el principal objetivo de los padres cuando se plantean establecer normas familiares para sus hijos. Sin embargo, la mejora de la convivencia es el resultado de los siguientes puntos.

Aprender las habilidades que les permitan operar de forma independiente

Este es el principal objetivo de las normas en los adolescentes: enseñarles a asumir las consecuencias de su comportamiento y las responsabilidades. De esta forma, podrán ajustar su comportamiento en función de los resultados obtenidos.

Prevenir conductas de riesgo en entornos donde los padres no están presentes

El entorno del hogar es un lugar seguro donde pueden adquirir habilidades que les permitirán comportarse de una manera segura y saludable en el futuro: decir no, establecer límites, expresar lo que quieren, consumo responsable, relación con las drogas, conductas preventivas de riesgo...

Claves para construir normas

Como hemos visto, a modo de resumen el principal motivo por el que ponerles normas a los adolescentes es hacerles conscientes y responsables de su comportamiento. Pero... ¿cómo poner esto en práctica?

Las normas de convivencia deben ser claras, específicas y concisas. Recuerde, el objetivo es responsabilizar al adolescente de sus acciones y, por lo tanto, poder modificarlas. Dicho esto, la norma debe incluir los siguientes elementos:

  • Comportamiento concreto: un comportamiento es "llegar a casa a las 21:00" en lugar de "a tiempo". Es necesario especificar acciones específicas para poder indicar cuándo existe o no el comportamiento deseado.
  • Cuándo hacerlo: Es importante establecer horarios y rutinas que se deben seguir.
  • Quién: Quién es el responsable de realizar este acto específico.
  • Cómo hacerlo: Ser específicos y concretos.
  • Consecuencias: Se determinarán las consecuencias de realizar las acciones requeridas. Habrá que tener en cuenta la gestión de privilegios y el uso efectivo del castigo.

Motivando y promoviendo los comportamientos deseados

Estos son los elementos clave para mantener la motivación en el cumplimiento de normas. Siguiendo estas pautas, la convivencia con un hijo o hija adolescente será mucho más positiva y desarrollarán mejores habilidades para su etapa adulta.

1. Que exista consenso

Es importante establecer normas en toda la familia e involucrar a nuestro hijo/a para que vea que está jugando un papel activo en el establecimiento de las normas de convivencia.

2. Que sean realistas

Las normas deben ajustarse de acuerdo con las posibilidades de su hijo. Es importante poder lograrlos, es decir, se debe establecer un nivel de requisitos que permita alcanzarlos, y aumentar gradualmente las responsabilidades y dificultades a medida que dominan las habilidades de las normas más simples.

3. Que existan refuerzos

Valorar comportamientos, notas académicas, esfuerzos, hacer su comida favorita, tener en cuenta sus deseos aunque como padres, decidáis como administrarlos. Estos refuerzos estrechan el vínculo adolescente-padres y ayuda a mantener los límites establecidos para la convivencia.

4. Prestar atención al comportamiento deseado

Solemos prestar más atención al comportamiento que nos causa problemas y nos molesta. Sin embargo, suele ocurrir que una vez que nuestro hijo/a se comporta de acuerdo con el comportamiento normal o el comportamiento que queremos que obtenga, lo asumimos como "esto es lo que tiene que hacer". Es importante cambiar nuestro enfoque "radar": señalar el comportamiento deseado y reconocer el esfuerzo es una parte clave para promover este comportamiento.

5. Modelos a seguir

Nuestro comportamiento como padres sirve como modelo a seguir. La coherencia entre las normas deseadas y el comportamiento que mostramos frente a nuestros hijos es importante. Lo más importante es que ambos padres deben marcar los mismos límites y ser firmes ante las consecuencias a través del trabajo en equipo. Esto permitirá generar una situación estable para que los adolescentes comprendan mejor su función y logren antes el comportamiento deseado.

6. Dar espacio y expresar

Las normas deben ajustarse según las necesidades cambiantes y la convivencia. Es importante crear un espacio donde los adolescentes puedan expresarse, debatir las normas, compartir sus inquietudes y sentirse escuchados.