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Las 7 diferencias entre la depresión mayor y la distimia


La depresión y la distimia son dos trastornos del estado de ánimo, concretamente dos tipos de trastornos depresivos. Aunque presentan ciertas similitudes, son alteraciones psicológicas independientes

En este artículo conoceremos las principales diferencias entre depresión mayor y distimia. Además, veremos los cambios que se han producido entre el DSM-IV-TR y el DSM-5 en relación a estos dos trastornos.

Diferencias entre depresión mayor y distimia

Las diferencias más remarcables que existen entre estos dos trastornos depresivos, son estas.

1. Duración

Según el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM-5), la depresión mayor, que en realidad se llama Trastorno Depresivo Mayor, tiene una duración mínima de 2 semanas (a partir de las cuales ya se puede realizar el diagnóstico).

La distimia, en cambio (denominada Trastorno Distímico en el DSM-IV-TR y Trastorno Depresivo Persistente en el DSM-5), dura mucho más, concretamente mínimo 2 años en los adultos (1 año en el caso de los niños y adolescentes).

2. Existencia de episodios

Además, la depresión mayor está caracterizada por el concepto de “episodio”; concretamente, en el DSM-IV-TR se podía diagnosticar un episodio depresivo mayor (trastorno depresivo mayor de episodio único) o bien, en el caso, de que aparecieran 2 o más episodios, trastorno depresivo mayor recidivante.

Sin embargo, en el DSM-5 esta distinción desaparece, y solo se puede diagnosticar el trastorno depresivo mayor (sin la concreción anterior en cuanto al número de episodios); para ello es suficiente 1 episodio depresivo mayor.

Los episodios son períodos de 2 semanas en los que se cumplen los criterios diagnósticos para la depresión (el propio episodio es un diagnóstico), aunque ya no tenga sentido hablar de ellos al desaparecer en la última versión del DSM (DSM-5), como hemos visto.

En el caso de la distimia (trastorno depresivo persistente), en cambio, no existe este concepto de “episodio”, ni en el DSM-IV-TR ni en el DSM-5; es decir, que la distimia siempre se denomina (directamente) como un trastorno.

3. Intensidad de los síntomas

Siguiendo con las diferencias entre depresión mayor y distimia, encontramos también una diferencia muy remarcable: la intensidad de los síntomas. Así, mientras que en la depresión mayor los síntomas son más intensos, en la distimia, aunque la duración sea más larga, los síntomas son de menor intensidad.

Esto hace que la distimia sea un trastorno menos grave que la depresión mayor, cosa que no implica que no deba tratarse adecuadamente y que no se le deba otorgar la importancia que merece.

4. Episodio depresivo mayor

Entre los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR de la distimia (trastorno distímico), se establecía que no hubiera habido ningún episodio depresivo mayor (depresión mayor) durante los 2 primeros años de la alteración propia de la distimia. Es decir, en el caso de que hubiera existido, ya no se podría diagnosticar la distimia.

En el DSM-5, sin embargo, desaparece este criterio, ya que la distimia pasa a denominarse Trastorno Depresivo Persistente, y representa una consolidación del trastorno distímico y del trastorno depresivo crónico definidos en el DSM-IV-TR. Es decir, que en el DSM-5 sí es posible que haya existido un episodio depresivo mayor durante los 2 primeros años de la distimia.

5. Nivel de interferencia

Más allá de los criterios diagnósticos, en la práctica clínica también se observan diferencias entre depresión mayor y distimia. Una de ellas es el grado de interferencia en la vida cotidiana; mientras que en la depresión mayor la interferencia es mucho más importante, en la distimia, aunque pueda existir cierta interferencia en el desarrollo de las actividades cotidianas, ésta siempre es menor.

Es decir, una persona con una depresión mayor, tendrá más dificultades para llevar una vida normal; estas dificultades se pueden traducir en actos tan sencillos como levantarse de la cama, ducharse o vestirse. En cambio, en la distimia, el grado de afectación de las diferentes esferas de la vida es menor, y por lo tanto estas acciones las puede llevar a cabo con normalidad.

En síntesis, otra de las diferencias entre depresión mayor y distimia es el malestar psicológico de la persona, que es mayor en la depresión que en la distimia. Insistimos en que, eso no implica que en la distimia no se sufra.

6. Edad de aparición

La edad de aparición (edad media) también es una de las diferencias entre depresión mayor y distimia; así, mientras que la depresión mayor suele aparecer más tarde (entre los 30 y 40 años), la distimia suele aparecer de forma más temprana (a partir de los 20 años).

De hecho, en el diagnóstico de la distimia (DSM-IV-TR y DSM-5) existe esta especificación, pudiéndose dar dos condiciones: de inicio temprano, antes de los 21 años, y de inicio tardío, a los 21 años o con posterioridad.

7. Otras diferencias

En resumen, mientras que la depresión mayor suele implicar síntomas más intensos y graves, la distimia conlleva síntomas menos graves; los síntomas pueden ser los mismos (por ejemplo apatía, insomnio, baja autoestima, desesperanza,...), sólo que varían en intensidad.

Además, la distimia a nivel clínico se manifiesta como un estado general y duradero de descontento, cierta tristeza, pesimismo, etc.. Esto hace que podamos ver a las personas con distimia como más negativas, y pensar que es su manera de ser en “general”, ya que puede hacer años que existe tal alteración.

En cambio, en la depresión mayor los síntomas aparecen de forma más intensa, y eso hace que muchas veces se pueda detectar el detonante (o detonantes) que han llevado a la depresión; es decir, no se percibe tanto como un “estado general” de la persona o “manera de ser”, “personalidad” (como en la distimia), sino más bien se enfoca como una época o período donde la persona está sufriendo de forma importante.

Referencias bibliográficas:

  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Asociación Americana de Psiquiatría. (2000). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (revisado 4 ª ed.). Washington, DC: Autor.
  • Belloch, A.; Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.