Robert Boyle: biografía y aportes de este investigador
Robert Boyle fue filósofo, químico, físico e inventor, destacando también por el estudio de la religión (en concreto fue teólogo cristiano).
Se interesó especialmente por la ciencia experimental, centrándose en primer momento en el estudio de los gases, hecho que le permitió desarrollar su conocida Ley de Boyle o Ley Boyle-Mariotte, que establece una relación inversa entre el volumen que ocupa el gas y su presión, considerando temperatura constante.
Tal era su pasión por investigar e inventar que realizó una lista con los posibles inventos que preveía en un futuro; del mismo modo cuando vio que su salud se debilitaba dejó preparadas o pensadas diversas investigaciones químicas con el propósito de que sus seguidores las realizarán.
En esta biografía de Robert Boyle veremos los acontecimientos y hechos más destacables de la vida de este investigador, recalcando las contribuciones y aportes que hizo a la ciencia.
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Breve biografía de Robert Boyle
Robert Boyle nació el 25 de enero de 1627 en Waterford, Irlanda. Tuvo la fortuna de nacer en el seno de una familia noble, viviendo de este modo en una situación privilegiada. Fue el decimocuarto hijo (en total fueron quince) de Richard Boyle, quien fue conde de Cork y estuvo vinculado a la política y a la industria y al ámbito administrativo, y de Catherine Fenton, también de descendencia aristrócrata y quien fue la segunda esposa del conde. Por ello, Robert Boyle pasó parte de su infancia en el castillo de Lismore.
Años de infancia
Las facilidades económicas y el alto estatus familiar permitieron que desde bien pequeño Boyle pudiera recibir una buena educación y formación; de este modo, estudió griego, francés y latín.
A la edad de ocho años, después de perder a su madre, entró al colegio Elton, que es un internado solo para niños. Con el propósito de seguir formándose y dada la situación privilegia que vivía, con tan solo quince años pudo residir en Génova durante dos años acompañado por un tutor francés. De este modo tuvo la oportunidad de conocer mejor Italia y estudiar las teorías y aportes de Galileo Galilei, autor polifacético muy destacado en el campo de la ciencia.
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Regreso a Inglaterra y años de juventud
Después de su partida a Italia en 1641 regresó finalmente a Inglaterra en 1644; a su llegada le fue entregado el testamento de su padre, el cual había muerto el año anterior en el periodo que él estaba viviendo en Italia.
De las distintas propiedades que adquirió fue en la casa de Dorset, Inglaterra, donde decidió construirse un laboratorio. Fue en ese momento cuando decidió que escogería la investigación científica como campo de estudio, seguramente influenciado por la formación que recibió durante su viaje y el conocimiento de las Teorías de Galileo Galilei.
Boyle ingresó en un grupo de investigadores que él mismo denominaba “Colegio invisible”, formado por filósofos con tendencia científica, cuyo principal objetivo era adquirir conocimiento partiendo de la investigación experimental. Asimismo, este grupo de “filósofos modernos” realizaba reuniones asiduamente en la ciudad de Londres tanto en el Gresham College como en Oxford.
Durante la etapa que residió en Oxford fue Cavalier, colectivo formado por quienes eran seguidores y apoyaban al rey Carlos I en el periodo de la guerra civil inglesa, aunque no se conoce mucho cuál fue la función de Boyle en este grupo, ya que las fuerzas de la oposición durante su participación fueron eficaces, hecho que hizo que los Cavaliers tuvieran que actuar de la forma más secreta posible.
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Consolidación de su vida profesional
En 1652, después de ir y venir de Irlanda, Boyle decide instalarse definitivamente en una de sus fincas, pero su estancia fue corta, solo duró dos años. En 1654 regresaría a Inglaterra, ya que consideraba que Irlanda no estaba preparada seguir con sus investigaciones científicas; consideraba que en esa época no podía obtener nuevos instrumentos químicos ni sus habitantes tenían la capacidad de comprender sus investigaciones o avances.
A su vuelta a Londres, concretamente a Oxford, alquiló varias habitaciones en la zona de Cross Hall.
Así pudo asistir, entre 1656 y 1668, a Robert Hooke, considerado uno de los investigadores experimentales más importantes de la historia, en sus trabajos perfeccionando la bomba de aire creada por Otto von Guericke.
Fue en 1659 cuando presentaría la “máquina boyleana” o también conocida como “motor neumático”, empezando de este modo un periodo de estudio de las propiedades físicas del aire y su función en los procesos de respiración, transmisión de sonido y combustión.
De esta manera, con los resultados obtenidos en sus experimentos sobre el aire, pudo escribir y publicar un libro en 1660 titulado “Nuevos experimentos físico mecánicos acerca de la elasticidad del aire y sus efectos”, presentando en la segunda edición de este su famosa y reconocida ley nombrada en Europa como Ley de Boyle-Mariotte, ya que Edme Mariotte también descubrió esta ley de manera independiente a Boyle. Esta ley afirma que a temperatura constante el volumen ocupado por un gas es inversamente proporcional a su presión, es decir, a más volumen ocupado menos presión y viceversa.
Actualmente esta ley sigue siendo conocida, pero se ha añadido que para que esta se cumpla sería necesario un comportamiento teórico ideal del gas.
Al año siguiente, en 1661, presentó su segunda obra con el título “El químico escéptico”, que supondría de este modo el establecimiento de la Química como ciencia. El contenido de esta obra es importante y destacado por criticar la teoría de Aristoteles de los 4 elementos que se combinaban para formar la materia: el agua, la tierra, el fuego y el aire, y los tres principios de Paracelso, que decía que todo ser está formado por sal, mercurio y azufre.
Por el contrario, Boyle creía que la materia se formaba a partir de la combinación de unas partículas fundamentales, concepto que propuso él mismo. Esta teoría fue premonitora y no iba mal encaminada, ya que 100 años después Antonie Lavoisier y John Dalton mediante los descubrimientos que hicieron la pudieron afirmar, dando lugar de este modo el comienzo de la Química moderna.
En 1663 el grupo de filósofos, el cual como ya hemos dicho él bautizó como Colegio Invisible, se convirtió en lo que hoy conocemos como Royal Society de Londres, considerada la sociedad científica más antigua del Reino Unido y una de las más antiguas de Europa. Fue el propio rey de Inglaterra, Carlos II, quien escogió a Boyle como miembro del consejo, dándole en 1680 el honor de ser presidente de la Royal Society aunque en esta ocasión no aceptó ya que prefería seguir enfocado en sus trabajos e investigaciones.
La capacidad de prever o su habilidad visionaría también se ha visto reflejada en una lista de inventos que realizó, citando por ejemplo “el arte de volar”, “una manera práctica y certera de determinar longitudes”, “luz perpetua” o “drogas para apaciguar el dolor y despertar la memoria”, entre otros. Vemos pues cómo la mayoría de estos inventos o descubrimientos sí que se han podido llevar a cabo con posterioridad.
Como hemos visto, su gran interés por la ciencia experimental hizo que también se embarcara en otros estudios como el de calcinación de distintos metales, que consiste en calentarlos a muy altas temperaturas para que se produzca la descomposición térmica o cambio de estado físico o químico, o como la distinción entre sustancias alcalinas y ácidas, que permitiría la constitución de indicadores químicos, que tienen la capacidad de indicar si una sustancia es un ácido o una base débil.
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Sus últimos años en Londres
En 1668 se trasladó a Londres para vivir con su hermana Lady Ranelagh con la que permaneció hasta la muerte de ella, sólo una semana antes de la suya. En 1689 su estado de salud empezó a hacerse cada vez más débil y delicada, hecho que comportó que decidiera alejarse cada vez más de la vida pública, no siendo de este modo tan partícipe en la Royal Society y poder centrarse así en dejar preparadas o pensadas algunas investigaciones químicas como legado para sus seguidores.
Su salud no mejoró, y el 31 de diciembre de 1691 murió a causa de una parálisis. Se encuentra enterrado en el cementerio de la iglesia anglicana St Martin-in-the-Fields, la misa del entierro fue realizada por el obispo Gilbert Burnet, amigo del fallecido.
Dada su creencia en la fe cristiana, dejó escrito en su testamento que parte de su dinero fuera destinado a traducir y publicar los evangelios en gaélico y turco, con el propósito de evangelizar, es decir, dar a conocer y difundir el cristianismo. Del mismo modo, estableció que se realizara de manera anual una conferencia con la finalidad de apoyar y defender el cristianismo; estas tuvieron lugar todos los años hasta finales del siglo XX.
Actualmente, desde 2004, se volvió a impulsar la realización de estas conferencias celebrándose en Londres en la iglesia de St Mary-le-Bow, en ellas se cuenta con la participación de un teólogo o científico con el objetivo de plantear y tratar temas relacionados con el cristianismo y la comprensión que se tiene en la actualidad del mundo natural.