Ceremonia de ayahuasca: qué es, cómo se realiza, y riesgos a considerar
La ayahuasca es un brebaje que ha ido adquiriendo fama en las últimas décadas por lo misterioso que es. A esta sustancia se le atribuye ser capaz de rememorar y enfrentarnos a nuestro más traumático pasado, superándolo en un plano de conciencia difícil de alcanzar por medios convencionales.
Las ceremonias de ayahuasca han ido ganando popularidad a pesar de que su celebración es un tema legalmente escabroso. En ellas, un chamán administra esta droga, que se le atribuye propiedades terapéuticas, a sus visitantes, llevando a cabo un ritual propio de las culturas ancestrales de América.
Hoy vamos a indagar un poco sobre cómo se dan las ceremonias de ayahuasca, los fenómenos que ocurren en su transcurso y también algunos riesgos que implica llevarlas a cabo.
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¿Qué son las ceremonias de ayahuasca?
La ceremonia de ayahuasca es el nombre con el que se conoce a una práctica ancestral de los pueblos originarios del Amazonas. Se trata de un ritual practicado por los curanderos y chamanes de culturas nativas prehispánicas y se considera parte de la medicina tradicional de estos pueblos. Quienes la practican aseguran que sirve para sanar el cuerpo, la mente y el alma, ayudando incluso a personas con trastornos mentales y contribuyendo al desarrollo de la conciencia de sus practicantes.
Originalmente, el consumo de ayahuasca entre los pueblos amerindios era parte de varios rituales practicados para pedirles a los dioses que satisfacieran las necesidades y deseos de sus creyentes. La ayahuasca estaba presente en rituales en honor a los dioses, rituales de paso hacia la adultez, para ir a la guerra o para salir de caza. También, y muy relacionado para lo que se usa hoy en día, esta sustancia se consumía en rituales para sanar de enfermedades que, según las creencias de los nativos del Amazonas y otras regiones de América, eran producto de maleficios, magia negra, envidias y venganza.
En las ceremonias de ayahuasca actuales, de acuerdo a sus defensores, es posible experimentar un estado no ordinario de consciencia que permite conectar con nuestra sabiduría interior y experimentar un proceso de autosanación y autoconocimeinto. Con ella se viven intensas catarsis, purgas físicas y mentales que permiten liberar bloqueos emocionales, psicológicos y espirituales.
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¿Qué es la ayahuasca?
La ayahuasca es un brebaje que se elabora a través de la decocción de una liana que crece en la selva, la planta de la ayahuasca (Banisteriopsis caapi), junto con hojas de otra planta, la chacruna (Diplopterys cabrerana). El resultado es una poción con potentes efectos psicoactivos y que, para quienes la consumen y defienden su uso, tiene poderes sanadores. Al beberse provoca alteraciones en la percepción y la cognición o, en juicio de quienes la toman, abre puertas que la mente tenía cerradas como mecanismo de autodefensa.
Los chamanes a cargo de las ceremonias de ayahuasca parten de la idea de que, a lo largo de nuestras vidas, vamos acumulando varios traumas y conflictos. Lejos de solucionarlos de forma racional y efectiva, lo que hace nuestra parte consciente es esconderlos como si nunca hubieran existido. Así, los problemas no provocan un dolor consciente, pero siguen de una u otra forma afectándonos al estar todavía irresueltos. Siguen ahí, condicionando sin saberlo muchos aspectos de nuestra vida, relación con los demás y con nosotros mismos.
Consumir ayahuasca haría que esos conflictos salieran a la superficie, generalmente a través de visiones nítidas. Haría que los recuerdos escondidos dejarán de bloquearnos silenciosamente y, al ser conscientes de ellos, podríamos resolverlos de forma activa y eficaz.
Por ejemplo: imagina que cuando eras pequeño en una excursión a la montaña te caíste y te hiciste daño. Esto fue una experiencia traumática para un niño pequeño, que quedó escondida en alguna parte de tu inconsciente. Los consumidores de la ayahuasca defenderían que, en este caso concreto, tomarla podría mostrarte con nitidez aquel recuerdo y, ahora que tu mente es adulta y madura, es capaz de ponerlo en su sitio. Este trauma infantil sería juzgado por nuestro pensamiento adulto, viendo que no fue para tanto y que esa sería la explicación de porque hoy no te gusta nada la naturaleza ni las alturas.
Sin embargo, lo que suele suceder muchas veces es que el recuerdo que aflora no es tan simple. Tras tomar ayahuasca aparecen episodios intensos de todo tipo de recuerdos, experiencias, sensaciones y emociones que nos sirven para ver cuál es la causa de nuestros problemas vitales, qué es lo que no funciona en nuestra pareja o si fuimos víctimas de algún tipo de abuso en nuestra tierna infancia.
No es una droga para divertirse ni de gusto agradable. En las ceremonias de ayahuasca hay sensaciones desagradables, pues el viaje que se hace con ellas en muchas ocasiones no resulta placentero en lo más absoluto. No obstante, quienes la usan afirman que es una herramienta muy poderosa para reconectar con uno mismo, para deshacerse de aquellas emociones, pensamientos y recuerdos reprimidos que nos impiden ser felices y para conocer un plano de la existencia al que no se puede tener acceso desde el plano terrenal.
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¿Cómo se hace la ceremonia?
Cada chamán tiene su propio método. No obstante, en la mayoría de las ceremonias de ayahuasca podemos ver una serie de pasos comunes que facilitan, de acuerdo con sus practicantes, la introspección y la liberación de traumas y recuerdos enquistados en las profundidades de su mente.
En estas ceremonias pueden participar tantas personas como se quiera, pero lo ideal es hacerlo en grupos pequeños. Hay chamanes que hacen las sesiones con siete personas y otros con hasta 25. Todo depende de su experiencia y capacidad para gestionar cualquier problema que se dé mientras sus visitantes manifiestan los efectos de la ayahuasca.
El ritual se suele celebrar en espacios cerrados, ideales por si hay algún inconveniente. Estos espacios deben estar habilitados para que sean agradables, limpios y amplios. En la habitación hay instrumentos musicales, trozos de liana de ayahuasca y cualquier herramienta que el chamán considere necesaria para llevar a cabo la ceremonia. Los participantes deben llevar ropa cómoda, usualmente ofrecida por el chamán o los encargados del retiro encargados de las ceremonias con ayahuasca.
A cada participante le corresponderá colocarse sobre un colchón, esterilla o alfombra, sentándose en posición de loto y esperando al inicio del ritual. Es fundamental darle a cada asistente un rollo de papel higiénico y un cubo de plástico o palangana, pues son muchas las cosas que puede llegar a expulsar el cuerpo humano tras haber ingerido la ayahuasca.
1. Inicio de la ceremonia
El chamán se coloca en medio de la sala y se prepara para el inicio del ritual, no sin antes explicar de manera muy concreta lo que va a suceder. Los participantes deberán saber ya desde un principio que se preparan para una situación muy intensa emocionalmente, en la que liberarán muchas cosas. Esto es tanto en sentido literal como figurado, pues con el brebaje no solo se liberan emociones.
La planta de la ayahuasca tiene efectos muy intensos sobre el cuerpo humano. Los chamanes le atribuyen poderes de purificación y, no es de extrañar pues, tomándola, el cuerpo se purga: sudoración excesiva, lagrimeo, micción y excreción excesiva y vómitos, muchos vómitos. Es principalmente por este motivo que se coloca un cubo al lado de cada asistente, para que puedan liberar todo lo que necesiten sin ensuciar demasiado.
Los efectos de la ayahuasca hacen que las personas vean con claridad qué es lo que están expulsando, sus traumas o bloqueos, que se están quitando de encima y se van con sus vómitos y lágrimas. Puede que uno vea en su vómito el ladrillo metafórico que representa su represión, otro que sus lágrimas representan todo el sufrimiento que se han callado durante años de maltratos. Este paso es desagradable, pero los chamanes aseguran que el alivio viene de inmediato.
Antes de iniciar la ceremonia, los chamanes recomiendan que nadie se asuste si su viaje se descontrola. Eso es algo poco común, aunque no deja de ser una posibilidad. Los buenos chamanes expertos en ceremonias de ayahuasca disponen, o al menos eso aseguran, de herramientas para volver a centrar a quien se encuentre demasiado mal. No obstante, también avisan que para sentirse mejor que nunca primero es necesario pasar un rato muy incómodo, enfrentándose cada uno a sus propios miedos. Hay que dejar que la medicina trabaje, algo que nunca es fácil ni cómodo.
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2. Harmal y la molécula de Dios
Curiosamente, lo primero que se toma en la ceremonia de ayahuasca no es ese brebaje, sino un poco de otra bebida que tiene como base la planta de harmal o alharma (Peganum harmala). Se bebe porque actúa como inhibidora de la una enzima del cuerpo humano que bloquea la dimetiltriptamina (DMT), el componente de la ayahuasca que provoca las alucinaciones y al que muchos llaman como “la molécula de Dios”.
El chamán va dándole a cada asistente un poquito de esta bebida de harmal. En principio, este brebaje no tiene ningún efecto físico, a parte del de conseguir que la DMT de la ayahuasca surta efecto. No tiene buen sabor. Hay quienes dicen que sirve para relajarse un poco antes de llegar a la parte intensa de la ceremonia. Este brebaje tarda unos diez minutos en hacer efecto, siendo ese lapso de tiempo el necesario para empezar con la ceremonia propiamente dicha.
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3. Primera toma de ayahuasca
Lo que hacen los chamanes a partir de este punto es apagar las luces y encender velas. Con la botella de ayahuasca en la mano, el chamán enciende un cigarro hecho con una planta de tabaco e insufla el humo hacia la boca de la botella. Se levanta y pronuncia rezos mirando hacia los cuatro puntos cardinales. Los rezos son muy variados, dependiendo de la cultura del chamán y la corriente religiosa que siga. La temática de los mismos puede versar sobre los espíritus de la madre naturaleza, el fuego y el agua, la protección del colibrí dorado o el poder del jaguar.
Es normal que cuando empiezan los efectos de la droga, más o menos a los treinta minutos, cada participante descanse en su esterilla y se dedique a la introspección. Mientras los asistentes se acurrucan en sus mantas y tratan de sentirse seguros, llegados a este punto el chamán que dirige la ceremonia empieza a cantar los ícaros, composiciones sagradas con un ritmo muy repetitivo que aluden constantemente a la ayahuasca y otras plantas sagradas y medicinales del Amazonas. También se mencionan animales, espíritus y el poder curativo del ritual. Ayudan a relajarse.
Pero la relajación se ve interrumpida por los efectos de la potente ayahuasca. Es en este momento cuando empiezan los primeros vómitos, sudores fríos y una extrema necesidad de ir al baño. Los asistentes necesitan enormemente vaciar sus entrañas, con lo que llega la hora de usar el cubo. Esto es normal dentro del contexto de la ceremonia de ayahuasca y el chamán de turno no se detendrá en sus cánticos mientras los asistentes están, purgándose tanto en cuerpo como en espíritu.
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4. Segunda toma de ayahuasca
Pasada una hora, llega el momento de tomar por segunda vez la ayahuasca. Después de esta segunda toma el chamán puede tocar instrumentos para generar un mayor ambiente de solemnidad y autorreflexión en los participantes. Puede haber emociones de todo tipo: miedo, ansiedad, tristeza, euforia… Las imágenes que se pasan por la mente de los consumidores de ayahuasca son de todo tipo de forma y contenido.
Las experiencias a lo largo de la sesión de ayahuasca pueden ser de lo más variopintas. Sentir que eres el personaje de un videojuego, rememorar una discusión con tu difunto marido, recordar cómo te caíste de la bici con 5 años, reexperimentar el abuso de un profesor de la escuela… todo con mayor o menor grado de realismo, colores llamativos, experiencias casi del otro mundo.
Tras todas estas vivencias emocionales, viene la calma y el final de la ceremonia. Los efectos después de este episodio suelen ser leves, no mayores a los de una resaca por alcohol común. De hecho, el grado de lucidez y bienestar físico y emocional de los asistentes llega a ser tan alto que suelen conversar sobre lo que han vivido durante la ceremonia. Se da por concluido el ritual cuando los participantes están todos en calma consigo mismos.
La ayahuasca no es para todo el mundo
Pese a que las experiencias de muchos consumidores de ayahuasca parecen ser positivas, sirviéndoles para reconciliarse con una parte de sí mismos y ayudándoles a superar problemas del pasado que ni siquiera recordaban, no debemos olvidar que es una droga. Por muy natural que sea, su consumo no es más recomendable que acudir a psicoterapia y optar por verdaderos tratamientos psicológicos.
Pero de momento su consumo no se puede recomendar dados sus riesgos reales, que superan los poderes terapéuticos aparentes. La ayahuasca no es apta para todo el mundo. Se sabe que puede causar cuadro psicóticos graves e irreversibles, mayormente a personas con antecedentes de psicopatología como esquizofrenia o trastorno bipolar.
La toma de ayahuasca es incompatible con la toma de psicofármacos, como los antidepresivos y ansiolíticos, y nada recomendable combinada con cualquier medicamento de farmacia.
Esta recomendación no quiere decir que la ayahuasca no disponga de verdaderos efectos terapéuticos, pero todavía no se dispone de suficiente información científica como para sacarle un provecho terapéutico seguro. Su investigación es prometedora pues, al igual que con la planta del cannabis, de conseguir extraer sus principios activos terapéuticos serviría para fabricar fármacos útiles para combatir trastornos mentales y problemas psicológicos como la depresión, la ansiedad o las adicciones.