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Trastornos neurológicos funcionales: síntomas, causas y tratamiento


Los trastornos neurológicos funcionales son uno de los trastornos más enigmáticos del cerebro. No se sabe muy bien cuál es su causa, porque tienen una sintomatología neurológica pero el cerebro parece estar bien. Pese a ello, los síntomas del paciente son totalmente reales y le producen un malestar que, por supuesto, es también muy real.

A pesar de que no se sabe mucho sobre estos trastornos, se cree que son la segunda causa de consulta en neurología, lo cual los convierte en unas condiciones muy comunes pero que, irónicamente, siguen siendo muy poco conocidas en el público en general y quienes los padecen suelen sufrir los síntomas en la soledad y la incomprensión.

Aquí vamos a hablar de qué son los trastornos neurológicos funcionales, sus síntomas principales, cuáles son las causas que se han barajado como posibles y, también, ayudar a visibilizar un poco un trastorno cuya concienciación todavía es escasa.

¿Qué son los trastornos neurológicos funcionales?

El término “trastornos neurológicos funcionales” es una expresión relativamente reciente y amplia que se usa para describir las condiciones en las que se presentan síntomas neurológicos pero que no se pueden explicar debido a una enfermedad del sistema nervioso u otra problemática orgánica. Estos han recibido múltiples nombres a lo largo de la historia: neurosis histérica, trastornos conversivos, psicosomáticos, psicógenos, trastornos médicamente no explicados…

Normalmente, estos trastornos afectan a los movimientos y los sentidos, viéndose alteradas la capacidad de caminar, tragar, ver u oír. La gravedad de la sintomatología puede variar mucho de paciente en paciente, y su duración también es muy variable.

El paciente no tiene ningún control sobre esos síntomas ni los produce de forma intencional. Pese a que su causa no se conoce, los síntomas que padece el paciente son muy reales y le provocan mucho malestar, además de interferir en su vida diaria.

Los trastornos neurológicos funcionales pueden desencadenarse por un trastorno neurológico o, también, por una reacción al estrés, un traumatismo físico o la experiencia de una situación psicológicamente traumatizante, aunque no siempre es así. Estos trastornos están relacionados con el modo en el que funciona el cerebro, y no con un daño a la estructura cerebral, como sí se daría en un accidente cerebrovascular, la esclerosis múltiple, una lesión craneoencefálica o una infección cerebral.

Síntomas

Como comentábamos, los síntomas y signos de los trastornos neurológicos funcionales varían mucho según el caso, pero lo que tienen en común es que son lo suficientemente graves como para provocar deterioro en la calidad de vida del paciente, malestar emocional y requerir una evaluación médica. Los síntomas asociados a estas problemáticas pueden afectar al movimiento y el funcionamiento del organismo, además de alterar los sentidos.

Entre los signos y síntomas que afectan al funcionamiento y el movimiento del cuerpo encontramos:

  • Debilidad o parálisis
  • Temblores
  • Problemas para caminar
  • Pérdida de equilibrio
  • Dificultad para tragar
  • Globo faríngeo (sensación de nudo en la garganta)
  • Convulsiones o episodios de temblores y una aparente pérdida del conocimiento
  • Episodios de falta de reacción

Y entre los signos y síntomas en los que los sentidos se ven afectados tenemos:

  • Entumecimiento de las extremidades
  • Sensación de pérdida de sensibilidad al tacto
  • Problemas del habla: balbuceos o incapacidad para hablar
  • Problemas de visión: visión doble o ceguera
  • Problemas auditivos: oír peor o sordera

Causas de los trastornos neurológicos funcionales

Causas

Como hemos adelantado, la causa exacta detrás de los trastornos neurológicos funcionales es un enigma. Existen varias hipótesis y teorías sobre qué es lo que sucede a nivel cerebral para que se den los síntomas asociados a este tipo de trastornos, unas explicaciones muy complejas que abarcan varios mecanismos que pueden ser diferentes en función del tipo de trastorno neurológico funcional de cada paciente.

Los síntomas de los trastornos neurológicos funcionales pueden aparecer de forma repentina tras un episodio muy estresante. También pueden manifestarse tras recibir traumatismos físicos o haber pasado por una situación emocionalmente muy dura.

Además, se ha hipotetizado sobre la influencia de desencadenantes que induzcan a cambios o alteraciones en el funcionamiento del cerebro a nivel estructural, celular o metabólico. Pese a todas estas propuestas como posibles causas detrás de los trastornos neurológicos funcionales, no siempre es posible identificar el desencadenante de los síntomas.

Factores de riesgo

Que no se sepa con certeza cuáles son las causas detrás de los trastornos neurológicos funcionales no ha sido impedimento para identificar cuáles son los factores de riesgo que incrementan las probabilidades de padecer uno de ellos. Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de presentar este tipo de trastornos encontramos:

  • Padecer una enfermedad o trastorno neurológico (p. ej., migrañas, epilepsia...)
  • Traumatismo físico, trauma emocional o gran estrés significativo
  • Padecer un trastorno mental: trastorno de ansiedad, trastornos de personalidad…
  • Historial familiar de trastorno neurológico funcional
  • Antecedentes de abandono o abuso sexual y/o físico en la infancia
  • Ser mujer

Diagnóstico

A día de hoy, no hay muchas pruebas estándar para el diagnóstico de los trastornos neurológicos funcionales. Generalmente, el diagnóstico se realiza evaluando los síntomas que el paciente indica padecer, descartando cualquier enfermedad neurológica u otra afección que los pudiera causar.

Los trastornos neurológicos funcionales se diagnostican evaluando los síntomas que están presentes y cuáles están ausentes. Es decir, se mira si están presentes ciertos patrones específicos de signos y síntomas propios de un trastorno neurológico pero también se valora si no se muestran alteraciones estructurales mediante técnicas de neuroimagen como la resonancia magnética (RM) o anormalidades en un electroencefalograma.

Al haber aparente alteración neurológica, durante el diagnóstico de este tipo de trastornos es necesaria la participación de un neurólogo, pero también se pueden incluir la colaboración de un psiquiatra y un psicólogo clínico. El médico puede utilizar varios términos para describir una misma situación: trastornos neurológicos funcionales, trastorno de síntomas neurológicos funcionales o neurosis histérica (este último en desuso actualmente).

Normalmente, se prefiere la expresión “trastornos neurológicos funcionales” porque se puede usar para especificar el tipo de síntoma neurológico funcional que padece el paciente. Por ejemplo, si el paciente manifiesta problemas para caminar, el médico lo nombrará como un caso de trastorno funcional de la marcha, o si hay problemas para tragar, lo puede llamar trastorno funcional de la deglución.

El proceso de evaluación comprende lo siguiente.

1. Exploración física

El médico examina al paciente y le hace preguntas sobre su salud y qué signos o síntomas le han incomodado en las últimas semanas. En esta fase se aplican pruebas para descartar otras condiciones médicas que pudieran explicar la sintomatología por la que el paciente ha acudido a consulta. El tipo de prueba que se aplique dependerá de qué signos y síntomas manifieste el afectado.

2. Examen psiquiátrico

En caso de que se den problemas psicológicos, el neurólogo puede derivar al paciente a un profesional de la salud mental, tanto un psiquiatra como un psicólogo clínico. El profesional le hará al paciente preguntas sobre sus sentimientos, pensamientos y conducta, identificando y analizando los síntomas psicológicos que pudieran relacionarse con un supuesto caso de trastorno neurológico funcional.

El profesional realizará el diagnóstico basándose en los criterios clínicos del DSM-5. En este manual, los trastornos neurológicos funcionales reciben el nombre de trastorno de conversión y, también, trastorno de síntomas neurológicos funcionales. Sus criterios diagnósticos son los siguientes:

  • Uno o más síntomas de alteración de la función motora o sensitiva voluntaria.
  • Los hallazgos clínicos aportan pruebas de la incompatibilidad entre el síntoma y las afecciones neurológicas o médicas reconocidas.
  • El síntoma o deficiencia no se explica mejor por otro trastorno médico o mental.
  • El síntoma causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

En el propio DSM-5 se indica que es necesario especificar el tipo de síntoma principal que afecta al paciente:

  • Con debilidad o parálisis
  • Con movimiento anómalo (p. ej., temblor, movimiento distónico, mioclonía, trastorno de la marcha)
  • Con síntomas de la deglución
  • Con síntoma del habla (p. ej., disfonía, mala articulación)
  • Con ataques o convulsiones
  • Con anestesia o pérdida sensitiva
  • Con síntoma sensitivo especial (p. ej., alteración visual, olfativa o auditiva)
  • Con síntomas mixtos

Especificar si:

  • Episodio agudo: Síntomas presentes durante menos de seis meses.
  • Persistente: Síntomas durante seis meses o más.

Especificar si:

  • Con factor de estrés psicológico (especificar el factor de estrés)
  • Sin factor de estrés psicológico

Tratamiento

El tratamiento dependerá del tipo de trastorno neurológico funcional, los síntomas y los signos que presente el paciente. Sea como sea, lo más útil para este tipo de trastornos es que en el tratamiento lo realice un equipo multidisciplinar de profesionales, formado por neurólogos, psiquiatras y psicólogos, además de logopedas, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales en función de qué requiera el caso particular del paciente.

Es fundamental educar al paciente, explicándole y asegurándose que entiende qué son los trastornos neurológicos funcionales. El profesional que lo atienda debe demostrarle que entiende que sus síntomas son reales, que no son un invento o una exageración, pero que la causa orgánica no está tan clara.

A veces, los síntomas pueden mejorar tras darle al paciente una explicación extensa de su trastorno, dándole a entender que no tiene un problema médico grave en el que corra riesgo su vida, a pesar de haber sintomatología molesta.

También es importante implicar a la familia, haciéndole entender que los síntomas de su ser querido son reales, y que deben brindarle apoyo y entender que no es una simulación para llamar la atención o que se queja por nada.

Encontramos varias terapias usadas en el tratamiento de los trastornos neurológicos, cada una usada de acuerdo con las necesidades del caso en particular:

1. Terapia ocupacional

La terapia ocupacional puede mejorar los síntomas asociados al movimiento y prevenir sus posibles complicaciones. Al mover regularmente brazos y piernas se evita la rigidez y debilidad muscular que pueden darse en los casos de parálisis o pérdida de la movilidad. El incremento gradual del ejercicio brinda mayor autonomía al paciente.

2. Terapia del habla y el aparato bucofonador

Con la ayuda de un logopeda se pueden abordar los síntomas que comprenden problemas para hablar o tragar.

3. Reducción del estrés y técnicas de distracción

Se pueden usar varias técnicas orientadas a la reducción del estrés del paciente. Entre estas técnicas encontramos la relajación muscular progresiva, ejercicios de respiración y ejercicio físico.

Por otro lado, las técnicas de distracción pueden servir también para mejorar la calidad de vida del paciente, dejando de prestar atención a sus molestos síntomas somáticos y ocupando la mente en otras tareas. Esto lo puede conseguir escuchando música, hablando con otras personas o cambiar de forma intencional la forma de caminar y moverse.

4. Terapia cognitivo-conductual

Con tal de gestionar los problemas psicológicos asociados al trastorno neurológico funcional, se puede recurrir a la psicoterapia de corte cognitivo-conductual. Mediante esta modalidad de terapia se toma conciencia de pensamientos imprecisos o negativos que hayan podido influir perjudicialmente en ciertas situaciones a las que se ha tenido que enfrentar el paciente.

La terapia cognitivo-conductual sirve para tratar otros trastornos de salud mental que hayan podido agravar los síntomas del trastorno neurológico. Entre ellos, encontraríamos la ansiedad, la depresión, trastornos de la personalidad, trastorno bipolar...

5. Farmacología

Se considera que los medicamentos no resultan eficaces para el tratamiento de los trastornos neurológicos funcionales. De hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) no aprueba ningún medicamento específicamente como tratamiento para estas condiciones neurológicas.

No obstante, se considera que los antidepresivos podrían ser útiles en caso de que hubiera depresión o un trastorno del estado de ánimo que influya en la gravedad del trastorno.

Visibilidad de estos trastornos

A pesar de que se considera que es la segunda causa de consulta en los servicios de neurología, los trastornos neurológicos funcionales cuentan con poco reconocimiento a nivel público, tanto en círculos médicos como entre la población general, lo que hace que en muchas ocasiones estos trastornos se sufran desde la soledad y la incomprensión.

Que su causa no esté clara no significa que no sean reales, y de hecho quienes los padecen pueden tener una discapacidad y un deterioro en la calidad de vida similar a la que provocan enfermedades como la enfermedad de Parkinson o la epilepsia.

Desde el año 2012 se celebra el 13 de abril el Día Internacional de los Trastornos Neurológicos Funcionales, una celebración que pretende apoyar a las personas afectadas por estos trastornos y concienciar a la sociedad sobre su existencia. Así se pretende combatir el estigma que en muchas ocasiones padecen los pacientes de trastornos neurológicos funcionales, pues todavía sigue muy extendida la creencia de que si no hay causa orgánica que lo explique, los síntomas son simulación.