Síndrome del Intestino Irritable: síntomas, causas y tratamiento
El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno crónico asociado al sufrimiento de estrés psicológico prolongado, que causa dolor abdominal y además provoca cambios en la regulación intestinal.
A continuación se explicará con más detalle lo que es el SII, y seguidamente veremos qué se sabe sobre sus causas, finalizando con el aporte de información sobre su tratamiento y algunas pautas que se pueden incluir en la rutina diaria de las personas con el fin de paliar sus síntomas.
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¿Qué es el Síndrome del Intestino Irritable?
El síndrome del intestino irritable es un trastorno afecta al funcionamiento del tracto intestinal, por lo que es considerado como un trastorno del sistema gastrointestinal y, como tal, se conoce que se encuentra relacionado con factores tanto físicos como psicológicos asociados con el estrés que sufre la persona durante un tiempo prolongado.
Cuando el investigador Hans Selye realizó sus investigaciones sobre el estrés, desarrollando la conocida como Teoría del Estrés, descubrió que el sistema nervioso simpático inerva el estómago, y es por eso que, a raíz de este descubrimiento, hoy se conoce que la activación del SNS ocasiona impacto en este órgano.
Esta relación entre el SII y el estrés viene demostrada porque el cerebro está interconectado con el intestino a través de señales nerviosas y hormonales. Por ello, estas señales afectan al funcionamiento del intestino.
Así pues, cuando la persona está sufriendo un estrés prolongado en el tiempo, esas señales nerviosas que transmite el cerebro hacia el estómago suelen ser más activos e intensos, y esto puede hacer que los intestinos se debiliten, de manera que la persona sufre malestar estomacal y los ritmos intestinales se desajustan, por lo que puede llegar a sufrir diarrea o estreñimiento.
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Causas
Las causas del síndrome del intestino irritable son desconocidas, pero lo que sí está demostrado es que tiene una fuerte relación con el estrés, ya que según algunas investigaciones entre el 50 y el 85 % de los pacientes diagnosticados con SII estaban sufriendo altos niveles de estrés y también se ha encontrado en otro estudio realizado que estos pacientes se suelen presentar altos niveles de depresión, neuroticismo, ansiedad e hipocondría.
La manera en la que se explora y diagnostica el SII es a través la observación de los síntomas más comunes, que veremos más adelante, y también mediante un examen médico en el que se explora el estado de su salud física, además de la realización de un análisis de sangre.
El síndrome del intestino irritable se desarrolla de forma crónica, pero no está presente en la vida del paciente de manera constante, sino que aflora en forma de brotes intermitentes; o lo que es lo mismo, sus síntomas desaparecen completamente, o en gran medida en determinados momentos y, en otros en los que el paciente sufre mucho estrés o no está llevando un estilo de vida saludable, pueden volver a surgir. Así como también, cuando el paciente cuida sus hábitos, puede mantener a raya los síntomas del SII, por lo que estos no le causan tanto malestar.
También hay estudios que han encontrado que, cuando los síntomas han remitido o están bajo control, este síndrome podría volver a desencadenarse por diversos factores relacionados con los hábitos de vida como, por ejemplo, el consumo alcohol, de cafeína, sufrir estrés y el ingerir ciertos alimentos como chocolate, refrescos, bollería, así como cualquier alimento ultraprocesado que sea rico en azúcares y grasas saturadas.
Síntomas
Los síntomas del síndrome del intestino irritable son los siguientes:
- Dolor abdominal; que suele revertir cuando hace sus deposiciones.
- Abdomen distendido, e incluso en algunos casos puede estar hinchado.
- Gases.
- Cambios en los biorritmos en relación a la defecación. Si tiene diarrea estaríamos hablando de un SII-D, mientras que si tiene estreñimiento presentaría un SII-E.
- Cambio en el aspecto de sus deposiciones; presentando normalmente un mal aspecto.
Estos síntomas suelen aparecer en situaciones en las que el paciente experimenta mayor tensión y sobrecarga de las que sufre normalmente.
También cabe destacar que los pacientes con SII, en general, suelen mostrar una mayor preocupación por su salud y valoran con mayor negatividad su estado físico y psicológico que otros pacientes. De ahí que sean muy frecuentes los síntomas de hipocondría.
Incluso se ha llegado a identificar que estos pacientes tienen un patrón de conducta muy distintivo conocido entre los profesionales de la salud como “comportamiento aprendido de enfermedad crónica” y éste está caracterizado por una desmedida preocupación por los problemas de su enfermedad y, en consecuencia, acuden con gran frecuencia a la consulta médica.
Epidemiología de este síndrome
El síndrome del intestino irritable es el trastorno más frecuente entre los que afectan al correcto funcionamiento del aparato digestivo, ya que su diagnóstico oscila entre un 30 y un 70% de los pacientes que acuden a la consulta ambulatoria de los médicos especialistas en el aparato digestivo y aproximadamente un 25% de los que van a consulta con su médico de cabecera por problemas digestivos o, lo que es lo mismo, 1 de cada 4 personas.
Dentro de la población general se ha estimado que entre el 10 y el 25% podría tener síntomas compatibles con el síndrome del intestino irritable, y entre ellos, bastante menos de la mitad (25-40%) buscan ayuda profesional.
Según los datos epidemiológicos de estudios relacionados con el síndrome del intestino irritable es un problema de salud que puede ser hasta dos o incluso tres veces más frecuente en mujeres que en hombres.
Tratamiento del Síndrome del Intestino Irritable
Según la literatura médica especializada en el síndrome del intestino irritable a día de hoy no hay un tratamiento que logre suprimir por completo los síntomas de forma permanente ni tampoco prolongada en el tiempo.
Debido a que no se puede erradicar por completo esta enfermedad, el principal objetivo de su tratamiento es mejorar la funcionalidad del sujeto para que puede llevar una vida activa y lo más satisfactoria posible y, dada la alta frecuencia con la que estos pacientes presentan síntomas de depresión y ansiedad, resulta de gran importancia el tratamiento psicológico.
El tratamiento que más se debería utilizar para abordar todos los síntomas de estos pacientes es el multidisciplinar, aunando la supervisión médica con la prescripción de fármacos para paliar los síntomas y la psicoterapia.
Si bien es cierto que hay estudios especializados que encontraron evidencias sobre una mayor eficacia para tratar el SII en el tratamiento psicológico que en el tratamiento médico y, más concretamente es la terapia cognitiva multicomponente la que más validez empírica ha podido demostrar (Pérez et al., 2006). No obstante, aún falta investigar más sobre los tratamientos psicológicos para el SII.
Por otra parte, el tratamiento psicológico resulta más costoso, y es por ello que a día de hoy presenta dificultades su utilización de forma generalizada en pacientes con SII. Por ello, el tratamiento más utilizado es el médico, con las consultas ambulatorias y la prescripción de fármacos.
1. Tratamiento médico
El tratamiento médico aborda las alteraciones motoras y sensitivas de la fisiología del intestino, así como también una posible intolerancia a ciertos grupos de alimentos (por ejemplo, lactosa, gluten, etc.).
Sin embargo, no hay una evidencia clara de que haya una única anomalía primaria en el aparato digestivo en los casos de SII, sino que podría tratarse de una enfermedad sistémica, que afecte a varias estructuras del organismo.
En cuanto a la farmacología empleada para paliar algunos síntomas se encuentra la prescripción de antiespasmódicos con el fin de aliviar el dolor que sufren estos en algunos casos se combinación con antidepresivos; ya que estos poseen efectos anticolinérgicos que ayudan en los casos en los que el dolor sea más grave. Hay investigaciones que aseguran que lo más útil sería la combinación del uso de fármacos con la terapia psicológica.
A continuación haremos un breve repaso de algunas de las técnicas psicológicas empleadas para el abordaje del SII.
2. Relajación muscular
El objetivo de esta técnica es relajar los diferentes grupos musculares por separado, con el fin de que el paciente entre en un estado de relajación como medida para paliar o prevenir los síntomas de estrés que causan un empeoramiento de los síntomas del SII.
Los componentes de esta técnica son los siguientes:
- Contraer de un grupo muscular durante unos segundos, seguidamente por una relajación del mismo.
- Concentrarse en las sensaciones que produce la contracción y relajación de cada uno de los grupos musculares.
Se ha demostrado que, cuanto más contraído está el músculo a la par de que el sujeto esté concentrado en las sensaciones que está acción le produce, mayor estado de relajación podrá alcanzar.
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3. Biofeedback
El biofeedback es una técnica suele emplearse en combinación con las de relajación, y lo que se pretende conseguir entrenando ambas técnicas es que el paciente aprenda a controlar de forma voluntaria algunos estados fisiológicos de su cuerpo buscando generar un estado de relajación.
Y esto es gracias a que con las técnicas de biofeedback puede aprender a ser consciente de los cambios que se están produciendo en el estado de su organismo.
Los biofeedback más empleados para controlar el estrés a través de la relajación general del paciente son:
- Electromiográfico: se utiliza para medir la tensión muscular que se experimenta.
- De temperatura: se usa con el fin de detectar la temperatura como indicador del flujo sanguíneo.
- Electrodermal: se emplea para detectar cambios en la acción de las glándulas sudoríparas.
- De la respiración: es usado para comprobar el ritmo y la localización de la respiración.
4. Meditación
La técnica más empleada para la relajación es el Mindfulness, con el objetivo de enseñar al paciente a que centre su atención en el momento presente y no reforzar la angustia, sin emitir ninguna valoración personal de lo que siente o percibe a su alrededor en ese instante.
Esta técnica se basa en una perspectiva que entiende que los pensamientos no se pueden controlar y que, cuando las personas se esfuerzan por intentar controlarlos, lo único que consiguen es que esos pensamiento le generan malestar sean tomados con mayor importancia de la que merecen y esto les genere aún más estrés que el que estaban padeciendo en un primer momento.
En definitiva, mediante el Mindfulness se pretende erradicar los esfuerzos por controlar los eventos internos (pensamientos y emociones negativas) que tratan de llevar a cabo las personas que sufren estrés y malestar. Como puede ser el caso de las personas con síndrome del intestino irritable.
Hábitos de vida que mejoran el curso del Síndrome del Intestino Irritable
Hay hábitos que el paciente puede incorporar en su rutina diaria con el fin de llevar una vida más saludable que podrían ayudarle a mantener controlado el SII, aliviando sus síntomas. Estos hábitos son los siguientes:
- Dormir un número suficiente de horas por la noche y mantener un horario estable de sueño para que no se desajusten sus biorritmos.
- Mantenerse activo físicamente, pudiendo realizar ejercicio físico ligero (por ejemplo, caminar al menos 30 minutos al día).
- Consumir alimentos ricos en fibra (p. ej., avena, lentejas, verduras y frutas).