La Terapia Cognitivo-Conductual en el tratamiento de la obesidad
La Terapia Cognitivo-Conductual, junto a un correcto plan de entrenamiento físico y un apropiado plan dietético, se muestra como una alternativa muy eficaz en la pérdida de peso.
Por tanto, y al contrario de lo que piensan muchos individuos, el entrenamiento de personas con sobrepeso y obesidad requiere no solamente la intervención en los aspectos técnicos relacionados con entrenamiento y nutrición, sino que el cumplimiento de los objetivos y, sobre todo, el mantenimiento de los resultados, también va a depender de la correcta gestión de las emociones, las costumbres y los hábitos, las creencias o la motivación.
El carácter multifactorial y crónico de la obesidad requiere de un programa multidisciplinario
Son muchas las causas que provocan la obesidad. Su carácter multifactorial y crónico que, en muchas ocasiones, se ve acompañado de comorbilidad, obligan a no pretender una solución rápida y definitiva para este problema. Nadie puede dudar de la importancia de un plan de entrenamiento físico y un plan dietético adecuado, pero es necesario prestar atención al componente psicológico, pues en muchas ocasiones se pueden ver asociados Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), trastornos de ansiedad o trastornos de estado de ánimo como la depresión, entre otras patologías.
Por tanto, este contexto tan variado y complejo exige un tratamiento en el que debe priorizar un programa multidisciplinario, en vez de soluciones separadas.
La obesidad provoca serios problemas para la salud
Muchos de los individuos que buscan solución al problema de la obesidad están motivados por un cambio de imagen, dejando de lado los problemas para su propia salud. En muchas ocasiones, éstos piensan que con una alimentación adecuada y una rutina de ejercicio físico para perder peso, el problema estará solucionado, eludiendo otras áreas de su vida que son igual de importantes.
Cuando “perder kilos” se aborda más como un problema de imagen y el tratamiento va dirigido en esta dirección, esta visión sesgada permite evitar la modificación de hábitos de vida y conducta, que son los que al final van a reportar beneficios a largo plazo. Los estudios científicos indican que, en estos casos, sólo entre el 20% y el 30% de los pacientes con obesidad logran mantener los resultados conseguidos a largo plazo. Pero peor aún, durante el primer año, el 30 % de las personas que se han sometido a un plan para reducir la obesidad recuperan el peso perdido, y más del 50% ganan un peso mayor al inicial transcurridos 3-5 años.
La psicoterapia en grupo e individual, ambas útiles para el tratamiento de la obesidad
El enfoque terapéutico puede aplicarse tanto en grupo como individualmente, aunque cada enfoque se debe llevar a cabo en distintas situaciones.
La terapia en grupo será útil para la comunicación de experiencias y para educar al paciente, pues aportar conocimiento sobre la importancia de priorizar la salud por encima de la estética es útil para mantener los resultados a largo plazo. La terapia individualizada es necesaria en los casos en los que el paciente debe recibir tratamiento por temas como la percepción de la imagen corporal, la autoestima, la impulsividad, el estilo de resolución de problemas o los trastornos del estado de ánimo.
Motivación y psicoeducación para preparar al paciente para la terapia
Los datos científicos apoyan la teoría de que el tratamiento psicológico combinado con los programas de dieta y ejercicio aporta mejores resultados. El problema surge porque muchos aún piensan que los programas de ejercicio y nutrición serán suficientes para lograr el éxito. Por tanto, existen dos elementos claves en este proceso, y éstos están muy interrelacionados: la motivación y la psicoeducación.
La importancia de la motivación
La motivación es un aspecto clave para conseguir el éxito en cualquier tipo de tarea, y es un prerrequisito necesario al acudir a la terapia grupal para el tratamiento de la obesidad. Como se ha comentado ya, el principal objetivo de muchos individuos siguen siendo los logros físicos, ya que la advertencia de los médicos para bajar de peso (debido a que causa problemas de salud) suele mostrarse poco eficaz.
Para muchos, participar en un grupo de psicoterapia no está en sus planteamientos iniciales. Y pese a que la a psicoterapia es efectiva para superar muchos problemas, incluido la obesidad, en muchas ocasiones la persona que necesita ayuda no es consciente de que tiene el problema, evita afrontar la realidad o posee falsas creencias sobre qué es la psicoterapia.
Es importante, por tanto, y para mantener a los pacientes motivados, que valoren los beneficios no solamente en el plano físico, sino a nivel general. Tener expectativas elevadas debido a la desinformación, es una fuente de insatisfacción que puede provocar el fracaso y desinterés en el seguimiento del tratamiento, por sentimientos de frustración y de desmotivación. Además, esto afecta negativamente a la propia autoconfianza, necesaria para superar con éxito los objetivos marcados.
Una manera de solventar es este problema puede ser la entrevista motivacional, un estilo de interacción directiva, centrada en el cliente, encaminada a ayudar las personas y a estimularlas para que comparen las ventajas y desventajas de los hábitos nocivos que causan el sobrepeso y la obesidad, para de esta manera provocar cambios positivos.
La psicoeducación es un elemento clave para lograr resultados a largo plazo
Un programa psicoeducativo es necesario para el correcto desarrollo de la motivación, tanto a corto plazo como para el mantenimiento de los resultados obtenidos. Es bastante frecuente que las personas con obesidad ya hayan intentado realizar dietas y planes de entrenamiento sin lograr los resultados deseados en el pasado, y suelen tener información excesiva pero inadecuada sobre alimentación o el ejercicio físico.
En muchas ocasiones, suelen tener “infoxicación” debido a la cultura de la estética. Piensan que los resultados llegarán rápido y poseen pensamientos sobre cambios de peso irreales, fruto de sus creencias irracionales. En una cultura que valora la imagen como una de las claves del éxito personal y la aceptación social, no es de extrañar que esto sea así.
Por tanto, y para evitar unos pensamientos y unas expectativas inadecuadas, el paciente debe asistir a sesiones psicoeducativas, para de esta manera tener conocimiento sobre la alimentación, la influencia de las emociones sobre la conducta o el ejercicio físico y la salud.
La aplicación de programas individuales de Terapia Cognitivo-Conductual
En muchas ocasiones, las personas con obesidad sufren comorbilidad con ciertos trastornos psicológicos que puede interferir en la evolución y el tratamiento del programa y, por tanto, es necesario detectarlos. Por ejemplo, es frecuente la presencia de Trastornos de la Conducta Alimentaria (por ejemplo, trastorno por atracón), el síndrome del comedor nocturno o la depresión. Esto requiere un tratamiento individualizado desde el inicio del programa para asegurar la correcta adherencia al tratamiento y la consecución de los objetivos marcados.
Otro tipo de problemas, como pueden ser: la autoestima baja, la impulsividad o los estilos negativos de resolución de problema, también pueden requerir terapia individualizada. Para ello, se suelen emplear distintas técnicas cognitivo-conductuales.
Estas son las más habituales:
- Técnicas de autocontrol: La autoobservación, las hojas de registro, establecimiento de metas realistas o control de estímulos, son técnicas que se han mostrado eficaces en este ámbito.
- Reestructuración Cognitiva: Los programas de reestructuración cognitiva de Aaron Beck, Albert Ellis u otros autores, pueden ayudar al paciente a tener conocimiento sobre sus propias emociones o pensamientos frente a las distintas situaciones problemáticas, así como detectar pensamientos irracionales y sustituirlos por ideas o creencias más adaptativas.
- Focos de trabajo: Trabajar la autoestima, las creencias de autoeficacia, la percepción de la imagen corporal, el refuerzo de logros es beneficioso para el tratamiento de la obesidad.
- Desarrollo de habilidades de manejo de dificultades: Es positivo para el paciente adquirir conocimiento sobre conductas alternativas en vez de comer, el entrenamiento de habilidades sociales, la asertividad o estrategias de manejo del estrés.
- Reevaluación y Feedback: Especialmente útil para el seguimiento y la evolución de los cambios producidos.
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Referencias bibliográficas:
- Lafuente, M.D., (2011) Trastornos de la Conducta Alimentaria 14. 1490-1504.
- Wing, R.R., Phelan, S., (2005) Long-term weight loss maintenance. Am J Clin Nutr. 82 Suppl 1: 222–225.