Impronta: ¿qué es este tipo de aprendizaje?
El término impronta hace referencia a una forma de adquirir aprendizajes básicos para la supervivencia de una especie. Se trata de un fenómeno en el que convergen procesos psíquicos, biológicos y sociales.
Aunque es un concepto que ha surgido a través de estudios biológicos, se ha adaptado de manera importante a la psicología y ha aportado distintas formas de comprender el desarrollo del ser humano. A continuación revisamos de qué se trata el aprendizaje por impronta, cuáles son sus antecedentes y qué aplicaciones tiene en la psicología actualmente.
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¿Qué es la impronta?
La palabra “impronta” puede significar distintas cosas. Generalmente hace referencia a una marca, huella o reproducción de imágenes sobre un relieve. Si llevamos de la psicología y de la biología, el término “impronta” se utiliza para describir un aprendizaje fijado en un periodo específico del desarrollo en el que un ser humano o un animal tiene mayor sensibilidad a ciertos estímulos.
En otras palabras, una impronta es un aprendizaje que hemos adquirido por el reconocimiento de cierto estímulo, en una etapa del desarrollo determinada. El estímulo hacia el que se dirige nuestra sensibilidad generalmente depende de las necesidades de supervivencia de la especie.
Por ejemplo, la mayoría de las improntas implican aprender a reconocer a los padres o las parejas sexuales potenciales. El estudio de este tipo de aprendizajes se ha desarrollado de manera importante en etología (la rama de la biología que estudia el comportamiento animal en su propio hábitat), especialmente se ha observado en la conducta de las aves.
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Antecedentes: Konrad Lorenz y la familia de gansos
El pionero en este tipo de estudios fue el médico y zoólogo estadounidense Konrad Lorenz (1903-1989), considerado uno de los padres de la etología. Lorenz estudió el comportamiento de los gansos, y sus conocimientos han sido aplicados para reproducir hábitats animales donde se ha logrado que los más jóvenes adquieran habilidades para la supervivencia, aunque estén criados en cautiverio.
De hecho, recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973 por haber descrito la impronta, y se lo dieron porque los jueces consideraron que sus estudios podían aportar conocimientos significativos a la psiquiatría. Es decir, que desde la segunda mitad del siglo pasado, la impronta se ha desarrollado también en el estudio del comportamiento humano.
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Tipos de impronta en el estudio del comportamiento
Tanto en etología como en psicología, la impronta puede ocurrir de distintas maneras y según las características de la propia especie. No obstante, en términos generales, se reconocen dos tipos de impronta, básicas y necesarias para la supervivencia de cualquier especie: la impronta filial y la impronta sexual.
1. Impronta filial
El concepto de impronta se ha aplicado con frecuencia en la teoría del apego de la psicología, con lo cual, se ha relacionado de manera importante con las relaciones filiales y cómo éstas son básicas para la supervivencia.
Esto último se conoce como una “impronta filial”, y se trata de un mecanismo innato que se activa cuando un animal joven reconoce las características de sus progenitores, específicamente de la madre, que generalmente es el primer ser al que se observa en el nacimiento.
La impronta filial ha sido observada tanto en aves como en reptiles, y posteriormente en otras especies. A partir de esto se ha sugerido que el reconocimiento y seguimiento de los padres a temprana edad hace posible que las crías se alejen y se protejan ante los depredadores. Así mismo facilita el aprendizaje necesario para obtener los alimentos, el agua y el calor que en inicio proporcionan los padres.
Para esto, es necesario considerar cómo se estructuran los sentidos y cómo se conectan con procesos cognoscitivos. En este sentido, la neurociencia y las ciencias cognitivas han tenido un interés particular por el estudio de la impronta.
Por ejemplo, se ha utilizado de manera importante para explicar el fenómeno de la memoria mediante las impresiones visuales. Muchas de las teorías sobre la memoria sugieren que cualquier experiencia o evento fortalece y da forma a vías particulares en el cerebro, lo que puede corresponderse con buena parte de la teoría de la impronta.
2. Impronta sexual
Se trata de proceso por medio del cual un animal aprende a reconocer las características de un compañero sexual deseable. Uno de sus efectos es, por ejemplo, la tendencia de los seres vivos a relacionarse con los seres de la especie en la que fueron criados; aquellos que tienen características similares a las reconocidas por la impronta filial.
En el caso de los seres humanos, por ejemplo, se ha estudiado el efecto inverso de la impronta sexual cuando la convivencia ocurre en el mismo espacio doméstico. Es una de las formas de explicar por qué suele pasar que los hermanos que se han criado juntos no desarrollen atracción sexual entre sí; no obstante, si se crían de manera separada, esto podría ocurrir con mayor facilidad.
Este último efecto se conoce como Efecto Westermarck, por el antropólogo que lo desarrolló (Edvard Westermarck), y ha sido útil para analizar cómo se ha suprimido la endogamia entre distintas sociedades humanas.
Referencias bibliográficas:
- Horn, G. (2004). Pathways of the past: the imprint of memory. Nature Reviews Neuroscience, 5: 108-120.
- New World Encyclopedia. (2018). Imprinting (psychology). Recuperado 28 de mayo de 2018. Disponible en http://www.newworldencyclopedia.org/entry/Imprinting_(psychology).
- Squire, L. (2003). Fundamental Neuroscience. Academic Press: USA.