¿Para qué sirve el consentimiento informado en psicoterapia?
Se estima que, en todo el mundo, una de cada 4 personas ha sufrido algún problema de salud mental a lo largo de su vida. Esto se traduce en unos 700 millones de pacientes que requieren algún tipo de ayuda psicológica y que, por desgracia, en muchos casos no reciben.
De todas formas, sí que es cierto que el ámbito de la ayuda psicológica ha avanzado muchísimo en las últimas décadas, a pesar de estas desalentadoras cifras. Los problemas de índole emocional y comportamental en el ser humano se ven cada vez menos como una debilidad y, por tanto, actualmente muchas personas se abren a recibir ayuda y buscar cambios sustanciales en su vida más allá de lo físico.
Una vez un individuo entra en consulta, se produce un contrato tácito entre profesional y paciente, en el cual este último autoriza, en base a su propia libertad, las intervenciones que se le van a realizar. Este pacto no es un mero constructo social etéreo: estamos hablando de la explicación de un proceso con el posterior rellenado de un formulario. Estos actos se engloban en el término conocido como “consentimiento informado” (CI), y aquí veremos para qué sirve y cómo funciona.
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¿Qué es la psicoterapia?
Empezamos por lo básico, pues hablar del consentimiento informado sin saber por qué se realiza puede generar más confusión que otra cosa. La psicoterapia se define como un tratamiento científico (de naturaleza psicológica) que, a partir de manifestaciones físicas o psíquicas de malestar en el paciente, promueve una serie de cambios y modificaciones en su comportamiento con el fin de lograr un estado general de bienestar.
La psicoterapia propicia cambios congruentes con los objetivos que desea alcanzar el paciente. Por decirlo de forma cercana, le proporciona al individuo una suerte de “ordenación en el caos”, facilitando la comprensión de ideas o actos que antes parecían confusos. Al permitir el entendimiento de los elementos negativos que nos rodean, el paciente se siente aliviado, ya que al final del tratamiento será capaz de afrontar sensaciones y ansiedades difíciles de entender que antes habían sido evitadas.
Además de todo esto, las técnicas que emergen de la psicoterapia promueven que el paciente aprenda modos diferentes de pensar, sentir y actuar, desechando así conductas previamente aprendidas que dificultan su bienestar. En definitiva, no se trata solo de arreglar los problemas que abordan la vida del individuo per sé, sino de sustituir la sensación de malestar por una de dominio y control personal.
Por otro lado, en la intervención psicológica va implícito el hecho de que es necesario informar al paciente sobre los objetivos y los procedimientos de la terapia; ahí es donde entra en juego la función del consentimiento informado.
¿Qué es el consentimiento informado?
Por su parte, el consentimiento informado (CI) es un proceso por el cual se garantiza que el paciente ha manifestado su voluntad para participar de forma consciente en la investigación psicoterapéutica. La regulación del consentimiento informado se recoge en la Ley 41/2002, de 14 noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. Todo habitante puede consultar estos documentos y muchos más en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del Gobierno de España.
Existe una confusión clara en la población general entre el proceso verbal que lleva a cabo el profesional que va a realizar la terapia y el propio documento de CI. El psicoterapeuta debe informar al paciente sobre los procesos que se van a llevar a cabo durante el tratamiento, en una o múltiples entrevistas, siempre de forma clara y entendible. Este proceso es gradual y único en cada caso y, por tanto, no se puede ejemplificar en un papel de forma estandarizada.
Lo que sí que muestra el papel que representa parte del consentimiento informado es que esta transmisión de información ha tenido lugar entre profesional y paciente. Dicho de otras palabras y según fuentes médicas oficiales: el documento no es la información, sino la garantía de que esta se ha producido. Entonces, ¿de qué debe informar un psicoterapeuta al paciente antes de comenzar el tratamiento?
Información que debe ser brindada en el consentimiento informado
Aunque no aparezca en el propio documento, todo psicoterapeuta debe informar al paciente de unos mínimos, en base a sus inclinaciones personales. Algunas personas son muy desconfiadas y quieren saber muchísimo sobre los procesos que se van a realizar, mientras que otras tienden a la hipocondría y, por miedo a preocuparse demasiado, deciden conocer lo justo y necesario. Ambas son posturas respetables, así que el tipo y cantidad de información brindada debe ajustarse a cada caso.
De todas formas, sí que existen una serie de cosas que todo paciente debe conocer al iniciar un tratamiento de psicoterapia. En esta lista te las mostramos:
- Naturaleza de la intervención: en qué consiste y qué procedimientos se van a seguir durante el tratamiento.
- Objetivos de la intervención: cuál es el fin.
- Beneficios de la intervención: que mejoras se esperan alcanzar con el tratamiento propuesto en el paciente.
- Riesgos, molestias y efectos secundarios: aquí se deben englobar también los posibles efectos que deriven de no realizar la intervención.
- Opciones posibles a la intervención propuesta.
Es necesario conocer que existen múltiples modelos de consentimiento informado en psicoterapia, así que es prácticamente imposible abarcar todos y cada uno de ellos en unas líneas. Lo que hay que tener claro, en todos y cada uno de los casos, es que hay que respetar la decisión del paciente y cuánta información desea recibir.
La Revista Médica Clínica Las Condes, en lo referente a este tema, realiza un apunte más que acertado: el deber del profesional de informar al paciente no implica imponer la información que el profesional, una sociedad científica o la administración o gerencia ha decidido para todos los casos. Los límites los pones tú como paciente, y no un proceso estandarizado.
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Los requisitos para que un consentimiento informado sea válido
A pesar de que la cantidad de información brindada pueda ser variable en cada caso, no todos los escenarios son válidos para considerar un consentimiento informado como correcto y ético.
La primera característica que todos los CI deben cumplir es la capacidad por parte del paciente para tomar decisiones, es decir, que este pueda discernir conscientemente si quiere o no someterse al tratamiento propuesto.
Más allá de esta capacidad de distinción, debe existir una voluntariedad. Un consentimiento informado no sirve para nada si el sujeto actúa en base a una persuasión. Por ello, no se puede proponer el abordaje psicoterapéutico por personas en situación de autoridad y no es válido si no se le otorga suficiente tiempo al individuo para reflexionar, consultar con agentes externos y decidir finalmente si quiere formar parte (o no) de la investigación.
Por último, también son necesarios dos pilares finales que ya hemos explorado: la información y la comprensión. Sea cual sea la cantidad de información brindada, el paciente debe ser capaz de entenderla y poder actuar en base a ella, sin excepciones. De todas formas, en este punto es necesario partir una lanza a favor de los psicoterapeutas: la libertad del paciente no implica que este pueda imponer al médico todo lo que desee.
Como profesional y ente libre que es, el médico/psicoterapeuta puede decidir no realizar intervenciones dañinas o médicamente inútiles sobre el paciente. Más allá de esta capacidad de elección, los profesionales deben rechazar activamente toda propuesta que suponga un perjuicio para el paciente, seleccionando solo en base a sus criterios de conocimiento el abordaje que se va a realizar.
Resumen
Como has podido comprobar, el consentimiento informado en psicoterapia no es solo un papel, sino un procedimiento que culmina con la firma de un escrito por parte del paciente. Para que este pueda decidir, se le otorga una cantidad de información esencial (en mayor o menor medida) que pone en su conocimiento la funcionalidad y objetivo del tratamiento al que se va a someter de forma potencial. El CI se basa en la voluntariedad y el entendimiento: si el paciente se ve coaccionado o le falta información, su utilidad es nula.
De todas formas, es necesario destacar que el CI no sirve en ningún caso para que el profesional se lave las manos si este incurre en faltas médicas. Tampoco es un mero acto administrativo que se queda en la primera consulta, sino que se encuentra vigente en todos y cada uno de los pasos que cimentan el objetivo profesional-paciente que se ha planteado.