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La teoría interpersonal de la depresión de Gotlib


Las teorías interpersonales que intentan explicar el origen y mantenimiento de la depresión, se centran fundamentalmente en aspectos relacionales, aunque también incluyen elementos intrapersonales. Se basan en los planteamientos de H.Sullivan, la Escuela de Palo Alto y la Teoría General de Sistemas. Además, su interés se centra en el desarrollo de terapias eficaces más que en modelos teóricos.

En este artículo conoceremos la teoría interpersonal de la depresión de Gotlib, que plantea que la depresión se inicia a través de una cadena causal empezada por un estresor y que incluye variables de diverso tipo.

Teoría interpersonal de la depresión de Gotlib: características

La teoría interpersonal de la depresión de Gotlib (19871, 1992) es una teoría que intenta explica el origen y mantenimiento de la depresión (trastorno depresivo, según el DSM-5).

Constituye, junto a la teoría interpersonal de la depresión de Coyne (1976), una de las teorías más representativas de las teorías relacionales para explicar dicho trastorno. Concretamente, se trata de una teoría interpersonal-cognitiva, porque también incluye importantes elementos cognitivos.

Ian H. Gotlib es un psicólogo estadounidense, doctorado en 1981 en Psicología Clínica por la Universidad de Waterloo. Actualmente trabaja como profesor de psicología en la Universidad de Stanford y es director del Laboratorio de Neurodesarrollo, Afecto y Psicopatología de Stanford.

Ideas fundamentales

La teoría interpersonal de la depresión de Gotlib considera que el síntoma clave de la depresión es de origen interpersonal. El mecanismo causal clave que origina la depresión, consiste en una interpretación negativa de un suceso estresor.

Por otro lado, se dan una serie de factores psicológicos de diátesis, es decir, una serie de condiciones que predisponen a la aparición de la depresión. Estos factores son:

Cadena causal

La teoría interpersonal de la depresión de Gotlib plantea en la depresión el desarrollo de una cadena causal iniciada por un factor estresor, ya sea de tipo interpersonal (por ejemplo una ruptura sentimental), intrapersonal (por ejemplo una baja autoestima) y/o bioquímico (disminución de serotonina, por ejemplo).

El impacto del estresor depende de factores externos y de la vulnerabilidad de la persona. Por otro lado, la vulnerabilidad la adquiere la persona en la infancia, a través de experiencias familiares adversas o estilos de crianza negativos.

Los factores estresores mencionados se subdividen, a su vez, en otros más:

1. Factores interpersonales

Se relacionan con la calidad y la cantidad de apoyo social recibido (pero sobre todo, percibido), con la cohesión con los amigos o familiares y con el manejo de problemas familiares.

2. Factores intrapersonales

Los factores estresores intrapersonales, a su vez, se dividen en dos tipos:

2.1. Factores cognitivos

Incluyen los esquemas negativos o depresógenos, las distorsiones cognitivas, las ideas sobrevaloradas, etc.

2.2. Factores conductuales

Incluyen los déficits en habilidades sociales y en habilidades de afrontamiento, entre otros.

Las habilidades sociales permiten comunicarnos y relacionarnos con los demás de forma exitosa, además de permitir que defendamos nuestras ideas de forma asertiva. Las habilidades de afrontamiento nos permiten gestionar las cosas que nos suceden (ya sea por factores externos o internos) de forma adaptativa, a nivel emocional y conductual.

Mantenimiento de la depresión

La teoría interpersonal de la depresión de Gotlib incluye 3 componentes que explican el hecho de que la depresión se mantenga en el tiempo:

1. Autofocalización

La autofocalización consiste en el proceso por el que dirigimos nuestra atención sobre cualquier aspecto de nosotros mismos. Engloba por ejemplo las propias sensaciones físicas, emociones o pensamientos, así como las metas que nos proponemos. Implica el hecho de ser consciente de la información generada internamente.

Se trata justo de lo contrario a dirigir la atención a los estímulos ambientales (externos) y tomar conciencia de la información del medio obtenida a través de los sentidos o receptores sensoriales.

2. Factores interpersonales

Consisten en las habilidades sociales deficientes y los esquemas desadaptativos de la persona, sumados a la respuesta del entorno a su conducta sintomática (que suele ser una respuesta negativa y de rechazo).

Esta idea también la defiende Coyne (1976) en su teoría interpersonal de la depresión. Este autor explica que las demandas persistentes de la persona depresiva se convierten gradualmente en aversivas para los demás, produciéndose un rechazo que confirma la visión negativa de uno mismo (aumentando su sentimiento de disforia).

3. Sesgo cognitivo negativo

Finalmente, la teoría interpersonal de la depresión de Gotlib habla de los sesgos cognitivos negativos como factores mantenedores de la depresión, ya que conllevan un aumento de la sensibilidad y la atención a aspectos negativos, así como una interpretación negativa (o incluso catastrofista) de la situación, haciendo que la depresión se mantenga en una especie de “círculo vicioso”.

Referencias bibliográficas:

  • Belloch, A.; Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.
  • Pérez, F. (2016). Trastornos depresivos: teorías según la ciencia. Supera, Psicología Clínica.