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​Jean-Claude Romand, la historia de un mentiroso patológico


Años 90. Un pueblo tranquilo al sur de Francia, Prèvessin-Moëns, y un caso tan estremecedor y escalofriante que ni los propios especialistas encargados de realizar las evaluaciones psicológicas le podían dar una explicación. Hablamos de Jean-Claude Romand, más conocido como “el adversario”, nombre con que se publicó el libro inspirado en su caso.

La vida de Jean-Claude giraba en torno a un intrincado y complejo sistema de mentiras. Nadie, ni su propia familia, sabía quién era en realidad, a qué se dedicaba o cómo pasaba el día a día… y, su familia nunca llegaría a saberlo, ya que con el fin de evitarles el sufrimiento de saber que les había mentido acabó matándolos a todos.

Breve biografía de Jean-Claude Romand

Jean-Claude nació el 11 de febrero de 1954 en Lons-Le-Saunier, una pequeña población cercana a la frontera de Suiza. En su infancia fue un chico solitario, con pocos amigos y una actitud retraída

Hijo único, desde muy joven vivió con preocupación por la salud de su madre, mujer enfermiza, de la que desconocía la enfermedad que sufría, pero que se mostraba preocupada en excesivo ante cualquier mínimo imprevisto, hecho que lo motivó a ocultarle sus estados emocionales y a plantearse si era adecuado decir la verdad si al hacerlo se causaba aflicción.

Juventud e ingreso en la facultad de Medicina

En el ámbito académico, destacaba por ser un estudiante aplicado, un chico que se podía considerar muy formal e introvertido, que no era aficionado a los deportes y que fue pasando por la escuela sin mayores inconvenientes. Una vez terminada la educación elemental y el instituto, decidió matricularse en la universidad de Medicina, carrera que cursó sin problemas hasta el segundo año, cuando afirmó que el día del examen final de Fisiología, no escuchó el despertador y, por ese motivo, no acudió a realizar el examen, que era eliminatorio. Este hecho marcó un punto de inflexión en su vida y fue la primera de sus grandes mentiras.

Tras este episodio, que además coincidía con la negativa de su entonces pareja, Florence, a continuar con su relación sentimental, Jean-Claude se encerró en su habitación del campus, dejó de acudir a clases y se dedicó a leer periódicos y ver la televisión, llegó a engordar 20 kilos debido a la falta de actividad y la comida basura.

Últimos años de carrera, una etapa llena de mentiras

Los años posteriores entre 1975 y 1986, siguió matriculándose en el segundo curso de la carrera de medicina, presentando certificados médicos falsos con los que justificaba la falta de asistencia a clases y a los exámenes. Consiguió que Florence retomara su relación sentimental con él y estableció una rutina diaria en la que iba todos los días a la universidad sin llegar a entrar en clases. 

Cambió sus horarios para evitar coincidir con conocidos que pudiesen descubrirle y estudiaba las asignaturas de la carrera para poder conversar con sus compañeros sin levantar sospechas, incluso, en ocasiones, ayudaba a Florence a estudiar las materias que a ella, estudiante de farmacia, le resultaban difíciles.

Tras este período informó a sus familiares y amigos que había acabado la carrera de medicina y había recibido una beca para trabajar en la sede de la OMS en Ginebra, a escasos kilómetros de la ciudad donde vivía. En aquel momento, ya se encontraba casado con Florence, se habían casado en 1984, y tenían una hija, Caroline, que había nacido un año antes en 1985. En 1987 nació el segundo hijo del matrimonio, Antoine.

Vida laboral y sentimental, un auténtico andamiaje de falsedades

Los años posteriores a su supuesta incorporación a la OMS transcurrieron dentro de una aparente calma y normalidad, Jean-Claude acudía todos los días a trabajar, aseguraba viajar constantemente alrededor del mundo por motivos de trabajo y al regresar a casa hacía ostentosos alardes de sus investigaciones y conferencias, aunque siempre se cuidaba de dar pocos detalles, alegando que la información era secreta.

Pero, ¿qué hacía en realidad durante el tiempo que aseguraba estar trabajando?, la respuesta es que se dedicaba a deambular por carreteras y bares, a pasear por bosques, a dormir en el coche o leer panfletos de la OMS o libros que recogía en alguna jornada científica y, sobre todo, estudiaba los mapas de las ciudades a las que supuestamente viajaba, para poder mantener su mentira.

¿Cómo ganaba dinero para mantener a la familia?

Otra gran duda que se planteaba tras salir a la luz todas sus mentiras es cómo lograba mantener económicamente a su familia, ya que ésta mantenía un estilo de vida aburguesado que se financiaba mediante estafas a familiares y amigos. Principalmente desarrollaba dos modalidades de estafa, una consistía en ofrecer a sus conocidos un plan de inversiones con una alta rentabilidad aprovechando su trabajo en la OMS, de este modo llegó a estafar a sus allegados hasta dos millones y medio de francos y la otra, era la venta de medicinas oncológicas en supuesta fase de experimentación, por valor de 15.000 francos cada pastilla. 

Pero nadie dudaba del bueno de Jean-Claude, que se había revestido de una imagen social de éxito y prestigio y vivía volcado en su trabajo y su familia.

El comienzo del fin

El padre de Florence murió en extrañas circunstancias, cayendo por las escaleras del granero familiar, mientras mantenía una conversación con Jean-Claude en la que le pedía parte del dinero que le había dado a su yerno para invertir, pero nadie duda de la honestidad del supuesto médico que se convierte en el cabeza de familia y en el encargado de velar por el bienestar de todos.

En esta época, Jean-Claude conoce a Corinne, la mujer de un conocido, por la que comienza a sentir una gran atracción y a la que se propone conquistar. Ella en un primer momento le rechaza, a lo que Jean-Claude responde con un intento de suicidio al que sigue otra gran mentira para ocultarlo y un período de aislamiento en casa, en el que manifestaba al igual que en la universidad conductas depresivas. Finalmente, Corinne acepta mantener una relación con él. Pero tener esta nueva relación y añadir una nueva mentira más, cada vez le resulta más difícil… Corinne, que también ha sido víctima de la estafa del fondo de inversiones, le demanda beneficios, su esposa, Florence, comienza a sospechar que algo raro pasa… y, por este motivo, acorralado, el 9 de Enero de 1993, Jean Claude Romand decide poner fin a su doble vida.

El crimen y el suicidio frustrado

Ese día, se citó con Corinne haciéndole creer que iban a cenar a casa de un importante colaborador de la OMS, y a medio camino intentó matarla, sin éxito, ya que ella logró convencerlo de que no lo hiciera. Tras dejarla de vuelta en su casa, Jean Claude, se dirigió a su propia casa y una vez allí, mató primero a Florence, asestándole diversos golpes en la cabeza con un rodillo de repostería. A la mañana siguiente, mientras sus hijos miraban la tele, los llamó para que acudieran a su habitación y allí les disparó a ambos, que fallecieron en el acto.

Después de haber matado a su mujer y a sus hijos, Jean-Claude se fue a comer, como hacía cada semana a casa de sus padres y una vez allí también mató a su padre, que recibió dos tiros en la espalda y a su madre, con uno en pleno pecho. Tras estas nuevas muertes volvió a casa, ingirió una elevada cantidad de barbitúricos ya caducados, y prendió fuego a la casa, con la idea de morir él también junto a sus seres queridos. Cosa que no llegó a suceder.

Al ver el incendio, los vecinos y amigos de la familia llamaron a los bomberos, que consiguieron extinguir el fuego y sacar a todos los miembros de la familia de la casa, pero lamentablemente, sólo encontraron con vida a un agonizante Jean-Claude Romand, al que trasladaron a un hospital en estado de coma.

Investigaciones policiales

Las primeras investigaciones no tardaron en comenzar y se descubrieron las balas en los cuerpos de los menores y los golpes en la cabeza de Florence. Asimismo, también hallaron los cadáveres de los padres de Jean-Claude, momento en el que todos empezaron a sospechar de una posible venganza contra la familia Romand… pero pronto se destapó la verdad.

Las investigaciones confirmaron que Jean-Claude Romand no trabajaba para la OMS y en su coche se halló una nota de su puño y letra donde confesaba los crímenes perpetrados. Al final se descubrieron todas sus mentiras, nadie de su círculo de conocidos podía creer que el atento y familiar Jean-Claude hubiera sido capaz de cometer tales actos y mentir acerca de todos los aspectos de su vida. Pero las pruebas no dejaban lugar a dudas. Por su parte, cuando el falso médico despertó del coma, confirmó los hechos y manifestó haberlo hecho para que sus familiares no sufrieran al conocer sus mentiras.

Perfil psicológico del mentiroso patológico

¿Qué pasa por la mente de alguien para cometer un acto así? Los cuatro psicólogos especialistas que evaluaron a Jean-Claude Romand tuvieron serias dificultades para diagnosticarlo y el resultado fue un Trastorno Narcisista de la Personalidad, fundamentándose, sobre todo, en los motivos dados por él mismo para cometer dichos crímenes, pero evaluando en profundidad los hechos y el patrón de conducta expuesto por Jean-Claude, este trastorno es fácilmente descartable.

Lo que más llama la atención del patrón de conducta de Jean-Claude Romand es el hecho de que su vida giraba en torno a una gran mentira, que sólo él conocía, lo cual lo convertía en una persona solitaria y retraída, que no se encontraba cómodo en situaciones sociales ni siendo el centro de atención.

También es cierto, que en su mitomanía (mentira patológica) Jean Claude se había revestido de cierto prestigio y autoridad, pero no era con la finalidad de ensalzar su persona, más bien utilizó este personaje como un medio instrumental para evitar dar información a sus familiares y amigos acerca de su trabajo y su forma de vida.

Tras descartar el diagnóstico realizado en aquel entonces por los profesionales encargados del caso, queda en manos de la curiosidad de cada uno intentar dar respuesta a este curioso caso. Yo personalmente, tras un apasionante estudio en profundidad de los hechos y del patrón comportamental de Jean-Claude Romand, me inclino a pensar que su perfil podría muy bien encajar en un Trastorno Esquizoide de la Personalidad concomitante con un trastorno depresivo persistente.