Aceptación incondicional: qué es, qué beneficios aporta, y cómo potenciarla
En psicología, la aceptación emocional ha sido muy estudiada al ser un fenómeno muy vinculado con los procesos mentales, la personalidad y la conducta social. En concreto, Carl Rogers fue un psicólogo que estudió en profundidad este concepto, brindándonos información que perdura y se difunde hasta el día de hoy.
En este artículo conoceremos qué es exactamente la aceptación incondicional y cómo poderlo trabajar en nosotros mismos y los demás.
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¿Qué es la aceptación incondicional?
La aceptación incondicional es la predisposición a asumir sin tratar de mantener fuera de la mente la manera de ser y de estar en el mundo de nosotros mismos y de quienes nos rodean, sin depender excesivamente de proyectos de transofmración de uno mismo y/o de los demás para hacer que la realidad encaje exactamete en nuestros deseos.
Así pues, la aceptación incondicional hace posible que a priori demos un valor a todos los humanos por el hecho de serlo, sin importar sus acciones, raza, nivel económico, problemas, etc.
El psicólogo Carl Rogers sostenía la concepción de que las personas disponen de un gran potencial en su interior y que su desarrollo dependía de la aceptación incondicional del propio individuo y el de los demás, que lo rodean.
Rogers creía que estos factores mencionados impulsan a las personas en su desarrollo personal. Así mismo, Rogers creía que una persona tenía las potencialidades y los recursos para su autocomprensión, y capacidades para el cambio de su autoconcepto, actitudes y su conducta.
Por su parte, Albert Ellis, la aceptación incondicional se basa en que la persona decida aceptarse a sí misma solo por el hecho de su existencia, por estar viva, sin entrar en algún juicio, por ni una razón o motivo.
Es importante definirnos a nosotros mismos buenos y valiosos por ser un ser viviente y existente. Para este autor, nosotros podemos evaluar y calificar los aspectos que nos componen como personas, las cosas que tenemos o las situaciones que nos suceden, pero nunca otorgarnos una valoración global de nosotros mismos en su totalidad.
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¿Por qué sus beneficios nos permiten vivir plenamente?
Rogers planteaba que son tres los elementos esenciales y fundamentales que pueden beneficiar a los individuos a poder autogestionarse y relacionarse con los demás de modo saludable, tanto emocional como psicológicamente. Estos tres elementos son: la autenticidad, la empatía y la aceptación incondicional. De esta forma, la aceptación incondicional favorece el comportamiento funcional y constructivo.
¿De qué nos libera la aceptación incondicional? La aceptación incondicional nos otorga la libertad verdadera que nos libra de prejuicios propios, culturales, éticos y religiosos. Aceptarse a uno mismo incondicionalmente, al igual que a los demás, pues supone amar al prójimo suceda lo que suceda.
Es importante precisar que lo anteriormente expuesto no refiere que una persona deba aceptar su propio mal interior o el de los demás, sino que los individuos podemos ser capaces de aceptarnos a nosotros mismos y a los demás, pese a ser conscientes de las faltas que pueden existir en nosotros y los otros.
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¿Cómo podemos potenciar la aceptación incondicional en nosotros?
Veamos qué estrategias podemos seguir para trabajar la aceptación incondicional en nuestra manera de afrontar la vida.
1. Nuestra propia estima no puede ser corroborada por los demás
Nosotros valemos porque así lo decidimos y pensamos. No tenemos que depender de la valoración que los demás tienen de nosotros.
2. No confundir nuestro propio valor como personas con nuestros actos o los actos de los demás hacia nosotros
Es difícil lidiar con este cambio, pues desde pequeños muchos de nosotros escuchamos decir de nuestros propios familiares etiquetas como: “eres un malcriado”, “eres un niño malo”, etc.
3. No tener una sola valoración global y negativa de nosotros mismos
Pese a que tengas varias opiniones de ti mismo/a, puedes hacer diferentes las valoraciones de los aspectos que te componen y contener en ti diferentes opiniones. No puedes tener una sola valoración de ti, el simple hecho de ser personas nos hace entender lo complejos que podemos ser, con los demás e incluso con nosotros mismos.
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4. Determina tú mismo lo que realmente vales
Eres tú quien determina lo que vales. No hace falta dar explicaciones de ello a nadie más, tú eres por sobre todas las cosas quien existe, eres un ser humano. Lo mencionado anteriormente, es todo lo que necesitas para poderte dar valor. Este valor no tiene relación con tus emociones, opiniones y comportamientos. En algún momento puede que no tengas una buena valoración de tu comportamiento, pero no lo confundas con tu autovaloración.
5. No creas que aceptarte incondicionalmente te hace egoísta
Nuestra aceptación incondicional no guarda relación con un comportamiento soberbio u ególatra. La aceptación incondicional es una forma de mostrar lo increbles que podemos ser para nosotros mismos y los demás, muchas veces para lograr un beneficio colectivo.
6. La valoración que nos debe importar es la de nosotros mismos
No podemos exigir que los demás nos valoren y nos quieran como desearíamos, pero nosotros mismos sí podemos hacerlo.
7. No compararnos con los otros
Es importante dejar de comprarnos con los demás, de igual forma es importante dejar de asociar nuestro comportamiento con nuestra forma de actuar en situaciones desfavorables que podamos tener. Podemos tener fracasos en actividades importantes (que creemos que lo es), podemos ser rechazados por alguien que consideramos importante, podemos equivocarnos y cometer errores, pero esto no es justificación para pensar que valemos menos como personas.
8. Tu existencia te brinda un gran valor que nadie puede quitártelo
Todos tenemos un valor en sí por el simple hecho de existir y estar en el mundo, independientemente de nuestros aciertos y logros. Si no pensamos de esta manera, estaremos condenados a catalogar a los demás por sus logros, éxitos, actuaciones, pertenencias a grupos, etc.
9. Aceptación incondicional para la salud
Cuando nos aceptamos incondicionalmente, nuestras emociones son más sanas y adecuadas. Nuestro comportamiento resulta ser más constructivo y por ende más funcional.
10. Seres únicos e irrepetibles
Somos seres humanos únicos e irrepetibles, esa es nuestra principal condición. Nadie, por más que lo parezca, va ser igual que nosotros, ese es el privilegio fundamental que todos tenemos. Podemos llegar a ser iguales en términos generales compartidos, pero distintivos en muchos aspectos en concreto.
11. No somos perfectos por naturaleza
No somos perfectas ni perfectos, somos seres humanos limitados por naturaleza y es imprescindible aceptarlo. Tenemos defectos, errores y falencias lo que genera que nos equivoquemos, pero eso no nos hace mala persona.
12. No necesitamos la aprobación de los demás
Nadie necesita la aprobación de los demás. Lo que otros piensen de mí, no es más importante que la opinión que yo pueda tener de mí mismo. La búsqueda de la aprobación social no es más que un deseo o preferencia, pues a todos nos gusta ser aprobados por los demás, para poder ganarnos su estima. Ello es sano en su justa medida, pero la búsqueda de aprobación de los demás puede convertirse en una dificultad cuando se convierte en una necesidad o exigencia absoluta en lugar de ser una preferencia o deseo.
13. Confía en ti mismo por sobre todas las cosas
La necesidad de ser aprobados por los demás se fundamenta en la idea de que no tenemos que confiar en nosotros mismos y que primero tendríamos que confirmar todo con otra persona. Por ello es fundamental no caer en la premisa señalada anteriormente, pues prima nuestra propia aprobación y autoconfianza.
14. La aceptación incondicional sigue las reglas de la evidencia científica
La aceptación nos ayuda a poder facilitar nuestras metas a corto, medio y largo plazo. No es cierto o correcto creer que esta facultad generará problemas emocionales que están más ligados a la autoestima.
15. ¿Y si no logro una aceptación incondicional?
Finalmente, si no logras encontrar este equilibrio por tu propia cuenta, es importante considerar la ayuda de un profesional quien debe tener las destrezas y habilidades para poderte ayudar a tener un proceso introspectivo. Eventualmente, un psicólogo psicoterapeuta es quien podría ayudarte de manera más eficaz y sistematizada para que puedas establecer tu aceptación incondicional.