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¿Cómo influye la baja autoestima en el crecimiento personal?


Muchas de las personas que experimentan malestar de tipo emocional en el día a día no sufren ninguna clase de trastorno psicológico. Sin embargo, este no es motivo para asumir que ese malestar es algo normal ante lo cual no se puede hacer nada: hay mucho que podemos hacer para mejorar en nuestras vidas, también en el plano psicológico.

Un ejemplo de ello lo tenemos en las formas de insatisfacción vinculadas a la baja autoestima y a los obstáculos para experimentar un crecimiento personal. Ninguna de estas dos situaciones son en sí una psicopatología, pero tienen el poder de hacernos sufrir e incluso de hacernos aprender para superarlas. Y es que el modo en el que nos percibimos y nos valoramos tiene mucho que ver con la facilidad con la que encontramos proyectos ilusionantes a los que dedicar tiempo y esfuerzo.

En este artículo veremos el modo en el que los problemas por baja autoestima influyen en el desarrollo personal, y por qué surgen estas complicaciones psicológicas.

¿Qué son la autoestima y el desarrollo personal?

Para comprender el modo en el que estos dos elementos psicológicos se relacionan, antes debemos comprender qué son. Vamos a ello empezando por unas breves definiciones.

La autoestima es el modo en el que un individuo se percibe y se valora, teniendo como referencia una idea de “Yo” ideal. Es decir, que la autoestima tiene tanto un componente descriptivo (cómo creemos que somos) como un componente moral y valorativo (en qué grado creemos que nos acercamos a la idea de “lo bueno” y deseable). Así pues, a diferencia del autoconcepto, que es el conjunto de ideas y creencias que conforman nuestro concepto del “Yo”, la autoestima va ligada a emociones de apego o desapego hacia uno mismo.

En cuanto al crecimiento personal, puede ser definido como el conjunto de procesos psicológicos que nos aportan una idea de proyecto de vida deseable para nosotros, y que también incluye la posición que hemos alcanzado en ese progreso. Tiene mucho que ver con la felicidad, en el sentido que no se limita a la capacidad de experimentar momentos agradables de manera puntual, sino que viene de la mano con una sensación de bienestar ante nuestro pasado, presente y futuro. De este modo, disfrutar de un buen crecimiento personal implica sentir que estamos haciendo útil y significativo con nuestras vidas, según nuestros valores e intereses.

Desde luego, ni la autoestima ni el desarrollo personal son realidades que puedan ser abarcadas totalmente por definiciones tan resumidas de estos conceptos, pero con estas ideas ya podemos comprender aproximadamente en qué consisten. Ahora bien… ¿cómo se relacionan entre sí?

4 maneras en las que la baja autoestima limita en crecimiento personal

Como tanto la autoestima como el desarrollo personal son fenómenos psicológicos complejos, pueden llegar a interactuar entre ellos de muchísimas maneras, dependiendo de nuestra personalidad, nuestros valores, nuestro contexto de vida, nuestras predisposiciones biológicas, etc. Aquí haremos un repaso de las más comunes en los casos en los que la persona tiene un nivel de autoestima demasiado bajo.

1. Va asociado a un estilo de vida más pasivo

Estadísticamente, las personas con baja autoestima tienen una predisposición a ceñir sus actividades a aquello que conocen bien. Esto da lugar a un estilo de vida basado en la monotonía y la falta de estímulos nuevos, por lo que resulta más fácil estancarse y no entrar en contacto con ideas y proyectos con la capacidad de “tirar de nosotros” y hacernos salir de la zona de confort.

Pasividad y baja autoestima

2. Hace que el miedo al fracaso nos paralice

En la misma línea de lo anterior, la baja autoestima nos predispone a que nos centremos en las predicciones catastróficas acerca de los resultados de nuestras acciones.

Esto facilita que no solo no intentemos probar suerte con experiencias nuevas, sino que además nos impliquemos en no exponernos a ciertas situaciones que pueden ser consideradas un reto. Esto pasa por rechazar invitaciones a participar en actividades en grupo, no atrevernos a presentar una candidatura de ascenso en nuestra empresa, no intentar ir a clases de idiomas con un amigo, etc.

3. Aumenta el riesgo de desarrollar trastornos psicológicos

Aunque la baja autoestima no sea una psicopatología, puede contribuir a que desarrollemos una.

Tanto los trastornos depresivos como ciertos trastornos de ansiedad se corresponden con esa dinámica de evitación de complicaciones y pesimismo acerca de las propias aptitudes y cualidades positivas. Y al haber desarrollado esta clase de problemas de salud mental, es complicado impulsar el propio desarrollo personal mientras no hayamos superado antes el trastorno.

4. Nos genera distracciones

La baja autoestima va de la mano de experiencias cotidianas desagradables: recordar constantemente cosas que hicimos y que nos dan vergüenza o nos hacen sentir culpables, sufrir pensamientos intrusivos que nos producen ansiedad, etc. A causa de eso, es fácil que dediquemos bastante tiempo a intentar alejar de nuestra mente esas imágenes mentales perturbadoras, restándonos capacidad para concentrarnos en tareas capaces de impulsar nuestro desarrollo personal.

Además, muchas veces llegamos a adoptar hábitos de gestión de la ansiedad que aportan un alivio momentáneo pero que dan más problemas a la larga: atracones de comida sin tener hambre, fumar, etc. Esto deteriora nuestra condición física y psicológica y nos aleja de las metas a largo plazo.

¿Qué hacer ante este tipo de problemas?

Si notas que tienes problemas de autoestima que te afectan negativamente en tu autoestima, merece la pena que busques ayuda psicológica profesional. Por eso, si estás pensando en empezar un proceso de psicoterapia, ponte en contacto conmigo.