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Trastorno de oposición desafiante en adultos: características y tratamiento


El trastorno negativista desafiante suele estar muy asociado a la infancia. Cuando oímos estas palabras, lo primero que se nos viene a la cabeza son niños pequeños que no paran de tener berrinches, pegan a sus hermanitos y sus padres, faltan al respeto a los profesores y tienen una pésima gestión de la ira.

Con el paso del tiempo y la terapia adecuada, lo normal es que estos niños se tranquilicen un poco y los síntomas de este trastorno se vayan reduciendo e, incluso, lleguen a desaparecer.

Pero en otros casos sucede que estos problemas de ira y desafío a las figuras de autoridad se mantiene y crece, mostrándose síntomas incluso en la adultez. Porque sí, el trastorno de oposición desafiante en adultos es real y es un gran problema a nivel de pareja y laboral, algo sobre lo que vamos a reflexionar a continuación.

Síntomas del trastorno de oposición desafiante en adultos

El trastorno de oposición desafiante, también llamado trastorno negativista desafiante (en inglés “oppositional defiant disorder” u ODD), es un problema que aunque suele verse en niños y adolescentes, también puede manifestarse en la adultez.

Las personas que presentan este trastorno se sienten enfadados con el mundo y suelen perder sus nervios con regularidad, incluso diariamente. Esto puede manifestarse en forma de abuso verbal e ira teniendo encontronazos con las figuras de autoridad, como jefes, la policía o incluso los propios padres en la vejez.

Los adultos que presentan el trastorno de oposición desafiante llevan a cabo comportamientos negativos, hostiles y desafiantes, especialmente notorios. El diagnóstico se realiza cuando la persona ha manifestado durante los últimos seis meses cuatro o más de las siguientes conductas:

  • A menudo pierde los estribos
  • Suele discutir con la familia y los compañeros de trabajo
  • Desafía o rechaza activamente seguir las normas y leyes
  • Molesta deliberadamente a la gente
  • Culpabiliza a otros por sus errores y mala conducta
  • Es fácilmente molestado por los demás
  • Está enfadado y resentido con frecuencia
  • Es rencoroso y vengativo

Los adultos con este trastorno se defienden implacablemente cuando alguien les dice que han hecho algo mal o se han comportado de forma incorrecta. Se sienten incomprendidos y llevados al límite, lo cual se evidencia en sus discusiones con figuras de autoridad. Esto hace que tengan muchas dificultades para conservar sus puestos de trabajo y mantener las relaciones y los matrimonios.

Los individuos con este trastorno son personas que rápidamente se sienten enfadadas, rabiosas, son impacientes y tienen una muy baja tolerancia a la frustración. Se ven a sí mismas como maltratadas, incomprendidas y poco apreciadas. Pueden verse a sí mismas como víctimas en vez de comprender que son ellas las que probablemente estén causando malestar a su círculo social, especialmente a su familia.

Causas de este trastorno en la adultez

Se cree que el trastorno negativista desafiante es fuertemente influido por la genética. Se ha visto que en las familias en donde uno de sus miembros es diagnosticado con este trastorno hay más posibilidades de que el resto tengan también algún problema conductual, tanto este como otros como el trastorno de déficit de atención e hiperactividad.

El trastorno manifiesta sus primeros síntomas durante la infancia, período en el que suele ser diagnosticado y, de hecho, es el motivo por el que se considera un trastorno infantil. Los niños con el trastorno negativista desafiante acaban superando el trastorno a los ocho o nueve años aunque más o menos la mitad de ellos continuará experimentando síntomas llegados a la adultez. Cerca del 40% de las personas diagnosticadas con este trastorno empeoran progresivamente, desarrollando el trastorno de personalidad antisocial.

Otra de las causas que se ha barajado tiene que ver con el ambiente, en concreto con el estilo de criar a los hijos. En aquellas familias donde no se ha aplicado una disciplina adecuada, enseñando a los pequeños lo que está bien y lo que está mal, hace que no desarrollen la noción de respeto hacia las figuras de autoridad.

Al llegar la adultez, los individuos no saben cómo gestionar ni enfrentarse a las situaciones donde deberían mostrar un mínimo de obediencia, apareciendo ahí problemas conductuales.

Se consideran como factores de riesgo para la aparición de este trastorno los siguientes:

  • Ser varón
  • Falta de supervisión por parte de los cuidadores
  • Disciplina inconsistente
  • Retraso en el desarrollo
  • Antecedentes familiares de problemas de salud mental
  • Ser víctima de abuso o negligencia
  • Crecer en un ambiente caótico y sin normas
  • Exposición a la violencia
  • Ambientes altamente estresantes
  • Antecedentes personales o familiares de abuso de sustancias

Síntomas del trastorno de oposición desafiante en adultos

Ejemplos de comportamientos de oposición desafiante

La forma en cómo se manifiestan los síntomas en el trastorno de oposición desafiante en adultos puede ser muy variada, pero estos comportamientos comparten el hecho de ser agresivos, producto de la rabia y la ira y no respetan las normas.

Las personas con este trastorno tensan el ambiente y podemos poner como ejemplos de ellas a una esposa que discute todos los días con su familia, un compañero de piso hostil y agresivo o un hijo adulto todavía no independizado que no acepta las normas que le imponen sus padres ancianos.

Entre las manifestaciones típicas que se pueden dar en casa con una persona adulta con trastorno negativista desafiante tenemos:

  • Siempre necesita ganar una discusión con un padre o esposo.
  • Quiere luchar contra las figuras de autoridad y la sociedad
  • Deja vasos por toda la casa sabiendo que eso molesta a su compañero de piso
  • Multado por desobediencia a la autoridad
  • Involucrado en peleas de bares o altercados públicos
  • Se enfada por absolutamente todo

Es especialmente mencionable lo que puede suceder con una persona con este trastorno en su puesto de trabajo.

  • Constantes discusiones con el jefe y los compañeros de trabajo
  • Sentirse oprimido por las normas en la oficina
  • Comportarse adrede de tal forma que irrite a los compañeros (p. ej., comer comida pestilente)
  • Denunciado por recursos humanos por violar la normativa de la compañía
  • Despedido por ser físicamente agresivo con los compañeros
  • Ha tenido estallidos de ira durante reuniones o revisiones anuales tras recibir críticas constructivas

Tratamiento

Las personas con el trastorno de oposición desafiante en la adultez nunca se responsabilizan por su comportamiento y las consecuencias que tiene el mismo sobre las personas que lo rodean. Vivir con una persona con este trastorno es muy tenso, tanto que pueden romperse familias y matrimonios, además de motivar despidos en el ámbito laboral.

Pese a que no tiene muy buen pronóstico en la adultez, lo cierto es que sí existen tratamientos para este trastorno, aunque su efectividad va a depender de múltiples cuestiones:

  • Estado general de salud e historia médica del paciente
  • Grado de avance de los síntomas
  • Tolerancia del paciente a determinados procedimientos terapéuticos

Las principales vías de tratamiento para el trastorno de oposición desafiante en la adultez incluyen:

1. Psicoterapia individual

La psicoterapia individual suele emplear, como en la mayoría de los trastornos mentales, el enfoque cognitivo-conductual para aumentar la capacidad del paciente de resolver los problemas que se le puedan presentar, sus habilidades de comunicación y su gestión de la ira.

2. Terapia familiar

La terapia familiar es muy útil en los niños con este trastorno, pero también lo es en la adultez. Esta opción terapéutica tiene como objetivo hacer que la familia del paciente introduzcan los cambios para que él o ella empiece a gestionar mejor su agresividad y comportamientos desafiantes.

Tanto la pareja como los hijos pueden ser un importante fuente de apoyo y de reeducación para este tipo de pacientes, además de que se aprende a criar a la siguiente generación de una forma que reduzca las posibilidades de que los retoños presenten este mismo trastorno.