Los 6 beneficios de la Terapia Sistémica en la familia y la pareja
En el campo de la psicología existen diversas terapias y modalidades de intervención basadas en distintos modelos teóricos. Algunos se centran más en las causas de los problemas o patologías determinadas, mientras que otros están más centrados en el contexto y en el problema existente, por ejemplo. En cualquier caso, estos modelos de psicoterapia difieren tanto en las técnicas que aportan a los psicólogos como en sus objetivos y su manera de concebir el problema a tratar.
Una de estas modalidades es la Terapia Sistémica, un tipo de psicoterapia que cuenta con más de medio siglo de historia y destaca como una de las más relevantes e influyentes en el ámbito de la psicología aplicada.
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¿Qué es la Terapia Sistémica?
La Terapia Sistémica se centra en las relaciones, interacciones y métodos de comunicación existentes entre las personas, y se basa en modificar aquellas dinámicas relacionales que pueden estar en la base de problemas psicológicos, ya sean emocionales o comportamentales. Tiene sus orígenes en el contexto de la terapia familiar, pero va más allá de este ámbito de intervención.
Este enfoque se basa en la Teoría General de los Sistemas; esto implica entre otras cosas que no se centra en cada uno de los individuos que conforman un grupo o colectivo, sino que concibe la realidad desde una perspectiva holística e integradora y basada en el contexto social, formado por muchos elementos que interactúan constantemente entre sí. Dicho de otro modo, está más enfocada hacia las relaciones que haci los fenómenos psicológicos privados de cada persona.
Según la Terapia Sistémica, cada persona o elemento dentro del sistema de relaciones influye y condiciona al resto a partir de sus actos, interacciones y comportamientos.
Se trata además de una modalidad de intervención aplicada habitualmente en los ámbitos familiar o de pareja por ser tener un enfoque práctico de solución de problemas, y debido también a su gran eficacia a la hora de lograr cambios positivos en problemas de naturaleza multicausal que afectan a varias personas a la vez.
La Terapia Sistémica pone en valor el poder de la comunicación para modificar aquellos patrones y dinámicas de relación desadaptativas existentes tanto en el seno familiar como en una relación de pareja, entre otros contextos sociales. Y es sobre todo en estos dos ámbitos donde este tipo de terapia ofrece una gran variedad de beneficios.
Sus beneficios ante los problemas familiares y de pareja
Para comprender mejor cómo funciona este proceso de apoyo a través de la psicoterapia, a continuación encontrarás un resumen de los principales beneficios de la Terapia Sistémica en la familia y la pareja.
1. Mejora de la comunicación
Como se ha indicado, una de las claves de la Terapia Sistémica es la comunicación, y la capacidad de análisis de los métodos de comunicación en el contexto en el que tienen lugar, permitiendo la detección de problemas relacionales no individuales.
Puesto que los déficits de comunicación suelen ser la base de muchos de los problemas y conflictos existentes tanto en el ámbito familiar como en el de la pareja, el entrenamiento en nuevas habilidades de comunicación, así como en modelos de comunicación positivos, resulta indispensable para lograr el éxito en las relaciones interpersonales.
La mejora en la comunicación existente en un núcleo familiar repercute positivamente en una gran variedad de elementos que generaban conflicto antes de la terapia, tal y como veremos a continuación.
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2. Permite expresar los propios sentimientos
Otra de las ventajas que ofrece la Terapia Sistémica es que fomenta que todos los miembros del sistema tengan la posibilidad de expresarse con total libertad, hablando de cualquier tema sin ceder al miedo al “qué dirán” o a ser juzgados, y sin que sus aportaciones sean juzgadas o generen mucho malestar.
Esta capacidad de expresarse por parte de todo el mundo permite abordar desde la raíz problemas de todo tipo, como por ejemplo estados de angustia o sentimientos de culpa que habían podido pasar desapercibidos hasta ese momento porque la persona no los reconocía abiertamente.
Esto favorece un aumento de la comprensión interpersonal, así como de la empatía, y promueve una mejora de las relaciones entre los miembros de la familia o la pareja.
3. Promueve la resolución de conflictos
Mediante la Terapia Sistémica aplicada a familias y parejas, el terapeuta también proporciona una serie de herramientas y mecanismos de resolución de conflictos o problemas recurrentes, que cada miembro de la casa puede incorporar a su día a día para contribuir a una mejora en las relaciones familiares.
Esos mecanismos de resolución de problemas pueden basarse en distintas habilidades sociales e interpersonales, desde la gestión de la ira y de las emociones, el entrenamiento en asertividad, en métodos de discusión constructivos y en comunicación no verbal, hasta en métodos de organización de las tareas de casa o pautas de crianza para los niños.
4. Potencia el apoyo emocional
La mejora en la comprensión mutua mediante el buen uso del lenguaje y la empatía trabajadas en las sesiones de terapia también estimulan y permiten la mejora en el apoyo emocional entre los miembros del sistema familiar. De este modo, actúan como ayudantes del terapeuta entre sesión y sesión.
Y es que siendo conscientes de las necesidades y los problemas emocionales de nuestros familiares, también aprendemos a brindar nuestro apoyo, solidaridad y entendimiento hacia su sufrimiento.
5. Ayuda mutua en los aspectos materiales de la convivencia
Cuando los miembros de la pareja o de un grupo familiar ponen en común sus problemas o dificultades de cualquier tipo, pueden ayudarse mutuamente ante aspectos más cotidianos que, a la larga, pueden generar estrés; por ejemplo, ciertas tareas del hogar, o la búsqueda de información sobre cualquier tema. Esto tiene la doble utilizad de que crea una red de ayuda en la que se potencia el bienestar de todos, y a la vez, hace que quienes ofrecen apoyo se sientan satisfechos al ver que aportan a esa relación.
6. Promueve la reparación emocional
La comprensión mutua de los problemas de los demás, favorecen la reparación de antiguos conflictos emocionales no solucionados en el ámbito de la pareja o la familia. Es decir, que se crean las vías por las que es posible no solo perdonar, sino también reparar daños en la medida de lo posible, lo cual ayuda a reestablecer la confianza mutua y a mitigar formas de malestar como el sentimiento de culpa.
Cuando uno de los miembros del grupo es consciente del daño que ha podido provocar es más probable que proponga adoptar medidas concretas a modo de compensación, y en un contexto de cordialidad y comunicación sin alimentar el conflicto, es más probable que la persona agraviada acepte esa iniciativa.
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Referencias bibliográficas:
- Biscotti, O. (2006). Terapia de Pareja: una mirada sistémica. 1a. ed. Buenos Aires: Lumen.