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​Las 12 señales de alerta del fascismo según Umberto Eco


La política siempre ha sido un elemento integrado en la vida humana, tanto en lo que nos afecta colectivamente como en lo que tiene que ver con nuestra individualidad. Sin embargo, algunos fenómenos sociales dejan más huella que otros, y en algunos casos, para mal.

A lo largo de las últimas décadas, son numerosos los psicólogos sociales, sociólogos y pensadores que se han dedicado a echar la mirada atrás para reconocer cuáles han sido, históricamente, los primeros síntomas de la aparición (o la reaparición) de movimientos ideológicos excluyentes y basados en la criminalización de minorías. 

Entre estos esfuerzos para comprender estas dinámicas se encuentran las señales de alerta de aparición del fascismo propuestas por el filósofo y escritor Umberto Eco.

¿Qué es el fascismo?

Técnicamente, el fascismo es un movimiento político y una ideología asociada a este que se basan en la defensa de una política basada en la identidad "esencial" de la población, el uso de la violencia para reprimir a la oposición política y el uso de una economía dirigida estatalmente que, a su vez, favorece a grandes empresas debido a su corporativismo.

En un principio el término fascismo se utilizaba para llamar la deriva política impulsada por Benito Mussolini en la primera mitad del siglo XX, pero también puede denominar otras propuestas políticas recientes y similares a la original. Concretamente, el resurgimiento de partidos políticos que utilizan discursos abiertamente xenófobos ha hecho que las comparaciones con el viejo régimen del dirigente italiano se vuelvan frecuentes.

En este sentido, fijarnos en las señales de alerta de fascismo ideadas por Umberto Eco puede ser útil para saber separar el grano de la paja.

Indicios de que esta ideología resurge

Para el escritor, los síntomas de que el fascismo gana terreno en la política estatal o regional son los siguientes.

1. Utilización del miedo a lo diferente

La estigmatización de minorías que no encajan exactamente en el arquetipo de "ciudadano medio" o que viven a través de formas de expresión cultural distintas es frecuente en regímenes fascistas. Esto permite reforzar la idea de identidad nacional, que puede servir para reivindicar cualquier objetivo político.

2. Control y represión de la sexualidad

El control de la sexualidad, en especial de la femenina, es un sistema propagandístico gracias al cual se piensa en el proyecto político incluso en los momentos más íntimos y domésticos. Por otro lado, también permite reprimir minorías, ya sea a partir de su orientación sexual o por el modo en el que se concibe lo suxual y afectivo.

3. Oposición sistemática a la más mínima crítica

El rechazo total a las críticas permite hacer y deshacer cualquier clase de iniciativas sin tener que dar explicaciones ni rendir cuentas ante nadie.

4. Valoración de la fuerza y la acción por encima del intelecto

La desconfianza hacia lo intelectual hace que el pensamiento crítico del país quede herido de muerte. Se considera que la razón es una manera de encubrir intereses basados en la razón y que, por consiguiente, es una pérdida de tiempo.

5. Apelación constante a una amenaza que no desaparece

Estar todo el tiempo apelando a una amenaza eterna permite introducir el estado de excepción, gracias al cual el partido político puede incumplir la legalidad vigente "por el bien del pueblo". Los casos de terrorismo de estado son un claro ejemplo de esto.

6. Uso de discursos de vocabulario sencillo y basado en tópicos

La utilización de palabras con significado muy amplio permite producir discursos que, pese a que parecen muy claros, no contactan con la realidad. Normalmente el único mensaje que se da tiene que ver con las ideas más impactantes, como quién tiene la culpa de algo o la actitud que el partido va a tener frente a un hecho, pero no se concreta demasiado.

7. Ridiculización de lo innovador o novedoso

Todo aquello que se separa del modo tradicional de ver el mundo es rechazado y ridiculizado como si fuese una distracción, una mentira o un pasatiempo banal.

8. Énfasis en la importancia de la tradición y la identidad nacional

Apelar constantemente a la identidad de un pueblo y a la tradición es una manera fácil de reivindicare como el espejo "natural" de la voz de ese colectivo. No hace falta proponer políticas que beneficien a la mayoría, simplemente se utilizan los símbolos, los iconos y las costumbres como piezas de la propaganda.

9. Llamamiento constante a una clase social descontenta

Esta no es una característica que de por sí defina al fascismo, ya que se hace desde muchas tendencias políticas. Sin embargo, el fascismo se reivindica como la única voz de esa parte de la población, como si en ella no existiese la pluralidad.

10. Utilización de un líder carismático que representa al pueblo

El líder es el reflejo del pueblo, y como tal habla en su lenguaje y trata de expresar las mismas preocupaciones que el estereotipo de la parte de la población a la que apela. Sus decisiones personales y sus gustos y preferencias son tomadas como un asunto público, ya que es la encarnación de la voluntad popular.

11. Búsqueda constante de culpables externos

Culpar de todo a quien está fuera del sistema de propaganda y no se puede defender permite desplazar la atención sobre los fallos del partido o, si quedan revelados, se muestran como equivocaciones dadas en la lucha contra un mal mayor.

12. Apelación constante a la voluntad del pueblo

Se intenta apropiarse de las reivindicaciones populares haciendo que pasen a lo institucional y allí se disuelvan y se confundan con los objetivos políticos de los líderes del movimiento fascista.