La hipnosis en la consulta clínica
No resulta sencillo definir lo que es un estado hipnótico. Podemos resumirlo como un estado de sugestionabilidad que se produce a través de una inducción hipnótica.
No es lo mismo que quedarse dormido, es diferente a una relajación convencional, y sin embargo las percepciones son diferentes a las que se tienen en un estado de vigilia.
Lo cierto es que con la hipnosis se traspasa el factor crítico de nuestro neocortex, aquel que nos indica lo que es realidad y lo que no. Esto permite que el paciente pueda enfocar con mayor potencia las respuestas físicas y emocionales, los recuerdos y las sensaciones, con lo que los distractores están más controlados.
- Artículo relacionado: "Los 8 beneficios de acudir a terapia psicológica"
¿Quién puede ser hipnotizado?
Afirmamos que el cerebro en estado hipnótico está en lo que se denomina ondas theta. A este tipo de frecuencia de onda llegamos todos en distintos momentos de nuestra vida. Ciertos momentos al dormirnos o despertarnos, mirando el fuego o el mar, cuando nuestro cerebro descansa y nos encontramos mirando al vacío...
Lo cierto es que la capacidad de entrar en hipnosis depende más de las propias defensas del sujeto, que tratan, de manera inconsciente, de mantener en todo momento el control como una forma de seguridad.
Dicho esto, con las diferencias interpersonales que pueden existir, cualquiera puede entrar en hipnosis con distintos niveles de profundidad.
Ideas clave a tener en cuenta
Para que el inconsciente de la persona permita entrar en ese estado hipnótico con las menos alarmas posibles, es necesario aclarar al paciente algunos aspectos:
1. El paciente tendrá el control en todo momento.
Podrá salir del estado en cualquier momento. Nadie hace nada que esté en contra de sus principios personales. Esto implica que el hipnotista no tiene poder sobre el paciente.
2. El sujeto se mantiene en todo momento en estado de consciencia
Y puede hablar como el terapeuta cuando sea necesario.
3. Nadie se queda atrapado en un estado hipnótico
Todo el mundo "puede salir" de este estado.
4. Hay personas que piensan que el entrar en un estado hipnótico implica debilidad mental, pero no
Nada más lejos de la realidad, cuando más potente es ese cerebro, mejor entrará en un estado hipnótico.
5. Hay gente que piensa que lo puede usar como detector de mentiras
La realidad es que en hipnosis se puede mentir perfectamente. Para evitar este tipo de confusiones es importante hacer lo que se denomina charla prehipnótica, donde se aclaran todas las dudas del sujeto sobre la hipnosis.
La charla prehipnótica
A partir de esta charla se puede hacer lo que se denominan pruebas de sugestionabilidad, para comprobar las características del sujeto con el que trabajamos, o el grupo en cuestión. Sirven para ver si la persona genera muchas resistencias, es muy sugestionable o dudosa. También nos puede servir para crear sugestiones que se usen más tarde y comprobar con la persona puede seguir instrucciones; así se consigue que se confíe en el terapeuta al sentir que funcionan las sugestiones que el hipnotista va dando, generando expectativas positivas sobre el proceso, sin sentir la presión de estar siendo ya hipnotizado.
Inducción al estado hipnótico
Tras estas pruebas iniciamos la inducción. El objetivo del proceso es hacer que la persona entre en estado hipnótico o trance.
Hay un abanico inmenso de inducciones hipnóticas, algunas lentas, de más de 10 minutos, otras rápidas, de menos de minutos, y otras que son inmediatas.
La inducción permite traspasar lo que se denomina el factor crítico del cerebro, aquello que considera posible, real, manejable y sobre lo que tenemos control. La inducción traspasa esta frontera, sintiendo el paciente que ocurren cosas que están fuera de sus percepciones habituales, haciendo así que la parte de nuestro cerebro que genera el control sobre lo que nos rodea, el neocortex, se sature de información que considera incoherente, y se pone en marcha nuestro sistema emocional, el líbico, que no diferencia demasiado entre realidad e imaginación.
El estado de profundización
A partir de este momento iniciamos el proceso de profundización. Buscamos que la persona aumente aún más su estado de sugestionabilidad, ya que el estado en el que el paciente se encuentra puede fluctuar y queremos que se adentre más en lo que está sintiendo en ese momento para mantenerlo estable y poder trabajar con él.
Los fenómenos hipnóticos
Luego podemos aplicar lo que se denominan fenómenos hipnóticos, que profundizan aún más el estado sugestión y además sirven para convencer más al paciente de estar hipnotizado (y tienen tirón en los espectáculos).
Algunos de estos fenómenos típicos son:
- Catalepsias o rigidez del cuerpo o partes del cuerpo. La imagen del sujeto entre dos sillas.
- Movimientos ideomotores.
- Amnesia del nombre, números, o palabras.
- Regresión a otros momentos vitales importantes para la persona.
- Proyección hacia el futuro donde se consigue un objetivo.
- Ver cosas que no hay y dejar de ver otras que están ahí: las denominadas alucinaciones positivas o negativas.
- Anestesias en partes del cuerpo o en su totalidad, muy útil para intervenciones médicas.
- Las famosas inducciones posthipnóticas, para usarlas días después del ejercicio con algún propósito saludable.
Salida del estado hipnótico
Por último saldremos del estado emergiendo con energía y con sugestiones de bienestar y calma. Habrás así vivido en todos sus pasos un ejercicio de hipnosis.