Los impresionantes aportes de Platón a la Psicología
La Psicología también bebe de la contribución de numerosos pensadores, escritores y filósofos.
En este artículo explicaremos los aportes de Platón a a la Psicología: su visión sobre el conocimiento, el alma racional, la estructura psíquica y su influencia en la ciencia de la conducta humana. Una figura histórica cuyas ideas todavía tienen vigencia.
Platón (428-348) y sus aportes a la Psicología
Platón nació en el período de paz y esplendor de la democracia de Pericles. Perteneciente a la aristocracia ateniense, recibió la educación propia de un joven de clase alta (gimnasia y poesía, principalmente). Fue además uno de los más fervientes discípulos de Sócrates hasta su muerte (“El más sabio, bueno y justo de los hombres”, en su opinión). Viajó por Grecia y Egipto, recibiendo las influencias capitales del matemático Teodoro, así como de los órficos, pitagóricos, y eléatas: Heráclito y Parménides.
Platón fundó la Akademia, dedicando su vida a la enseñanza de la Filosofía. Aceptó el relativismo de Parménides concerniente a la percepción. (Tres cubos de agua en línea: caliente, templada y fría: introduciendo una mano en cada uno de los cubos extremos y luego las dos en el intermedio, la que estuvo en el frío sentirá calor, y la que estuvo en el caliente frío.). También aceptaría Platón la doctrina del flujo Heracliteana, aduciendo que todos los objetos se hallan en constante cambio, por lo que es imposible conocerlos. El conocimiento para Platón es de lo eterno e inmutable (El Ser de Parménides) y, por tanto, no hay conocimiento de las cosas perecederas.
El mundo de las Ideas
Platón denominó Formas o Ideas a los objetos del conocimiento inmutable. Hay una Forma para cada clase de objeto para el que existe un término en el lenguaje (por ejemplo, “gato, “redondo”, etc). Platón creía que los objetos percibidos eran copias imperfectas de estas Formas, ya que aquellos se hallan en cambio permanente y son relativas al que las percibe (importancia del lenguaje conformando la realidad: son los conceptos lo único inmutable, se relacionan con las Formas y no son convencionales).
Un ejemplo de esta idea aparece en la metáfora de la línea, perteneciente a La República (Fig.1). Imaginemos una línea dividida en cuatro segmentos desiguales. La línea está dividida en dos grandes segmentos que representan el mundo de las Apariencias percibidas y la opinión, y el mundo del Conocimiento abstracto, o mundo inteligible. El primer segmento es más corto, para denotar su imperfección. El mundo de las Apariencias está dividido, a su vez, en proporciones iguales, en el mundo de la Imaginación y en el de la Creencia.
La Imaginación es el nivel inferior de la cognición, ya que se ocupa de simples imágenes de objetos concretos, análogas a los reflejos que fluctúan en el agua. Platón desterró el Arte de su república, relegándolo a este plano imaginario.
El eterno debate epistemológico
Para Platón, la aprehensión de las imágenes o imaginación es la forma más imperfecta de conocimiento. Le sigue la contemplación de los objetos propiamente dichos; al resultado de esta observación lo denominó Creencia. Con el siguiente segmento, el Pensamiento, se inicia el conocimiento matemático. El matemático posee un conocimiento general de las cosas. El mundo ideal de la Geometría es muy parecido al mundo de las Formas (o Ideas): el teorema de Pitágoras (el cuadrado de la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los cuadrados de los catetos) se refiere al Triángulo Rectángulo, y cualquier ejemplo particular será una copia inferior del Triángulo Rectángulo perfecto. Platón creía que la relación entre la copia y la forma era cierta, sin embargo, en todos los casos.
Para Platón el último segmento, la forma superior del conocimiento (Inteligencia o Conocimiento) es de nivel superior al conocimiento matemático. En efecto el pensamiento matemático produce conocimiento dentro de su sistema de premisas, pero dado que no puede saberse si sus premisas son las correctas (los axiomas de partida como A = A), no puede constituir el verdadero conocimiento.
Para alcanzar el conocimiento debemos remontarnos más arriba, al reino de las Formas, a los principios fundamentales. Su posición respecto a este esquema del conocimiento evolucionó a lo largo de su vida. En los primeros diálogos, Platón creía que la experiencia de los objetos concretos estimulaba la rememoración del conocimiento innato de las formas, aunque de forma imperfecta, siendo por tanto estímulos reales para despertar nuestro conocimiento.
En los Diálogos intermedios, negó cualquier papel válido a la percepción sensorial y confinó el conocimiento a la dialéctica abstracta y filosófica. Por último retornó a su primera creencia en el valor potencial de la percepción sensorial. Además elaboró su noción de dialéctica, convirtiéndola en un instrumento para clasificar con precisión todas las cosas. Al mismo tiempo su concepción de las Formas se volvió cada vez más matemática y pitagórica.
El problema planteado por Platón en la teoría de las Formas ha preocupado a algunos investigadores de la moderna psicología cognitiva sobre formación de conceptos. La teoría de rasgos afirma que cada concepto está formado por una serie de rasgos, algunos de los cuales son esenciales y otros no. La teoría de los prototipos afirma que el concepto está formado en torno a un prototipo o una fórmula. La Forma podría considerarse el prototipo del que los casos concretos son réplicas imperfectas (mito de La Caverna).
Estructura psíquica
Platón dividía el alma, o mente, en tres partes. Primero estaba el alma inmortal o Racional, localizada en la cabeza. Las otras dos partes del alma son mortales: El alma Impulsiva o animosa, orientada a conquistar el honor y la gloria, se localiza en el tórax, y el alma Pasional y apetitiva, interesada en el placer corporal, en el vientre (Fig. 2).
El alma Racional tiene parentesco con las Formas y el conocimiento. Es su deber controlar los deseos de las otras dos, del mismo modo que el auriga controla a dos caballos. El alma Pasional estaba, para Platón, particularmente necesitada de sujeción por parte de la razón. (analogía con el aparato psíquico freudiano: ello-yo-super-yo).
Platón está muy influido por la tradición oriental que aparece también en el mito de los Reyes Magos. Estos ofrecen al niño tres cofres para averiguar si su naturaleza es humana, real o divina. El contenido de los cofres es la sustancia material correspondiente a cada una de estas naturalezas: mirra –gomorresina roja-, oro e incienso.
Motivación
Platón tiene una pobre concepción del placer –herencia pitagórica–: el cuerpo busca el placer y evita el dolor, esto sólo obstaculiza la contemplación del Bien. En sus últimos escritos, algunos placeres, como el goce estético que se obtiene de la Belleza, se consideran saludables, rechazándose la vida puramente intelectual como demasiado limitada.
Su concepción de la motivación es casi freudiana: poseemos una corriente de deseos pasionales que pueden encauzarse hacia cualquier parte del alma, hacia el placer, las consecuciones personales o el conocimiento filosófico y la virtud. Los impulsos pueden motivar la búsqueda del placer transitorio o el ascenso filosófico al mundo de las Formas.
Fisiología y percepción
Dada su desconfianza de la percepción, apenas habló de la Fisiología, ciencia empírica. Sus ideas al respecto eran las convencionales entre los griegos. La visión, por ejemplo, obedece a la emisión de rayos visuales por nuestros ojos que repercuten en los objetos situados en la trayectoria visual.
Aprendizaje: innatismo y asociacionismo
Platón fue el primer gran innatista. Ya que según él todo conocimiento es innato, debe existir en todo ser humano desde el nacimiento. Los objetos percibidos se parecen a las Formas de las que participan, y esta semejanza, unida a la instrucción, estimula al alma Racional para que recuerde cómo son las Formas (Anamnesis). (Analogía con la teoría del lenguaje Chomskyana, según la cual la competencia lingüística es innata).
También sienta Platón las bases de la doctrina asociacionista, más tarde parte fundamental del atomismo y de la filosofía empirista. La relación entre los objetos y las Formas obedece a dos aspectos: la semejanza formal y el presentarse asociados en nuestra experiencia, es decir, la contigüidad. Corresponden a las dimensiones sintagmática y paradigmática descritas por Jakobson como constitutivas de la estructura del lenguaje.
También son las leyes del Inconsciente, o sus operaciones básicas: la metáfora como condensación y la metonimia como desplazamiento. (Afasia de Producción –Broca– versus Afasia de Comprensión –Wernicke–). (Analogía con los dos tipos de magia que describe Frazer: Magia Contaminante –por contigüidad‑ y Contagiosa –por semejanza‑)
Desarrollo y educación
Platón creía en la reencarnación –metempsícosis–. Al morir, el alma racional se separa del cuerpo y alcanza la visión de las Formas. Según el grado de virtud alcanzado se reencarna entonces en algún lugar de la escala filogenética. Cuando el alma se reencarna en un cuerpo lleno de necesidades y sensaciones cae en un estado de confusión. La educación consiste en ayudar al alma Racional a conseguir el control del cuerpo y de las otras partes del alma.
El principal discípulo de Platón, Aristóteles, desarrollaría la primera psicología sistemática.