Cómo un psicólogo puede ayudar a enfrentar enfermedades psicosomáticas
Las enfermedades psicosomáticas son, en esencia, las que entran en esa rama de la medicina y de la psicología que estudia la relación entre la mente y el cuerpo.
En concreto, se trata de identificar y comprender la influencia que existe entre la emoción y el cuerpo.
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Comprendiendo las enfermedades psicosomáticas
Aunque sea de forma inconsciente, todos estamos sujetos a trastornos físicos que pueden tener su origen en el mundo emocional y afectivo.
¿Algunos ejemplos? El estrés, una de las enfermedades de la mente que padecen actualmente casi todos los trabajadores, provoca una mala digestión. También, la ira, que crea la acidez de estómago, o el cambio de ciertos hábitos, que genera dolores de cabeza.
Se pueden poner muchos ejemplos, pero está científicamente demostrado que existe una correlación entre las emociones, los afectos y los distintos tipos de trastornos. El cuerpo y la mente, de hecho, no deben considerarse como dos mundos separados, sino que son dos partes de un todo y que inevitablemente se influyen mutuamente.
Los trastornos psicosomáticos pueden afectar:
- La piel: por ejemplo, dermatitis atópica, urticaria, acné, psoriasis, prurito…
- El sistema musculoesquelético: por ejemplo, mialgias, cefaleas tensionales, calambres musculares, artritis…
- El sistema cardiovascular: por ejemplo, hipertensión, taquicardia, arritmias…
- El sistema gastrointestinal: por ejemplo, colitis ulcerosa, gastritis…
- El sistema respiratorio: por ejemplo, asma bronquial, síndrome de hiperventilación…
- El sistema urogenital: por ejemplo, dolor menstrual, eyaculación precoz, impotencia, anorgasmia…
Afortunadamente, hoy en día la medicina ha ampliado sus miras y cuando se estudia una patología orgánica se analizan todos los factores que contribuyen a su determinación.
Esto significa que no solo buscamos las causas físicas, sino que también tenemos en cuenta aquellos aspectos mentales que pueden haber influido, es decir, el estilo de vida del paciente en general, el mundo emocional, las relaciones, el contexto social y familiar en el que vive.
Se trata de un "enfoque multifactorial" que ayuda a definir mejor una enfermedad y, en consecuencia, a establecer con mayor precisión las terapias de recuperación.
La tarea del psicólogo ante estas alteraciones
Algunos expertos suelen utilizar la expresión "el cuerpo que habla" para definir las enfermedades psicosomáticas. En este caso, las dolencias físicas no son más que formas alternativas del cuerpo para expresar el malestar de la mente.
Es el malestar interior que sale a través del sufrimiento físico, que puede ser precisamente problemas del sistema digestivo, pero también dermatitis por estrés, etc. Las causas desencadenantes pueden ser fuertes presiones externas, tensiones particulares al preparar una entrevista de trabajo, o duelos nunca procesados que pueden sentirse con síntomas incluso años después.
Cada síntoma debe ser tomado en cuenta seriamente, y aquí es donde entra el psicólogo. Su tarea en el caso de las enfermedades psicosomáticas es ayudar a la persona a conectar los síntomas con los males de la mente, encontrando una forma alternativa de expresar las emociones negativas.
El psicólogo, a través de sus sesiones, debe acompañar al paciente hacia diferentes brotes de tensión, ansiedad, estrés, evitando así que el cuerpo reaccione mal.
El enfoque del psicólogo consiste principalmente en desempeñar tres papeles en uno:
- Ayudar al paciente a identificar el acontecimiento traumático que desencadenó la enfermedad física.
- Fortalecer al paciente para que le resulte más difícil volver a caer en la misma patología.
- Orientar a la persona hacia el afrontamiento de sus traumas.
Sin apoyo, el individuo no puede ni siquiera alcanzar la conciencia de haber sufrido traumas.
Así que no dudes en ponerte en contacto con ayuda psicológica profesional si piensas que puede ofrecerte una solución para afrontar tus síntomas psicosomáticos.
Autor: Adrián Pino Bonacho, Psicólogo Sanitario