Amoxapina: usos y efectos secundarios de este antidepresivo
Los diferentes problemas de salud mental suelen generar un gran sufrimiento a quienes los padecen y/o bien limitarles su día a día. Y uno de los más habituales en todo el mundo, y probablemente a lo largo de la historia, es la depresión.
Este trastorno se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo triste y dificultades para sentir placer, además de por generar pasividad, desesperanza, sensaciones de culpa, dificultades para dormir, comer, concentrarse, pensar y relacionarse e incluso ideaciones suicidas. Se trata pues de una condición que tiene repercusiones graves y que afecta a todos los ámbitos vitales.
Debido a esto, a lo largo de la historia se han intentado generar diferentes estrategias y métodos que permitan tratar la depresión. Una de las diferentes vías para ello pasa por la farmacología, que puede ayudar a controlar los síntomas y puede servir como apoyo mientras se trabajan sus causas. Y son muchos los fármacos que se han creado con este propósito. Uno de ellos es la amoxapina, de la que hablaremos a continuación.
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¿Qué es la amoxapina?
La amoxapina es uno de los denominados fármacos antidepresivos, sustancias con propiedades psicoactivas que se han visto eficaces para combatir los síntomas de la depresión debido a que generan una alteración en la química cerebral que incrementa los niveles de determinados neurotransmisores.
Se trata de uno de los más conocidos componentes del grupo de los antidepresivos tricíclicos, los cuales reciben este nombre dado que su composición química está formada por tres anillos de átomos y que tienen un importante efecto a nivel de noradrenalina y serotonina.
La amoxapina suele venir en una presentación en tabletas, a tomar por vía oral y acompañado de agua, y se ha observado que tiende a presentar sus primeros efectos en un período de tiempo menor al de otros tricíclicos como la imipramina, pudiendo ser visibles entre dos y seis semanas tras la primera toma.
Si bien la amoxapina y el resto de tricíclicos son fármacos eficaces en el tratamiento de la depresión y de hecho durante un largo período fueron los antidepresivos predominantes, en la actualidad se han visto desbancados por los inhibidores específicos de la recaptación de serotonina, que presentan una eficacia similar pero que actúan de manera más específica y que tienden a generar menos efectos secundarios.
Esto es debido a que la amoxapina actúa a un nivel no específico, afectando tanto a áreas del encéfalo en que sus efectos nos resultan beneficiosos como a otras en las que no. De hecho, en dosis excesivas pueden ser tóxicos e incluso provocar la muerte por sobredosis.
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Mecanismos de acción
La actuación de la amoxapina sobre el organismo y sus efectos en la mejora del estado del ánimo se deben a su mecanismo de acción, el cual se basa en la inhibición de la recaptación de serotonina y noradrenalina.
Ello supone que la noradrenalina y la serotonina son liberadas al espacio sináptico, se bloquea el proceso que haría que parte de estos neurotransmisores fuera devuelto a la neurona emisor. Como resultado de esto tenemos unos niveles mayores de noradrenalina y serotonina en el cerebro, de manera que podemos aprovechar y utilizar una mayor cantidad de estas sustancias.
Asimismo, se ha observado que la amoxapina presenta una actividad antagonista de la dopamina, es decir que dificulta la actividad y transmisión de este neurotransmisor. A pesar de que esto puede parecer un punto negativo y de hecho puede dar pie a efectos secundarios, también puede tener una utilidad clínica en algunas condiciones.
Principales indicaciones
La amoxapina es como hemos dicho un antidepresivo eficaz, y como tal una de sus principales indicaciones es la depresión mayor.
Si bien como hemos indicado anteriormente tanto este fármaco como el resto de tricíclicos se han visto desbancados por los inhibidores específicos de la recaptación de serotonina o ISRS u otros tipos de fármacos de mayor especificidad, lo cierto es que aún siguen utilizándose cuando no existe una respuesta al tratamiento con otros fármacos.
Su utilización también puede estar indicada en la distimia o trastorno depresivo persistente, así como en depresiones ansiosas o trastornos mixtos ansioso-depresivos. También en ocasiones se emplea en depresiones reactivas.
Además de ello, resulta especialmente indicado en pacientes cuyas depresiones tienen características psicóticas y se ha visto utilizado en el tratamiento del trastorno bipolar, ya que contribuye a controlar estos tipos de sintomatología (algo en lo que puede beneficiar el antagonismo de la dopamina).
Posibles efectos secundarios
Si bien es cierto que la amoxapina es un fármaco útil, también resulta necesario tener en cuenta que puede presentar cierta toxicidad y que puede generar diversos tipos de efectos secundarios.
Entre los efectos secundarios más relevantes y habituales cabe destacar la somnolencia y la fatiga, así como náuseas y vómitos y boca seca. Pueden aparecer también cefaleas, dificultades para orinar o exceso de ganas de hacerlo, alteraciones del apetito y el peso (aumento), reacciones de ansiedad, hipotensión, hiperhidrosis, fiebre, fotofobi o taquicardias o rigidez motora En algunos casos se ha observado también la presencia de dispareunia, o dolor durante el coito.
También es posible que aparezca discinesia tardía. Asimismo reacciones más graves pueden incluir la aparición de convulsiones, confusión o alteraciones de conciencia o problemas respiratorios, así como ideación suicida. Debe tenerse en cuenta que si el tratamiento se suspende, debe realizarse de manera pautada y gradual o bien puede surgir síndrome de abstinencia.
Uno de los posibles efectos secundarios más graves es la agranulocitosis. Otro de ellos (si bien el menos frecuente) es el síndrome neuroléptico maligno, que si bien suele ser producido por antipsicóticos también se ha podido observar en algunos casos con otros fármacos (entre ellos la amoxapina). Ambos pueden tener graves repercusiones para la salud e incluso provocar la muerte.
Contraindicaciones
Debido a estos y otros posibles efectos secundarios, la amoxapina no es un fármaco que pueda ser tomado libremente por cualquier tipo de persona sino que debe regularse y que está contraindicada para determinados tipos de población.
Obviamente uno de los primeros grupos que deben evitar su consumo es el de todas aquellas personas que tengan alergia a la amoxapina o a alguno de los componentes con los que se elabora. También deben evitar su consumo aquellas personas que acaben de pasar hace poco por un infarto o algún problema cardiovascular, debido a que puede tener efectos sobre la tensión arterial y el ritmo cardíaco (puede generar taquicardias). Tampoco se recomienda para personas con enfermedad de Parkinson, ya que puede empeorar sus problemas motores.
Personas que han sufrido crisis convulsivas, tienen epilepsia o glaucoma, problemas renales o enfermedades genitourinarias deberían evitarlo o bien deben valorar junto al médico la posible adecuación de emplear este fármaco. Mujeres embarazadas y madres lactantes también deberían evitarlo, dado que se ha visto que se excreta en la leche materna.
También deberán evitarlo o bien llevar un control médico muy riguroso personas diabéticas y con problemas tiroideos, así como quienes tengan problemas renales o hepáticos. Por último, cabe tener en cuenta que nunca debe emplearse este fármaco en combinación con un IMAO, puesto que existe gran riesgo de alteraciones peligrosas para la salud debido a su interacción.
Deberá consultarse con un profesional la idoneidad de su uso en caso de consumir otros fármacos. Tampoco debe tomarse con alcohol u otras sustancias psicoactivas (especialmente si son depresoras, ya que los efectos se potencian).
Referencias bibliográficas:
- Gabriel, M; Sharma, V (29 May 2017). "Antidepressant discontinuation syndrome". Canadian Medical Association Journal. 189 (21): E747.
- Koren G, Nordeng HM (2013). "Selective serotonin reuptake inhibitors and malformations: case closed?". Semin Fetal Neonatal Med. 18 (1): 19–22.