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Síndrome de Asperger: causas, síntomas y tratamiento


¿Conoces a Sheldon Cooper de la serie de televisión Big Bang Theory? Actualmente mucha más gente sabe qué es el síndrome de Asperger y qué dificultades conlleva este problema gracias a este personaje de la serie.

El próximo día 18 de febrero se celebra el día internacional del síndrome de Asperger, un trastorno del desarrollo frecuente en la población (presente en 3-7 de cada 1000 nacidos) que conlleva dificultades en el área emocional, social y del comportamiento.

¿En qué consiste el síndrome de Asperger?

El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo que se engloba en la categoría de los trastornos del espectro autista. Aunque tiene en común con el resto de formas de autismo las dificultades para la comunicación y la interacción social y la conducta repetitiva, el Asperger se considera una variante leve y tiene varias peculiaridades.

Lejos de lo que se pueda creer, las personas con Asperger tienen un nivel de inteligencia normal. De hecho, pueden demostrar capacidades sorprendentes cuando se trata de aquellos temas que forman parte de su núcleo de intereses restringido: banderas, trenes, números, etc.

Sin embargo, también tienen grandes dificultades en otros ámbitos, problemas que muchas veces están presentes en cada uno de nosotros pero en un grado mucho más controlable y menos amenazante.

Síntomas del trastorno

Las personas con síndrome de Asperger muchas veces se sienten emocionalmente desbordadas e incapaces de identificar sus propios sentimientos. Esto ocurre debido a una falta de conciencia de las propias emociones y sentimientos y a un déficit de recursos y estrategias para gestionarlos adecuadamente: situaciones que no controlen, y que por tanto les estresen, les harán sentirse fácilmente desbordados.

Pero no sólo tienen dificultades para identificar y manejar su propio estado emocional, sino que también les cuesta “leer” a los demás y entender cómo se sienten o cuáles son sus intenciones. Esto hace que en ocasiones sean calificados de insensibles o despreocupados, o que no sepan interpretar adecuadamente las ironías o dobles sentidos, generando frecuentes malos entendidos.

Algunas de las estrategias compensatorias que ponen en marcha las personas con síndrome Asperger para compensar su falta de recursos para autorregularse emocionalmente y recuperar la sensación de seguridad son las conductas y movimientos estereotipados (balancearse, correr, saltar, “aletear”) o la restricción de los intereses en dos o tres temáticas.

Estrategias para manejar la ansiedad

Entendiendo estos comportamientos como estrategias -aunque desadaptativas- para manejar la ansiedad o el malestar que experimentan en determinadas situaciones, es comprensible que cualquier cambio en la rutina o imprevisto logre desestabilizar a una persona con Asperger si no se le ofrecen los recursos educativos para manejarlo.

Por ejemplo, a las personas con Asperger, y con autismo en general, les ayuda en gran medida anticipar las posibles modificaciones en sus planes. Si se ha establecido previamente una planificación y ésta cambia de forma súbita pueden sentir una intensa ansiedad.

Estas consecuencias no son sorprendentes si tenemos en cuenta que a muchas personas el hecho de que otras las saquen de su rutina o la aparición normal de contratiempos ya les crea un cierto nerviosismo, si bien suele ser más manejable que para las personas con trastornos del espectro autista.

El Asperger en la infancia y en la adultez

Comprender las características principales del problema no sólo es importante para facilitar su detección temprana y para el desarrollo e implementación de medidas educativas y de apoyo para el niño; también favorece una mayor concienciación, promoviendo una actitud más comprensiva y de mayor respeto hacia las personas con Asperger por parte de quienes los rodean.

Es común centrarse en las manifestaciones del trastorno durante la infancia y adolescencia, ya que son las épocas en que se vislumbran los primeros signos de alarma. Sin embargo, si no se trabaja a nivel individual y colectivo, es fácil que, al llegar a la etapa adulta, sigan teniendo dificultades e incluso que estas se exacerben al incrementar también las demandas sociales y laborales del ambiente.

A nivel social, por ejemplo, es frecuente que las personas con síndrome de Asperger tengan poco éxito en sus relaciones debido a su resistencia a avanzar a un nivel de de mayor intimidad en estas. En el ámbito laboral, el énfasis que actualmente se está dando al trabajo en equipo podría ser un impedimento para ellos debido a su dificultad para considerarse parte de un grupo y para entender los puntos de vista de los demás integrantes.

Causas 

Actualmente las causas del Síndrome de Asperger son, en buena parte, desconocidas. Sin embargo, se cree que su origen es en buena parte genético, y por consiguiente relativamente independiente de las experiencias pasadas y el modo en el que se interactúa con el entorno (si bien estos factores podrían desencadenar o agravar los síntomas).

Además, algunas investigaciones sugieren que la raíz del síndrome puede estar relacionado con el origen de trastornos como la depresión o la bipolaridad.

Asociaciones y grupos de afectados

Al igual que ocurre con otros problemas, el Asperger cuenta con diversas asociaciones y grupos de afectados a lo largo del mundo.

Estas agrupaciones cumplen la misión fundamental de dar visibilidad al trastorno, pero también constituyen espacios enriquecedores donde las personas con Asperger y sus familiares comparten inquietudes, problemas y soluciones a las dificultades con las que se encuentran en su día a día. La participación del niño o adulto con Asperger en estas comunidades es positiva por varias razones.

En primer lugar, porque en ellas recibe información sobre su problema, lo cual favorece la comprensión de su experiencia y reduce los niveles de angustia. En segundo lugar, porque son contextos en los que, al haber individuos con dificultades similares, las personas con Asperger pueden sentirse especialmente comprendidas e integradas; en otras palabras, dejan de ser “el bicho raro”.

Y en tercer lugar, porque constituyen un entorno natural en el que la persona puede aprender habilidades y estrategias importantes para el manejo de obstáculos cotidianos: cómo iniciar una conversación, cómo resolver conflictos, etc. La enseñanza de habilidades es especialmente eficaz cuando desde la asociación se promueve la participación de la persona en actividades formativas o lúdicas afines a sus intereses, como salidas o campamentos.