Valoración forense de competencias parentales: qué son y cómo se evalúan
En los procedimientos de separación y divorcio donde existen menores, suele ser práctica habitual solicitar la intervención de un/a profesional de la Psicología Forense para que explore las Capacidades Parentales de los progenitores.
Pero... ¿Qué son específicamente? ¿Cómo se determina la capacidad o incapacidad parental? ¿De qué manera se objetiva?
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La importancia del contexto familiar en el desarrollo físico y psicológico
Pese a la diversidad de definiciones con las que cuenta el constructo de familia, la mayoría de autores coinciden en que deviene el núcleo donde se producen la mayor parte de los aprendizajes mediante las relaciones que se establecen entre los sistemas que lo integran, esto es, el sistema parental y el sistema filial. Así como el principal objetivo de este último sistema es desarrollarse, el sistema parental debe velar por la correcta maduración de los hijos, acompañándolos durante su proceso de individuación.
Sin embargo, para que tal acompañamiento se dé correctamente, no basta con satisfacer necesidades básicas como la alimentación o la higiene, sino que es necesario que los progenitores cuenten con unas capacidades y unas habilidades concretas que consigan contener las ansiedades de los hijos y satisfacer, asimismo, las necesidades nutritivas, educativas, de socialización y de protección, es decir:
- Que aporten experiencias sensoriales, emocionales y afectivas que permitan a los menores construir vínculos seguros (Necesidades nutritivas).
- Que promuevan el aprendizaje y el desarrollo cognitivo, priorizando la autonomía de los menores (Necesidades educativas).
- Que muestren cómo sentir, pensar, hacer y relacionarse mediante el ejemplo, pues todo ello repercutirá en cómo sienten, piensan, actúan y se relacionan los menores (Necesidades de socialización).
- Que brinden una adecuada protección a los menores respecto de aquellos contextos externos, familiares y sociales que puedan herirles directamente o alterar su proceso de maduración, crecimiento y desarrollo (Necesidades de protección).
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La Competencia Parental
Para llevar a cabo la tarea de responder efectivamente a todas esas necesidades, los progenitores deben poder vincularse correctamente con sus hijos, siendo capaces de mentalizar sus estados emocionales, mostrarse sensibles y accesibles e involucrándose en su atención afectiva.
Del mismo modo, deben saber aplicar disciplina positiva, orientando y actuando como guías de los pequeños, al tiempo que promoviendo el aprendizaje y ofreciendo garantías de seguridad física, emocional y social. Deben ser competentes.
De este modo, pues, la Competencia Parental es el compendio de capacidades y habilidades personales que, cuando aplicadas correctamente, favorecen el cuidado multidimensional, la protección y la educación de los hijos, asegurando su sano desarrollo físico, cognitivo, social, afectivo y personal.
Así, el uso del característico estilo cognitivo, emocional, psicológico y social de los progenitores en cada situación, devendrá su competencia para ejercer una parentalidad que podrá ser sana o ineficaz en función de la calidad de tales particularidades.
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¿Cómo se evalúa esa competencia?
Teniendo en cuenta que los padres han recibido un cuidado determinado de sus propios progenitores, a la hora de llevar a cabo la evaluación de las capacidades parentales se deberá de tener en cuenta tanto las características idiosincrásicas de cada progenitor, como su historia personal en relación con los vínculos establecidos en su familia de origen.
Para ello, se lleva a cabo una entrevista anamnésica que recoja información sobre los estilos educativos recibidos en la infancia, las relaciones de apego vividas en el núcleo familiar de origen, la historia evolutiva de la persona evaluada y los episodios más relevantes de su trayectoria vital. Claro está, dependiendo de lo que el/la profesional forense estime oportuno en cada caso, se ahondará más en aspectos de tipo vincular, educativos, psicopatológicos, sanitarios, etc.
Además de este análisis vital, habrá que realizar una exhaustiva exploración psicológica para conocer el estado emocional de los cuidadores, así como las características personales y/o psicopatologías que pudieran existir, permitiendo determinar si las mismas pueden interferir negativamente a la hora de ejercer su parentalidad.
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La importancia de la objetividad
Como peculiaridad del ámbito forense hay que destacar que, así como en el ámbito clínico-asistencial el conocimiento de la ontogenia del individuo y de sus características personales por medio de la entrevista clínica podría ser suficiente, para la evaluación forense de la capacidad parental se requiere que lo expuesto sea objetivado, de manera que otro profesional, si fuera necesario, pudiera replicar la exploración llevada a cabo.
Por ese motivo es que se administran instrumentos psicométricos de probada fiabilidad y validez que evaluarán la parentalidad mediante distintos indicadores tales como el nivel de conocimiento que los padres tienen sobre cómo actuar ante determinados eventos críticos acaecidos en el cuidado diario de los hijos, sus habilidades para proponer y emplear soluciones efectivas adecuadas a cada situación, su capacidad para reconocer los sentimientos de los hijos en los diferentes contextos y el potencial comunicativo para con ellos, ajustando sus expresiones al nivel de comprensión de los menores.
Si bien las competencias parentales son de máxima relevancia dada la repercusión que tienen sobre el desarrollo y bienestar de los menores, en las separaciones y divorcios en donde existe un alto nivel de conflictividad entre los adultos es habitual que tales habilidades y capacidades se vean gravemente alteradas.
Además, el enfrentamiento entre ambos puede terminar por eclipsar y difuminar la relevancia de la competencia parental, llegándose, incluso, a poner en tela de juicio la capacidad de los progenitores como medio para obtener algún tipo de beneficio en relación con la guarda y custodia de los hijos.
Todo ello hace que sea de vital importancia poner de relieve la trascendencia de la evaluación psicológica forense de las Capacidades Parentales, ayudando a diferenciar los roles que los adultos desempeñan en el sistema parental y en el sistema conyugal.