Arco reflejo: características, tipos y funciones
Las respuestas automáticas e involuntarias de nuestro organismo que surgen como reacción a los estímulos externos (como los golpes o el calor) se producen gracias a un mecanismo nervioso denominado arco reflejo.
Existen distintos tipos de reflejos que nos ayudan desde muy pequeños a sobrevivir y a protegernos de los peligros de nuestro entorno. En este artículo te explicamos qué es un arco reflejo, cuáles son sus características principales, su estructura y sus componentes, las funciones que desempeñan, así como los diferentes tipos de reflejos que existen.
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Arco reflejo: definición y características
El arco reflejo es un mecanismo neurofisiológico del sistema nervioso que se activa como respuesta a un estímulo externo, como cuando nos damos un golpe fuerte o nos acercan una fuente de calor al cuerpo. Los movimientos reflejos son automáticos e involuntarios, ya que, a diferencia de lo que ocurre con gran parte de las vías nerviosas, las neuronas sensitivas transmiten los impulsos nerviosos a la médula espinal, sin que lleguen al cerebro, lo que permite una respuesta motora más rápida y efectiva.
Los arcos reflejos pueden ser de dos tipos: simples o compuestos. Si en el proceso del arco reflejo solo intervienen una neurona sensitiva y otra neurona motora podemos hablar de un arco reflejo simple; en cambio, si hay otro tipo de neuronas implicadas (p. ej. interneuronas) estaríamos ante un arco reflejo compuesto. Normalmente, los arcos reflejos son compuestos o polisinápticos; es decir, su circuito está compuesto de varias conexiones sinápticas.
Por otra parte, existen arcos reflejos en el sistema nervioso autónomo, la parte del organismo encargada del control de las funciones involuntarias del cuerpo (las vísceras, frecuencia cardiaca, digestión, etc.) y en el sistema nervioso somático, responsable de enviar la información desde los receptores sensoriales hasta el sistema nervioso central, así como de conducir los impulsos nerviosos hacia los músculos esqueléticos para producir los movimientos voluntarios.
Existen diferencias entre los circuitos neuronales del arco reflejo del sistema somático y del sistema autónomo, principalmente en la parte eferente (que es la que controla las respuestas automáticas y musculares); en este último, entre el sistema nervioso central y los órganos efectores siempre media la presencia de un ganglio, al contrario de lo que ocurre con el arco eferente somático.
A través de los arcos reflejos nuestro organismo pone en marcha numerosos mecanismos nerviosos y su existencia parece haber sido determinante a nivel evolutivo, ya que se ha sugerido que son los circuitos primigenios desde los cuales surgieron el resto de estructuras nerviosas de nuestro cuerpo. Su valor es innegable, ya que sin ellos no podríamos enfrentar muchas situaciones cotidianas peligrosas a los que nos enfrentamos en nuestro día a día.
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Estructura y componentes
Un arco reflejo se compone de distintas partes que funcionan de manera integrada y coordinada: los receptores, las neuronas sensitivas o aferentes, las neuronas motoras o eferentes y los órganos efectores. Veamos en qué consisten cada uno de ellos.
1. Los receptores
Los receptores sensoriales ubicados en las distintas terminaciones nerviosas y distribuidos por todo el cuerpo se encargan de transmitir la información que reciben del exterior en impulsos nerviosos. Estos receptores se constituyen de neuronas especializadas que se encargan de transformar los estímulos en función de su modalidad, ya sea ésta visual, olfativa, auditiva, gustativa o táctil (por prensión, dolor, temperatura, etc.).
Entre los receptores más comunes podemos encontrar a los fotorreceptores, las células encargadas de detectar la intensidad lumínica; los termorreceptores, responsables de la detección del calor y de los cambios de temperatura; o los mecanorreceptores, neuronas que reaccionan ante la presión mecánica.
2. Neuronas sensitivas o aferentes
Una vez que los receptores han captado la información del exterior, las neuronas sensitivas o aferentes se encargan de recogerla y transmitirla hasta los centros nerviosos (la sustancia gris) de la médula espinal, el lugar donde se va a procesar la información para poder elaborar la respuesta que mejor se adapte a las demandas ambientales.
3. Neuronas motoras o eferentes
Las neuronas motoras o eferentes conducen los impulsos nerviosos de las órdenes que se han elaborado en la médula espinal y los centros nerviosos integradores hacia los órganos efectores que van a producir la respuesta motora.
Los centros nerviosos integradores cumplen la función de conectar las neuronas sensitivas con las motoras, permitiendo así la transmisión de la información de una parte a otra y la consecuente respuesta automática. Las neuronas que se encargan de esta labor de interconexión son las denominadas interneuronas.
4. Órganos efectores
Los órganos efectores constituyen el último componente del arco reflejo. Son las estructuras encargadas de ejecutar la respuesta automática e involuntaria que proviene de los centros nerviosos de la médula espinal. Existen de distintos tipos: pueden ser glándulas exocrinas (p. ej. las glándulas salivales o las del sudor) y músculos (p. ej. músculos esqueléticos o el músculo cardíaco).
Funciones
La mayoría de los arcos reflejos que existen en el cuerpo humano tienen como objetivo prevenirnos o responder de forma rápida y efectiva ante situaciones potencialmente peligrosas. Por este motivo han sido y son tan necesarios para nuestra supervivencia: nos alertan cuando existe un riesgo de exposición a elementos tóxicos, a través de los receptores del olfato; o cuando estamos a punto de quemarnos, a través de los termorreceptores.
Con todo, algunos de los reflejos primarios que adquirimos al nacer terminan desapareciendo a medida que crecemos. Por ejemplo, el reflejo de succión, que permite al niño alimentarse y desaparece a los 4 meses; o el reflejo de moro, que facilita que el bebé cambie de postura y se proteja frente a sonidos estridentes, tan necesario cuando somos recién nacidos como prescindible a partir de los seis meses de vida.
En definitiva, existen distintos tipos de reflejos con diferentes funciones; algunos son necesarios desde el nacimiento y se vuelven prescindibles con el tiempo; y otros permanecen de por vida porque cumplen una función adaptativa esencial para la supervivencia y la conservación de la propia especie humana.
Clasificación de los reflejos
En el cuerpo humano existen diversos tipos de reflejos. Hagamos un repaso sobre ellos:
1. Reflejos innatos o congénitos
Son reflejos comunes en todos los seres humanos. También reciben el nombre de incondicionados o absolutos, y su principal característica es que no es necesario un aprendizaje previo para llegar a adquirirlos, ya que son un mecanismo innato que nos protege de condiciones externas potencialmente dañinas (p. ej. la retirada de la mano al sentir una fuente de calor).
2. Reflejos condicionados
Los reflejos condicionados son lo contrario a los innatos; esto es, se adquieren como resultado de un aprendizaje y de las experiencias previas ante determinadas situaciones y estímulos externos.
El más conocido es el condicionamiento clásico o pavloviano, un tipo de aprendizaje según el cual un estímulo con valor neutro, que inicialmente no provoca ninguna respuesta, termina produciendo respuestas automáticas por asociación con otro estímulo que normalmente las provoca.
3. Reflejo miotático
El reflejo miotático o de estiramiento se produce cuando estiramos un músculo y éste provoca una reacción de contracción opuesta al estiramiento. El más conocido, quizás, es el reflejo rotuliano que se suele explorar en la consulta médica y consiste en percutir el tendón rotuliano con un martillo de reflejos, con el objetivo de que la persona responda con una contracción brusca del músculo cuádriceps femoral.
4. Reflejo de automatismo medular
Este tipo de reflejo se produce cuando existe un traumatismo y se lesiona la médula espinal. Ésta se desconecta del cerebro y el segmento inferior produce la respuesta del arco reflejo. Algunos de estos reflejos también intervienen en el funcionamiento de la vejiga o el recto, en la reaparición del tono muscular o en la realización de determinados movimientos involuntarios.
Referencias bibliográficas:
- Castillo, G. D., & de Jorge, J. L. V. (2015). Anatomía y Fisiología del sistema nervioso central. Fundación Univ. San Pablo.
- Dewey, J. (1896). The reflex arc concept in psychology. Psychological review, 3(4), 357.
- Guyton, A. C., Hall, J. E., Zocchi, L., & Aicardi, G. (2006). Fisiología médica (Vol. 11). Madrid: Elsevier.